La Verneda, territorio de frontera
El barrio conserva dos cruces de término, una tardomodernista y otra neobarroca, que recuerdan el antiguo límite entre Sant Adrià y Barcelona
24 enero, 2023 00:00Noticias relacionadas
Al final de la rambla de Guipúscoa de Barcelona, en el cruce con Extremadura, se perfila a contraluz la silueta de una cruz. Unos metros más abajo, una segunda cruz camuflada entre la vegetación ve la vida del barrio pasar. Y así, de repente, a medio camino entre ambas, me viene a la cabeza una conocida canción de Antonio Molina que alguna vez le oí cantar a mi abuela: “Están clavadas dos cruces…”
Sí, solo que no estoy “en el Monte del Olvido”, sino en la Verneda. Y esas dos cruces tampoco están ahí “por dos amores que han muerto, que son el tuyo y el mío”, sino porque son dos cruces de término: la primera, en la esquina de Guipúscoa con Extremadura, recuerda la frontera entre Sant Martí y Sant Adrià; la segunda, en Gran Via con Extremadura, el límite entre Sant Adrià y Barcelona.
REPRODUCCIÓN DE LA ORIGINAL
La primera, situada al final de Guipúscoa, es una reproducción de la original, de estilo neo barroco y de granito, que data de 1967. Es de piedra artificial y está construida con un doble basamento cilíndrico, el primero hecho de ladrillos a sardinel, y el segundo, más pequeño, de cemento. Sobre este se levanta una columna de hierro de base piramidal rematada por un capitel cuadrado, decorado con cuatro ángeles, que sostiene una cruz de brazos prismáticos. En la parte central destacan dos relieves: en una cara, Jesús crucificado, y en la otra, la Virgen María y el Niño Jesús.
SEGUNDA CRUZ
La segunda cruz de término data de 1944, es de estilo tardomodernista y fue diseñada por Josep Maria Pericas, autor también de la Cruz de la Santa Misión de Sant Pere de Ribes (1942). El parecido entre ambas salta a la vista, aunque en este caso, añadió cuatro pequeñas columnas para delimitar el espacio de la cruz. Pericas, fiel a su manera particular de ver el modernismo, destacó por la fuerte influencia del Norte de Europa que, en este caso, se manifiesta en los dibujos celtas.
Pues sí... Están clavadas dos cruces, pero en el barrio de la Verneda. La de 1944 es símbolo de la resistencia de Sant Adrià a su anexión a Barcelona, en 1929; la de 1967 es un gesto de reafirmación de la independencia y de la identidad adrianense. Y, paradojas de la vida o caprichos del urbanismo, ambas han quedado ubicadas en la parte de la capital catalana.
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