Imagen de Adelf Morales, el propietario de Topik Restaurant/Facebook

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Adelf, el dueño del Topik Barcelona que denuncia los hurtos a los comensales

Los ladrones se hacen pasar por comensales para robar las pertenencias de otras personas en el restaurante

23 octubre, 2023 23:30

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Adelf Morales, dueño del restaurante Topik Barcelona, ha roto el silencio para denunciar una práctica cada vez más habitual en los mesones de la ciudad: el robo a los clientes por parte de los carteristas. El hostelero presencia a diario cómo los ladrones se reinventan y utilizan diversas tácticas para desvalijar a los comensales que acuden a su local.

En conversación con este medio, Adelf relata que esta problemática existe desde años, pero ha detectado "caras nuevas" entre los delincuentes que pasan por su restaurante, situado en el número 199 de la calle València, en el barrio de l'Antiga Esquerra del Eixample. "Antes te abrían la persiana y te robaban, pero es que ahora entran y roban a tus clientes", dice Adelf, a la vez que sentencia que "la inseguridad en Barcelona ha aumentado".

TRES TÉCNICAS DE ROBO

Según este restaurador, los ladrones utilizan habitualmente tres técnicas: una de ellas es sentarse espalda con espalda de un cliente de una mesa y urgar en la chaqueta que tiene colgada. "Suelen entrar dos personas. Uno observa todos los comensales que hay en el recinto y el otro se queda mirando la barra de ostras que tenemos. Piden sitio y buscan una mesa que tenga al lado unos clientes accesibles para robar. El objetivo es hurtar los objetos de la chaqueta de sus víctimas cuando colocan la suya propia detrás de la silla". 

La segunda estrategia --más descarada-- es coger el bolso de su víctima y salir corriendo, sin ni siquiera sentarse. Para ello, suelen aprovechar cuando el local está lleno y el personal atareado. La última es hacerse pasar por sordomudos y usar un papel manuscrito para robar móviles. "Hace unos años, una banda de rumanos solía acercarse a las mesas, simulando ser sordomudos y pidiendo comida. Mientras distraían al cliente, el ladrón ocultaba el móvil que estaba en la mesa bajo el papelito", explica. Tras el número teatral y el despiste, se llevan el teléfono sin levantar sospechas. 

DAÑO A LA REPUTACIÓN

Estos robos frecuentes afectan a la seguridad de los clientes, lo que preocupa cada vez más a Adelf. "A nosotros nos perjudica porque tenemos que atender bien al cliente, tenemos una buena reputación, y si le roban parece que la culpa sea nuestra y luego no quieren volver", protesta. Además, el dueño del restaurante considera que la policía tampoco le brindan un apoyo a largo plazo para devolverle la seguridad a su negocio. "Los Mossos dicen que darán vueltas para vigilar la zona, pero luego lo dejan pasar", expresa. Pese a ello, Adelf enfatiza que estos no son responsables de esta situación. En cambio, afirma que sería "necesario reformar el código penal, ya que no es lógico que alguien que comete robos repetidamente quede impune solo porque el valor de lo robado no supera los 400 euros". 

AUMENTO DE HURTOS

El hurto es el delito más frecuente en Barcelona y se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para políticos, cuerpos policiales y la judicatura. Los hechos delictivos en Barcelona aumentaron un 15% durante el segundo trimestre de 2023 en comparación con el mismo período de 2022, según datos del último balance de criminalidad del Ministerio del Interior. Los hurtos representan el mayor porcentaje, con más de 42.000 robos de este tipo entre enero y junio de este año. 

En España, cuando alguien comete un hurto y el valor de lo robado es inferior a 400 euros, generalmente se trata de un delito menor. Un hurto involucra la apropiación de algo sin recurrir a violencia ni intimidación, a diferencia del robo, que implica el uso de fuerza o amenaza para obtener la posesión de un objeto. Las penas por hurto suelen ser menos severas en comparación con las del robo. En caso de un hurto de menos de 400 euros, las consecuencias pueden incluir multas, antecedentes penales, reparación del daño mediante la restitución o el pago de los objetos robados, y la realización de trabajo comunitario. Como estas sanciones no implican ir a la cárcel, es frecuente que las personas cometan los mismos delitos varias veces.