El lipedema es una enfermedad crónica y poco conocida que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. A pesar de su prevalencia, la falta de conocimiento sobre esta patología provoca que las personas que la padecen a menudo pasan mucho tiempo sin un diagnóstico preciso.
Esta patología puede causar dolor debido a la presión en los vasos circulatorios y afecta principalmente a las extremidades inferiores y, en algunos casos, a los brazos. Se caracteriza por un acúmulo desproporcionado de tejido graso y agua en el tejido subcutáneo. Es importante que las personas con síntomas similares busquen un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado para mejorar su calidad de vida.
El impacto de la dieta
El lipedema ha sido objeto de diversos estudios que sugieren posibles protocolos integrativos para su tratamiento. Se ha demostrado que una dieta adecuada puede regular la inflamación de bajo grado, un factor determinante en esta enfermedad.
"La alimentación y los hábitos de vida juegan un papel esencial en el control de los síntomas del lipedema", señala Beatriz Sala-Besolell, Farmacéutica y dietista integrativa, especialista en nutrición ortomolecular del Instituto Ana Torres en Centro Médico Teknon. Estudios recientes han destacado la importancia de adoptar dietas antiinflamatorias y cetogénicas para acompañar el cambio de hábitos necesario en las pacientes. Muchos profesionales integran ahora el acompañamiento nutricional con la cirugía o el tratamiento conservador, con el fin de optimizar los resultados.
Investigaciones, como la de la Universidad de Tor Vergata, han asociado el mal funcionamiento de la detoxificación hepática con pacientes de lipedema. "Este estudio concluye que las mujeres con ciertos polimorfismos genéticos tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad, debido a la dificultad en la metilación y detoxificación de hormonas y toxinas", explica la especialista.
Consulta nutricional y suplementación
Una consulta nutricional detallada es fundamental para identificar marcadores comunes en pacientes con lipedema, como deficiencias de vitaminas del complejo B (ácido fólico y vitamina B12) y niveles elevados de homocisteína en sangre.
"Una pauta nutricional y de suplementación adecuada puede optimizar la metilación, reduciendo la inflamación de bajo grado y mejorando otros aspectos de la salud como la fertilidad y el estado de ánimo", afirma Beatriz Saña-Besolell.
La vitamina D3 y la microbiota
Además de las vitaminas del complejo B, los niveles de vitamina D3 en sangre deben ser óptimos, no sólo suficientes. "Esta vitamina es esencial para la regulación de la inflamación y el buen funcionamiento del sistema inmunitario, factores clave para la recuperación postquirúrgica y el bienestar general de las pacientes", aclara la especialista en nutrición ortomolecular.
Otro aspecto a tener en cuenta es el equilibrio de la microbiota intestinal. Estudios recientes han mostrado que ciertas cepas probióticas, como Lactobacillus gasseri y Akkermansia muciniphila, pueden tener efectos positivos en la reducción de la grasa corporal y la inflamación intestinal. Promover una alimentación prebiótica que favorezca el crecimiento de estas bacterias beneficiosas puede mejorar significativamente la salud intestinal y general.
Pautas dietéticas
Existen pautas dietéticas utilizadas en la dieta antiinflamatoria que promueven el crecimiento de A. muciniphila, lo que se conoce como alimentación prebiótica. Beatriz Sala-Besolell, Farmacéutica y dietista integrativa, especialista en nutrición ortomolecular del Instituto Ana Torres en Centro Médico Teknon enumera las principales:
● Aumentar el consumo de almidón resistente: tubérculos (boniato, patata), cereales integrales, plátano macho y yuca cocinados y enfriados durante 12 horas.
● Aumentar el consumo de polifenoles como arándanos, frambuesas, granada, uva, cacao puro, frutos secos como sésamo, nueces, almendras, té verde…
● Aumentar las proteínas de buena calidad: huevos bio, pescado de pequeño tamaño, carne blanca o roja ecológica, legumbres…
● Aumentar el consumo de alimentos fermentados: Kéfir de agua o leche de cabra u oveja, kéfir de coco, chucrut, kimchi, kombucha, miso, yogures, quesos frescos y curados, tempeh, tamari, encurtidos, vinagre de manzana sin filtrar, etc.
● Consumir más fibra insoluble: inulina
● Consumir más alimentos ricos en quercetina: trigo sarraceno, manzana, ajo, cebolla, espárragos.
● Aumentar el consumo de grasas buenas como frutos secos, aguacate, pescado azul, aceite de oliva virgen extra, ghee etc.
● Todas estas prácticas harán predominar nuestra microbiota protectora para desplazar a posibles patógenos, aumentarán los niveles de ácido butírico y butirato en nuestros intestinos que se utilizarán como fuente energética para sintetizar más moco y reparar la barrera intestinal.
Las hormonas
Los desajustes hormonales, como el síndrome de ovario poliquístico y la resistencia a la insulina, son factores importantes a considerar en la dieta y suplementación para regular la inflamación. "Mantener una buena glucemia y perfil lipídico, junto con una adecuada función mitocondrial y niveles de vitaminas, es esencial para evitar riesgos asociados al lipedema y mejorar la flexibilidad metabólica", afirma la experta.
Un enfoque integral que combine la alimentación, suplementación y el tratamiento médico puede ser altamente efectivo para manejar el lipedema. La consulta nutricional personalizada y la adopción de hábitos dietéticos saludables son pasos necesarios hacia una mejor calidad de vida para las pacientes.