CBEH con la Comisión Europea
La Cátedra de Estudios de Vivienda lanza un decálogo para afrontar la crisis habitacional en Barcelona
Reclama más inversión, un nuevo marco normativo y un liderazgo público claro para garantizar el derecho a la vivienda
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Dos semanas después de acoger el I Congreso Internacional de Vivienda y Ciudad, la Cátedra Barcelona d’Estudis d’Habitatge (CBEH) lanza un mensaje claro: la crisis de vivienda no se resuelve con diagnósticos, sino con políticas transformadoras.
Fruto de tres años de investigación y del debate generado en el congreso, la entidad ha elaborado un decálogo de propuestas que busca incidir directamente en las políticas públicas de vivienda, tanto en Barcelona como a escala europea.
Póster del I Congreso Internacional de Vivienda y Ciudad
El documento, que ya ha despertado el interés de organismos como el Parlamento Europeo, aterriza en un momento de presión social creciente por el acceso a un hogar digno.
La Cátedra plantea medidas concretas, fundamentadas en evidencia empírica, con una premisa clara: hay que garantizar el derecho a la vivienda como pilar del Estado social.
Más vivienda, menos especulación
Entre las propuestas, destaca la defensa del uso residencial estable por encima de la rentabilidad financiera.
La Cátedra reclama una normativa que frene la especulación y refuerce la función social de la propiedad, incluyendo medidas frente a la concentración inmobiliaria con fines puramente lucrativos.
También plantea ampliar la duración indefinida de la calificación de las viviendas de protección oficial y aplicar incentivos fiscales que penalicen el desvío del parque residencial hacia el uso turístico o temporal.
En este sentido, propone gravar estas viviendas con el IVA correspondiente a actividades económicas, en línea con su uso real.
Hacia una política pública ambiciosa
El decálogo hace una apuesta decidida por una mayor implicación institucional. Reclama que la Unión Europea asuma un liderazgo más activo en materia de vivienda —un ámbito en el que sí tiene competencias, recuerdan—, y pide a las administraciones que superen el tradicional conflicto competencial que frena avances legislativos.
La Cátedra defiende una gobernanza cooperativa y multinivel, en la que los ayuntamientos dispongan de competencias claras y recursos suficientes para abordar el reto desde lo local.
Además, urge a evitar la llamada “parálisis por análisis”: recopilar datos sin traducirlos en decisiones. “Sin financiación suficiente y sin voluntad política, el derecho a la vivienda queda en papel mojado”, advierte el documento.
Más inversión para alcanzar Europa
Una de las claves que apunta el decálogo es la histórica infrainversión pública en vivienda. En España, la inversión estatal apenas alcanza el 0,14 % del PIB, muy lejos de la media europea del 0,6 %.
En Catalunya, la situación es aún más grave: apenas el 0,08 % del PIB. La Cátedra propone fijar líneas de financiación plurianuales, crear fondos específicos para promoción y rehabilitación, y avanzar hacia una fiscalidad justa que premie el uso residencial y penalice el acaparamiento especulativo.
Colaboración público-privada con control público
La colaboración con el sector privado y el tercer sector se contempla como una vía necesaria, pero siempre bajo criterios de equidad y control institucional.
Se plantean fórmulas como el derecho de superficie o las sociedades mixtas de capital público-privado, pero se subraya que deben estar reguladas y con mecanismos de rendición de cuentas claros. El objetivo: ampliar el parque de vivienda asequible sin perder el liderazgo público.
Vivienda, ciudad y salud
El decálogo vincula directamente la vivienda con otros derechos fundamentales, como la salud, el bienestar o la seguridad.
Propone integrar políticas de urbanismo y vivienda para evitar procesos como la gentrificación, la segregación o la turistificación.
Esto incluye reservar vivienda protegida en todo tipo de suelo y regular el alquiler temporal y los usos turísticos.
También plantea nuevos modelos de convivencia, como la vivienda compartida para jóvenes, personas mayores o familias monoparentales, con el objetivo de construir barrios más inclusivos y cohesionados.
Una hoja de ruta para actuar
La Cátedra entregará el documento a sus patronos —la Generalitat de Catalunya y el Ajuntament de Barcelona— y a diversos agentes del sector, con la esperanza de que sus propuestas no queden archivadas, sino que se transformen en normas, inversiones y acciones concretas. El decálogo, subrayan, es una invitación a dejar atrás la retórica y pasar a la acción.
“La vivienda no es solo un bien de mercado. Es un derecho que estructura nuestras ciudades, nuestras vidas y nuestras oportunidades”, resumen desde la dirección de la Cátedra.