Un comercio del centro: "Intentamos salvar la terraza, pero nos caía de todo encima"
El establecimiento Sr. Bocata, situado en plaza Urquinaona, asegura que perdió hasta el 80% de su facturación
22 octubre, 2019 00:00Noticias relacionadas
“El viernes cerramos cuando ya no se podía aguantar más. Cuando vimos a la gente correr, que se tiraban de todo y cuando varios manifestantes vinieron a refugiarse a nuestro bar. Intentamos salvar la terraza, pero nos caía de todo encima”. Así es cómo Erika Da Costa recuerda a Metrópoli Abierta el instante en el cual ella y su compañera Jessica Góngora cerraron el bar Sr. Bocata el viernes pasado. Uno de los comercios de plaza Urquinaona que se vieron ese día rodeados de llamas y que ya han registrado cuantiosas pérdidas.
Esta realidad se ve reflejada en los datos. Según ha contado este lunes a Metrópoli Abierta el director general del Gremi de Restauració, Roger Pallarols, la caída del consumo en bares y restaurantes en el conjunto de Barcelona desde que se conoció la sentencia del procés es de “un 50 o 60%”. Pero en las zonas donde se han producido los disturbios (Vía Laietana, plaza Urquinaona, Eixample o Ciutat Vella) el panorama es aún peor. “Estos bares y restaurantes es como si llevaran una semana sin trabajar”, apunta Pallarols y añade: “70 terrazas de la ciudad han sufrido algún desperfecto”.
BAJADA DE LA FACTURACIÓN
Las trabajadoras de Sr. Bocata solo pudieron salvar dos sillas y las sombrillas de la terraza. El resto se convirtió en ceniza. Y eso ha hecho caer en picado la facturación del establecimiento. “El 80% de las ventas vienen de la terraza, por lo que desde el viernes tenemos pérdidas diarias del 80%”, indica Da Costa al hablar de una caída que también se materializa en otros comercios de la zona.
Beatriz Notario, farmacéutica de la Farmàcia Urquinaona, señala que no solo notarán la caída del consumo de la semana pasada, también de la que puede llegar “si el conflicto continúa y, en consecuencia, baja más el turismo”. El propietario del quisco de la plaza, Timur R., ya ha registrado en tres días unas pérdidas de aproximadamente de 3.000 euros. Y otro comercio situado en la calle Roger de Llúria con Casp tenía previsto una facturación baja para el viernes, pero "acabó siendo una facturación cero". "El descenso de clientes ha sido importante toda la semana. Pero solo el hecho de tener que cerrar el viernes ya implicó unas pérdidas de 3.000 euros. Esperamos recuperarnos cuando todo vuelva a estar en calma”, dice unas de las propietarias del comercio. No ha querido compartir su nombre con Metrópoli Abierta por miedo a sufrir represalias.
Desde la plataforma Barcelona Oberta, que engloba a distintos establecimientos y ejes comerciales de la ciudad, confirman esta fatídica tendencia que vive parte de Barcelona. Su presidente, Gabriel Jené, ha cifrado la caída de la facturación entre un 30 y un 40%.
LA DECISIÓN DE CERRAR
Las trabajadoras de Sr. Bocata optaron por cerrar el bar cuando vieron que algunos manifestantes se “refugiaban” en el establecimiento. “Fue allí cuando nos dimos cuenta de la gravedad de la situación. Se quemó toda la terraza. Cuando intentamos cerrar la persiana, también nos caía de todo. Un radical nos ayudó cuando vio que no podíamos. Y el sábado por la tarde volvimos a cerrar porque vimos que podía repetirse lo del viernes”, admite Góngora al tiempo que una clienta habitual entra por primer día desde el viernes a saludarlas. "¡Qué miedo he pasado por vosotras!", exclama.
El quiosco de Urquinaona tuvo que bajar sus persianas antes de que las llamas, las pelotas de goma y foam, los petardos y los gases lacrimógenos se adueñaran de la plaza. “El jueves ya no pudimos abrir porque, como habían quemado el transformador, no pudimos ni levantar la persiana”, dice su propietario, Timmr R., que al mismo tiempo recuerda que el viernes casi “se quema” el quiosco. Asegura que de no ser por el grosor de los cristales, hubiese ardido todo porque, además de que parte de su interior es de madera, las revistas y diarios “prenden como una cerilla”. “Existe el derecho a manifestarse, pero no el derecho a dejar la ciudad en llamas”, sostiene y, acto seguido, agrega: “¿Qué culpa tenemos los autónomos?”
EXPECTATIVAS
Las expectativas no son positivas para la mayoría de los comercios de la plaza con los que ha hablado este lunes Metrópoli Abierta. Las trabajadoras de Sr. Bocata reconocen que su jefe no quiere comprar más inmobiliario para la terraza hasta que “se acabe el follón”. Y Belca, empleada de La Casa de las Lámparas, cuyo escaparate está atestado de pintadas que dicen ACAB (All Cops Are Bastards) o Puta España, asegura que ella no va a limpiarlas porque “los que las han pintado volverán a hacerlo”.
Por su parte, el comercio situado en calle Roger de Llúria con Casp espera enviar un mensaje tranquilizador a sus clientes y que, poco a poco, la estabilidad vuelva a este punto del centro de Barcelona. “Intentamos sacarles el miedo a bajar al centro, transmitirles normalidad enviándoles promociones a través del WhatsApp y el email”, sentencia una de sus propietarias.