Cientos de personas se concentran frente a Casa Orsola ante el inminente desalojo de su primer inquilino

Cientos de personas se concentran frente a Casa Orsola ante el inminente desalojo de su primer inquilino Ángela Vázquez

El pulso de la ciudad

El propietario de Casa Orsola de Barcelona se plantea vender la finca tras años de "insultos y ataques"

En una carta abierta, Albert Ollé ha denunciado la campaña de desprestigio que ha sufrido durante los últimos tres años

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El propietario de Casa Orsola de Barcelona, Albert Ollé, está al borde de ceder a las presiones. "Después de recibir todo tipo de insultos y ataques, supongo que finalmente acabaré vendiendo la finca", ha admitido en una carta abierta este lunes, 3 de febrero.

Ollé ha denunciado “la criminalización” que ha sufrido durante los últimos tres años, “con ocupaciones, vandalismo y campañas de desprestigio” que han dañado un patrimonio modernista como Casa Orsola.

La misiva se ha hecho pública apenas unas horas después de la noticia del aplazamiento del desahucio de Josep, el primero de los inquilinos que deben ser desalojados de la finca, hasta el 18 de febrero.

Acuerdos con inquilinos

El propietario ha explicado que casi todos los inquilinos se dirigieron a él para llegar a una solución, como el caso de Josefa, que renovó su contrato por 450 euros mensuales.

Otro vecino de Casa Orsola, después de haber sido pillado "introduciendo okupas en la finca," recibió una renovación del contrato cuando su padre intercedió por él.

Carga contra el inquilino

En la carta, ha criticado la posición que ha tomado Josep Torrent, el inquilino al que está previsto que desalojen el próximo 18 de febrero. Ollé ha asegurado que nunca quiso hablar con él y siempre lo hizo a través del Sindicat de Llogateres.

Según ha revelado, el inquilino le exigió un alquiler de 700 euros sin subidas durante siete años, en un ático con 60 metros de terraza.

"A pesar de presentarse como víctima, disfruta de una estabilidad con la que otros muchos inquilinos de Barcelona ni sueñan”, ha criticado.

Los "verdaderos buitres"

Ollé ha advertido que, paradójicamente, si termina vendiendo la casa los inquilinos pueden encontrarse con un "auténtico buitre no tendrá ningún interés en preservar el patrimonio ni en encontrar acuerdos".

"Yo, en cambio, solo quería mantener de forma sostenible un edificio modernista que forma parte de la historia de Barcelona", se ha defendido.