Los vecinos de la Bonanova, aterrados por las amenazas de los okupas violentos de la Ruïna
Los residentes de la zona tienen miedo de que cumplan con sus amenazas y que hagan arder el barrio si los desalojan
24 marzo, 2023 00:00Noticias relacionadas
Los vecinos de la Bonanova están aterrados por las amenazas de los okupas violentos de la Ruïna y El Kubo, dos edificios situados en la calle de Sant Joan de la Salle, en el corazón de Sant Gervasi-La Bonanova. Metrópoli ha podido hablar con los residentes de la zona, que han explicado el miedo que tienen de que cumplan con sus palabras y que hagan arder el barrio si los desalojan.
Los Mossos d'Esquadra tenían que ejecutar la desocupación este jueves de madrugada, pero han reculado a último momento. Desde el Ayuntamiento no han querido hacer ningún tipo de declaración sobre el porqué de este cambio de decisión. Los vecinos sospechan que el consistorio se ha sometido a las amenazas de los okupas: "Si la Ruïna cae, el barrio arde", dicen en un comunicado, en el que se autodefinen como "la resistencia anarquista en el barrio burgués de Barcelona".
EL AYUNTAMIENTO CEDE
Daniel Sirera, alcaldable del Partido Popular, explica en unas declaraciones a este medio que el Ayuntamiento está cediendo al chantaje de los delincuentes. "Esto no es una práctica democrática. Pido a Ada Colau y a las instituciones que cumplan la ley. Los okupas no son bienvenidos en esta ciudad y no podemos aceptar amenazas a la justicia y a la policía de que van a quemar el barrio. Tienen que ser desalojados cuanto antes por la seguridad de los vecinos".
Albert Batlle, teniente de alcalde de Seguridad y regidor de distrito, en el consejo de barrio del miércoles, se refirió a los antisistemas de la Ruïna como "unos salvajes" y que su presencia en la Bonanova es uno de los problemas más graves a los que se afronta el distrito. Además, prevé una batalla campal el día del desalojo, según explica Betevé.
Los colectivos antisistema de la Ruïna, que se han negado a hacer ningún tipo de declaración a Metrópoli, han difundido un informe en Twitter. Son conscientes de que no son bienvenidos en el barrio, pero les da igual. "Creemos necesario tener presencia y okupar espacios donde no nos quieren. No nos vamos a ir, vamos a defender nuestras casas y nuestros centros sociales como si de una trinchera se tratara", dice el comunicado, en el que sacan pecho de las actividades sociales que han hecho a lo largo de estos años.
AMENAZAS A LOS VECINOS
Lo que se olvidan de comentar en el comunicado es el infierno que están haciendo vivir a los vecinos, que están aterrados por su presencia y sus amenazas. "Tenemos las llaves de vuestras casas", dice uno de los carteles que tenían colgados en la fachada del edificio. Los antisistema no dudan en increpar a los vecinos que pasean por la zona, a los que insultan llamándoles fachas y cobardes, tal como ha podido comprobar este medio.
Su incivismo no se queda solo en insultos y carteles amenazadores. Tal como explica una trabajadora de la zona, ha sufrido amenazas: los anticapitalistas le han dicho que van a okupar su oficina si los Mossos d'Esquadra consiguen desalojarlos. El calvario de esta mujer y sus compañeros de trabajo empezó hace un año y medio, cuando los okupas comenzaron a lanzarles heces y comida podrida cuando estaban haciendo eventos en la terraza del bloque comercial.
INCENDIO Y OKUPACIÓN
"También nos amenazaban para que no llamáramos a la policía. Nos decían que si lo hacíamos nos quemarían el edificio o nos lo ocuparían", lamenta la joven. Marta, un nombre anónimo para preservar si anonimato, ha aprovechado la ocasión para remarcar que en varias ocasiones les dejaban excrementos restregados en la puerta. Al final, era la señora de la limpieza quien tenía que limpiarlo. La asistenta le pidió a los okupas que tuvieran empatía con ella, una mujer obrera que tenía que limpiar las consecuencias de los anticapitalistas que tanto "defienden" a la clase trabajadora.
A pesar de la charla con la limpiadora, siguieron con los actos incívicos, que cesaron hace poco más de un año. Lo que no cesaron fueron las amenazas de okupación e incendio: las más recientes a este bloque comercial han sido hace aproximadamente un mes, cuando la Ruïna recibió el aviso de desalojo. Un vecino les dijo que lo más responsable que podían hacer era irse de ahí, ya que causaban muchas molestias en el barrio.
VUELVEN LAS AMENAZAS
Los okupas no se tomaron muy bien esta crítica y entonces volvieron las amenazas. Los trabajadores, ante el miedo de que cumplieran con sus palabras, contrataron a vigilantes de seguridad nocturnos para la noche del miércoles al jueves, que era cuando se tenía que hacer el desalojo. "Teníamos miedo de que entraran por el balcón y que destrozaran las instalaciones", concluye Marta.
Esta joven no es la única que ha sufrido las consecuencias de estos antisistema. Otra comerciante de la zona cree que son los responsables de los actos vandálicos que se hicieron en las puertas de su negocio y a los coches aparcados que hay en la acera de delante. "Nunca hemos tenido la certeza al 100% de que hayan sido ellos, pero son las únicas personas que se nos ocurren, y más teniendo en cuenta los episodios que se han vivido en el barrio", lamentan.
MIEDO E IMPOTENCIA
Otra vecina, que ha querido preservar su anonimato, confirma que solo le dan problemas. "No es justo que vivan gratis a costa nuestra. Aquí todos nos ganamos la vida honradamente, pero encima del incivismo y de los múltiples problemas que generan, ahora nos amenazan con quemar el barrio. Obviamente, tenemos miedo y sentimos impotencia", concluye la mujer.
Los okupas de la Ruïna se perciben como víctimas de un sistema capitalista que "les oprime" y no como verdugos, a pesar de que han conseguido sembrar el pánico en la Bonanova y no dudan en insultar y hacer la vida imposible a los residentes que no comparten su manera de vivir ni sus ideas. Los afectados quieren que desalojen los edificios, pero a la vez tienen miedo de las consecuencias que esto pueda suponer para el barrio.
Ninguno de los vecinos entrevistados por Metrópoli se ha atrevido a dar su nombre por las posibles represalias de los antisistema, que celebran que "el miedo haya cambiado de bando".