
Autoescuela "La estrella" en L'Hospitalet de Llobregat
Alicia, dueña de una autoescuela "al límite" de L'Hospitalet: "Llevo desde los 5 años aquí y nunca he visto algo así"
El principal problema para ella y sus compañeros del sector es la falta de examinadores, así como la escasez de personal administrativo por parte de la DGT
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Con apenas cinco años, ya pasaba las tardes en la autoescuela de su madre, rodeada de papeles y trámites. Alicia ha crecido en el mundo de la formación vial, una empresa familiar que comenzó su madre hace más de 50 años y que, con el tiempo, dio paso a un segundo local justo en la calle de al lado.
Hoy en día Alicia, junto a sus dos hermanos, mantiene el negocio con 37 años de historia en Bellvitge, un barrio de L'Hospitalet de Llobregat.
Sin embargo, lo que antes era una empresa familiar estable, hoy es un desafío constante "Llevo desde los cinco años aquí y nunca había visto algo así", asegura la propietaria a Metrópoli.

Autoescuela "La Estrella" en L'Hospitalet de Llobregat
Su autoescuela, al igual que muchas otras también pequeñas en Barcelona y sus alrededores, enfrenta obstáculos administrativos, la falta de examinadores y una "competencia desigual" frente a las grandes cadenas.
"Pedimos que nos asignaran al menos cuatro exámenes por centro, y nos dijeron que no porque perjudicaría a las grandes", comenta.
Lucha contra la burocracia
El principal problema para ella y sus compañeros en el sector es la escasez de personal administrativo por parte de la DGT.
Antes, el sistema de cupo por profesor les permitía organizarse mejor. “Con dos profesores, podíamos presentar seis alumnos por ciclo; ahora, con tres profesores, solo podemos presentar tres exámenes.”
Esto provoca largas listas de espera para los alumnos, que a menudo no entienden por qué no pueden examinarse a tiempo, “Los alumnos creen que la culpa es nuestra, pero ¿qué hacemos si no nos dan más exámenes?”, lamenta.

Imagen de archivo autoescuela
Falta de examinadores
La situación empeora con la falta de examinadores. “Nos dicen que van a venir 20, pero si se van 24, ¿qué hemos ganado?”, explica Alicia. Además, muchos de los examinadores que llegan piden traslado rápidamente, ya que “vivir en la capital catalana es carísimo”.
A esto se suman las "deficiencias técnicas y burocráticas" que complican aún más el panorama. “Hoy no funciona el sistema, mañana el registro está caído, envías un correo y tardan meses en responderte.” Esta ineficiencia contribuye al colapso del sistema.
Desigualdad entre grandes y pequeñas
Mientras las pequeñas luchan por conseguir exámenes, las grandes apenas se ven afectadas. “A las grandes les da igual, pueden coger alumnos, aunque solo puedan hacer una o dos prácticas por semana”, comenta Alicia.
En su autoescuela, sin embargo, insisten en que las clases sean diarias para ofrecer una formación de calidad.

Autoescuela "La estrella " en L'Hospitalet de Llobregat
La distribución de exámenes también es desigual. "A una autoescuela con 10 profesores le asignan 60 exámenes al mes, tres por profesor. A las pequeñas, solo uno por cada 12 alumnos en espera", denuncia la afectada.
Cuando intentaron pedir que al menos se les asignaran cuatro exámenes por local, la respuesta fue negativa: “Nos dijeron que no, porque eso perjudicaba a las grandes”, añade.
"La Federación no está haciendo su trabajo"
Muchos en el sector esperaban que la Federación de Autoescuelas fuera un aliado en esta lucha, pero sienten que no están siendo representados. “Para eso pagamos una cuota, pero no están haciendo su trabajo”, reclama Alicia.
Mientras que en otras provincias la situación es mejor, en Barcelona la crisis se agrava sin que lleguen soluciones.
La posibilidad de cerrar el negocio es una preocupación constante para la familia. Lo más frustrante, dicen, es que "no es por falta de trabajo".
Los fallos del sistema CAPA
La frustración es cada vez mayor entre los profesionales del sector desde que se implementó el CAPA, un nuevo sistema que asigna un número determinado de plazas para los exámenes prácticos según el porcentaje de aprobados de cada centro.

Autoescuela "La Estrella" en L'Hospitalet de Llobregat
Este método, según Alicia, "ha agravado aún más la desigualdad" y ha generado incertidumbre entre las pequeñas empresas del sector.
Más allá del negocio, los alumnos son otros de los grandes perjudicados, con esperas interminables y prácticas que no siempre son suficientes. “Tuve un caso de un alumno que estuvo un mes y medio sin carnet por un error en el trámite. Eso no se puede permitir”, recuerda Alicia.

Autoescuela "La Estrella" en L'Hospitalet de Llobregat
Más de tres meses de espera y 50.000 alumnos afectados
La situación en Barcelona está pasando por un momento crítico. Sacarse el carnet de conducir se ha convertido en un "verdadero ejercicio de paciencia".
La acumulación de aspirantes ha provocado que los tiempos de espera para empezar las prácticas se alarguen hasta tres o incluso cuatro meses.
Hoy en día, alrededor de 50.000 alumnos están esperando para poder comenzar las prácticas de conducción, y solo hay 70 profesores disponibles en toda la provincia.
Esta falta de personal ha puesto aún más presión sobre las pequeñas autoescuelas, que ven cómo las grandes cadenas "siguen funcionando con mayor facilidad y sin tantas limitaciones".