Vista panorámica de Sant Cugat

Vista panorámica de Sant Cugat Ayuntamiento de Sant Cugat

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Sant Cugat, hogar adoptivo: por qué los 'expats' eligen vivir en uno de los municipios más caros de Catalunya

Altos sueldos, calidad de vida y buena conexión con Barcelona explican el auge de residentes extranjeros en Sant Cugat, donde cada vez más voces locales denuncian un mercado de alquiler colapsado y poco accesible

El alquiler en Sant Cugat, al límite: los expats se adueñan de un "mercado inaccesible" para los locales

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La situación de la vivienda en Sant Cugat del Vallès está cambiando, y no solo en cifras.

La transformación del mercado de alquiler en el municipio tiene rostro, idioma y origen extranjero.

Cada vez más profesionales internacionales —los llamados expats— se instalan con sus familias en uno de los enclaves residenciales más codiciados del área metropolitana, atraídos por su entorno, sus servicios y su proximidad con Barcelona.

Vista panorámica de Sant Cugat del Vallès, el municipio más rico de Cataluña

Vista panorámica de Sant Cugat del Vallès, el municipio más rico de Cataluña

La llegada de este perfil, altamente cualificado y con poder adquisitivo, está reconfigurando el mercado inmobiliario y alimenta una pregunta de fondo: ¿quién puede permitirse hoy vivir en Sant Cugat?

Perfil internacional, renta alta y nuevas demandas

Como ya se detalló en Metrópoli hace unas semanas, según un informe anual de Amat Immobiliaris, en 2024, el 42 % de los nuevos contratos de alquiler en Sant Cugat fueron firmados por personas de nacionalidad extranjera. Un año antes, el porcentaje era la mitad.

La mayoría procede de Europa occidental o de Estados Unidos, y su llegada está ligada al auge de multinacionales tecnológicas y farmacéuticas con sedes en el Vallès Occidental.

Estos nuevos inquilinos suelen contar con contratos internacionales, sueldos altos y asistencia inmobiliaria personalizada.

Vista aérea de Sant Cugat

Vista aérea de Sant Cugat ON-VIURE Sant Cugat

Es el caso de Heather, que llegó a Sant Cugat en 2022, poco después de aceptar un puesto como responsable de sostenibilidad en una multinacional farmacéutica con sede en el Parc de l’Alba.

A sus 42 años, acumula tres traslados por Europa, pero esta vez se ha mudado con su pareja y sus dos hijos, de 6 y 9 años.

Vivieron un mes en un apartamento provisional en Les Corts mientras buscaban vivienda definitiva. El criterio era claro: buen acceso a la escuela internacional donde ya habían reservado plaza, transporte público eficaz y una zona tranquila.

Acabaron alquilando una planta baja en Can Mates por 2.800 euros al mes.“Había muchas opciones sobre plano, pero casi nada disponible para entrar ya, las visitas se cerraban al minuto”, recuerda.

Este perfil de extranjero accede con rapidez a un mercado limitado y muy competitivo. Sant Cugat se presenta como una opción ideal para quienes buscan seguridad, servicios, escuelas internacionales y proximidad a Barcelona.

Chris, otro residente en Sant Cugat, trabaja para una empresa tecnológica con sede en Ámsterdam. Vive desde hace tres años en una casa adosada de Valldoreix, junto a su pareja.

“Nos gustó la idea de vivir fuera de la ciudad, aunque seguimos muy conectados a Barcelona por trabajo. Elegimos Sant Cugat más por descarte que por entusiasmo: aquí podíamos encontrar algo amplio, con espacio, sin sentir que vivíamos encima de otra gente”, cuenta. Su alquiler, de 3.200 euros al mes, lo pagan a medias.

La consecuencia es, como apuntó a este medio el director general de Amat Immobiliaris, Guifré Homedes Amat, un mercado inmobiliario cada vez más segmentado por nivel de renta, donde los residentes locales quedan en clara desventaja.

Entre la integración y la distancia

La llegada de nuevos vecinos también reconfigura las dinámicas sociales. Algunos se esfuerzan por integrarse: aprenden catalán o castellano, participan en fiestas locales y se relacionan con el entorno.

En su día a día, Heather no suele salir del circuito habitual: colegio, oficina, supermercado, grupos de WhatsApp de padres y padres y alguna cena puntual con colegas del trabajo (también expatriados).

“Hay una red muy establecida. Si necesitas pediatra, pintor o recomendación de clases extraescolares, lo encuentras en inglés”, explica.

Zonas como Valldoreix o Mira-sol, con urbanizaciones y viviendas unifamiliares, concentran buena parte de esta nueva residencia internacional.

La interacción vecinal es limitada y la rotación frecuente. Esta dualidad se refleja en escuelas, comercios y equipamientos públicos, donde crece la demanda de servicios en inglés y la oferta bilingüe.

“Nunca he tenido una conversación larga con ningún vecino. No porque no quiera, sino porque no se da. La verdad es que todo lo que necesito está ya cubierto dentro de mi entorno”, admite.

Aunque sus hijos están empezando a entender catalán, en casa solo se habla inglés. Heather no sabe si seguirán mucho más tiempo. “Barcelona está muy bien para una temporada. Pero no sé si es donde nos quedaremos”.

Chris, por su parte, no es especialmente activo en la comunidad internacional del municipio. No tiene hijos, ni participa en grupos de expats.

Una plaza concurrida de Sant Cugat del Vallès

Una plaza concurrida de Sant Cugat del Vallès Visit Sant Cugat

Pero reconoce que vive en una especie de limbo cultural. “No estoy integrado, pero tampoco aislado. Es como si flotáramos en medio. Me gustaría hablar mejor el idioma, pero tampoco lo necesito. En mi día a día todo se puede hacer en inglés”.

Sí le preocupa, sin embargo, el impacto que su perfil genera. “Tengo claro que, si nosotros podemos pagar esto, alguien más no puede. Y me incomoda un poco, aunque no sé qué hacer con esa sensación”, reconoce. “Supongo que este tipo de contradicciones forman parte de lo que significa moverse de un país a otro con ciertos privilegios.”

Vivienda de lujo y revalorización del suelo

El fenómeno expat no se limita al alquiler. También impulsa la compraventa de viviendas de alto standing. Según el ya citado informe anual, Sant Cugat concentra el 16,5 % de la obra nueva del Vallès Occidental.

La mayoría de operaciones se sitúa por encima del millón de euros, especialmente en chalets y solares edificables.

Interior de una vivienda en Sant Cugat del Vallès / ARQUITECTURA DESIGN

Interior de una vivienda en Sant Cugat del Vallès / ARQUITECTURA DESIGN

Este crecimiento contribuye a la revalorización del suelo y a la consolidación de un mercado residencial de lujo, mientras la vivienda asequible sigue en retroceso.

En este caso, los compradores internacionales y nacionales de alto poder adquisitivo dominan el nuevo ciclo.

Nuevas pertenencias, viejas tensiones

Para los propietarios, los expats son el inquilino ideal. Pagan más, generan menos conflicto legal y no suelen acogerse a ayudas o protecciones.

Para buena parte de los vecinos, sin embargo, su llegada implica un nuevo factor de presión. No por lo que hacen, sino por el tipo de mercado que alimentan.

Ya lo ilustró Homedes. "Una pareja de empresarios franceses no va a declararse como arrendatario vulnerable, es muy poco probable", ejemplificó el director, que remarcó que las familias locales con hijos quedan "al final de la cola" cuando se trata de acceder a la posibilidad de alquilar en el municipio del Vallès, por su situación socioeconómica menos estable. 

Los próximos desarrollos urbanísticos —como el Parc de l’Alba, que prevé más de 5.000 viviendas, un 30 % de ellas protegidas— podrían ofrecer algo de alivio. Pero su impacto no será inmediato.