Ana Ruiz, propietaria de la croissantería Héctor de Gavà

Ana Ruiz, propietaria de la croissantería Héctor de Gavà Luis Miguel Añón

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Ana, de clienta fiel a salvar la croissantería más histórica de Gavà: "Las recetas de Carmen son las que más funcionan"

La vecina de Viladecans, usuaria de toda la vida, ha devuelto a la vida un emblema del comercio local manteniendo intactas las recetas, el mostrador... y el alma que Carmen Contreras forjó durante casi 40 años

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A las 7:30 de la mañana del 22 de julio de 2024, la Rambla de Gavà volvió a oler a croissants recién hechos.

Como si el tiempo se hubiera detenido, la croissantería Héctor reabrió sus puertas tras medio año de silencio.

Pero algo había cambiado: tras el mostrador ya no estaba Carmen Contreras, su fundadora y alma mater durante 38 años, sino Ana Ruiz, una viladecanenca decidida a seguir al pie de la letra las instrucciones de su predecesora. Literalmente.

Los famosos 'minis' de la croissantería Héctor de Gavà

Los famosos 'minis' de la croissantería Héctor de Gavà Luis Miguel Añón

En la cocina, colgada con un trozo de celo en la pared, sigue una hoja arrugada y manchada con la receta que ha saciado meriendas gavanenses durante casi cuatro décadas.

La dejó Carmen. “Seguimos exactamente lo que ella nos enseñó, hasta usamos la misma marca de orégano en las pizzas”, cuenta Ana con una mezcla de orgullo y vértigo.

Porque lo que ha hecho esta exclienta en paro, sin experiencia previa como propietaria de un negocio, no es poca cosa: asumir el legado de uno de los pocos comercios históricos que aún resisten en la Rambla.

Un traspaso con receta incluida

La croissantería Héctor bajó la persiana el 31 de diciembre de 2023. Carmen se jubilaba sin relevo generacional y con la certeza de que no entregaría su negocio a cualquiera. “Recibió decenas de propuestas”, relata Ana.

“La mía fue la única que planteaba seguir con el mismo producto, el mismo nombre y el mismo espíritu”. Y Carmen lo vio claro.

El traspaso se firmó el 21 de junio. Un mes después, con el Instagram reactivado y un vídeo viral en marcha, la expectación era tal que el primer día hubo colas de más de una hora.

Una bandeja de los 'minis' de la croissantería Héctor recién hechos

Una bandeja de los 'minis' de la croissantería Héctor recién hechos Luis Miguel Añón

“Yo no me lo creía. El mostrador se vaciaba cada hora. Solo esa semana vendimos 12.000 minis”, recuerda Ana, aún asombrada por la respuesta. “Fue una locura la cantidad de mensajes que nos llegaron”.

“Te lo dije”

Carmen no solo traspasó el local, también dedicó un mes entero a enseñar todos los entresijos a Ana, desde la receta de los croissants hasta la agenda de proveedores.

Sigue pasando a menudo, como clienta o como consejera espontánea. “Siempre me decía: ‘Esto me ha funcionado 38 años’. Y ahora, cada vez que viene, suelta: ‘Te lo dije’”, ríe Ana. “Seguimos en contacto cada semana”.

La confianza entre ambas fue instantánea. Ana no tuvo ninguna duda desde el primer contacto. “Estudié en Gavà, conocía la Héctor desde siempre. Y cuando vi que se traspasaba, supe que tenía que intentarlo. Con el apoyo de mi familia, me lancé”.

Preparación de los 'minis' de la croissantería Héctor de Gavà

Preparación de los 'minis' de la croissantería Héctor de Gavà Luis Miguel Añón

Así fue. Cuando supo que Carmen buscaba relevo, fue a por la oportunidad. “Me cambió la vida. Desde el primer día dejé las pastillas que tomaba por la depresión. Ser propietaria del Héctor me revivió. Desde ese día no me he vuelto a tomar una pastilla”.

Misma masa, nuevos tiempos

Aunque el espíritu sigue siendo el mismo, Ana ha introducido algunos toques contemporáneos: croissants rellenos de pistacho o chocolate, cookies caseras... “Nos hemos modernizado un poco, pero las recetas de Carmen, los minis y las pizzas, son las que más funcionan”.

Y también los más vigilados. Desde el orégano hasta la harina, todo sigue siendo exactamente igual. El negocio ha recuperado su clientela de siempre —“Mucha gente venía por Carmen, porque la conocían de toda la vida”— pero también ha sumado savia nueva. “Ahora vienen muchos jóvenes. Hay mezcla, y eso me encanta”.

Resistir entre gigantes

Reabrir una croissantería artesanal en una rambla invadida por macropanaderías no es un acto de ingenuidad, sino de coraje.

Ana lo sabe. “Siempre queda algo de miedo. Pero cada día que pasa, veo que la decisión fue la correcta”.

En tiempos de franquicias clónicas y escaparates sin historia, que una hoja manchada con celo siga dictando cómo se hacen los croissants de toda una comarca es, simplemente, una buena noticia.