Exterior del Quimet d'Horta, un bar de ciudad con alma de pueblo

Exterior del Quimet d'Horta, un bar de ciudad con alma de pueblo Quimet d'Horta

Horta - Guinardó

"No es ni será nunca Barcelona": el barrio con alma propia que conserva un bar centenario único

El Quimet d'Horta, fundado en 1927, forma parte de la historia de la zona, que conserva tesoros que te permiten desconectar del ajetreo de la ciudad

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En un grafiti (ya desaparecido) de la calle de Pere Pau se podía leer: "Horta no es ni será nunca Barcelona". Algo de razón tenía.

Negocios como el Quimet d'Horta, que resiste en la plaza de Ibiza desde 1927, hacen que el barrio recuerde a la vida de pueblo. El bar es toda una "institución", un pedazo de la historia de la zona que aleja a sus visitantes del ajetreo de la capital catalana.

"El bar del loro"

Retrocedamos a abril de 1927. Aquel año, el matrimonio formado por Rosita Not y Quimet Carlús levantó la persiana de este local que, en sus inicios, era conocido popularmente como "el bar del loro". ¿El motivo? Juanito, un loro gris de cola roja.

El animal, con su talento para imitar el silbido del revisor del tranvía, divertía a los parroquianos y hasta anunciaba la salida del 46, que tenía parada justo en la puerta.

Unos bocadillos del Quimet d'Horta en una imagen de archivo

Unos bocadillos del Quimet d'Horta en una imagen de archivo

Los mejores bocadillos desde el primer día 

En pocas semanas de vida, el Quimet ya logró cautivar a todos sus visitantes con sus increíbiles bocadillos. Hoy, casi 100 años después, dicen que aquí se preparan las mejores chapatas de Barcelona. No es un rumor. Y hay para todos los gustos.

El Quimet tiene una carta de 95 bocadillos (40 de ellos, elaborados con tortilla) y bikinis, además de ensaladas, tapas únicas como el Huevo de Horta y también opciones para veganos.

Un "hervidero" del barrio 

Durante décadas, el Quimet de Horta fue mucho más que un sitio para echar un trago y comer algo. Fue sede de la Unión Atlética de Horta, de la Unión Ciclista de Horta y del Club de Ajedrez Alfil.

Y hasta los 80, era habitual ver partidas de ajedrez, parchís y dominó entre sus mesas de mármol. Un hervidero de barrio, de gente que se reunía a pasar el rato.

Exterior del Quimet d'Horta

Exterior del Quimet d'Horta IS

Cambio de manos

En 1955, el bar pasó a manos de Jaime Jalmar Pujol, quien supo mantener el espíritu del lugar. Y en 2006, su hijo, Josep Lluís, tomó las riendas, recuperando detalles originales como las puertas antiguas y el suelo característico.

Fue él quien convirtió al Quimet en un local para todos. También el responsable de la colección de botellines que decora las paredes del bar: más de 3.000 piezas de licores de todo el mundo.

Colección de botellines del Quimet d'Horta

Colección de botellines del Quimet d'Horta

Un punto de encuentro para todas las generaciones

Hoy, el Quimet de Horta es un punto de encuentro en el barrio. Desde los niños que se toman un Cacaolat al salir del colegio, hasta las señoras que meriendan un bikini y un café con leche, pasando por los obreros que se toman un respiro y, cómo no, por los barceloneses que se adentran en Horta en busca de lo auténtico.

Aquí se estila el ambiente de barrio de antes: charla animada y gente de toda la vida, mañana de café con leche y bocata, tarde de tertulia y merienda, noche de tapa y cervecita, y domingo de vermut.

En el Quimet de Horta, el ritmo se pausa y la vida te da una tregua para disfrutar con solera del momento, rodeado de historias del pasado. Sentados en la terraza, confirmaréis que "Horta no es ni será nunca Barcelona".