El referéndum previsto para el 1 de octubre (y suspendido cautelarmente por el Tribunal Constitucional) ha agitado toda la órbita política. De hecho, ha llegado a interferir incluso en la agenda municipal con el aplazamiento del pleno y la suspensión sine die de varias audiencia públicas y consells de barri. Sin embargo, el mandato de los comuns avanza y la alcaldesa Ada Colau todavía tiene una serie de puntos a resolver, antes que el calendario electoral se le eche encima y los grupos de la oposición suban una marcha más en el tacticismo político para bloquear cualquier acción/legado de Gobierno.
1. El Tranvía por la Diagonal: Si bien la conexión de la infraestructura por la arteria de Barcelona era una de las medidas estrella del programa electoral de Barcelona en Comú, ésta ha perdido fuelle por el freno de mano que le ha echado toda la oposición, así como la falta de empuje del propio Gobierno municipal en el asunto (según denuncian organizaciones vecinales como la FAVB). En este primer trimestre Colau deberá resolver la cuestión de las alianzas políticas si realmente quiere conectar las plazas de Francesc Macià y les Glòries mediante railes y catenarias. El proyecto también suscita muchas dudas entre importantes agentes económicos de la ciudad.
2. Las obras de Glòries: sí, el ejecutivo ha asegurado en reiteradas ocasiones que la paralización de las obras del túnel de les Glòries no tiene afectación en el desarrollo urbanístico de su superficie. Sin embargo, tras la polémica política que despertó la rescisión del contrato a la UTE que se encargaba de las obras, el ejecutivo tendrá que cumplir escrupulosamente el calendario que presentó a vecinos y entidades. Un retraso más podría agotar a cero la paciencia de los afectados.
3. Superilles: después del revuelo que suscitó en el pasado verano-otoño la creación de la Superilla del Poblenou (y que todavía dura), el ejecutivo de los comuns debe buscar nuevas fórmulas para que la implementación del programa tenga un mayor apoyo vecinal que el cosechado en el polígono industrial del Poblenou. La pedagogía, el consenso vecinal y la determinación deberán ser los pilares fundamentales para que el proyecto no haga aguas en zonas urbanísticamente más densas.
4. Vivienda para todos: La trayectoria de Ada Colau está marcada por su acérrima batalla por la vivienda digna. En la PAH se dejó la piel por parar cada uno de los desahucios en los que participaba como activista. Sin embargo, ahora en el poder, todavía no ha encontrado la vía para engrosar la bolsa pública de viviendas. Si bien los mecanismos de mediación que puso en marcha su administración entre propietarios/entidades financieras y afectados ha dado frutos, estos no han sido suficientes como para evitar que muchos barceloneses se vean expulsados de su vivienda y tengan que pasar parte de su vida en pensiones o habitaciones de hotel a la espera de una vivienda social.
5. Remunicipalización: Eloi Badia, el regidor de Presidencia, agua y energía, acumula errores, algunos estratégicos y otros mucho más graves. Incapaz de pacificar el barrio de Gràcia en pleno auge del movimiento okupa, fracasó con su proyecto de construir un tanatorio público. Más bochornosa ha sido su gestión en la crisis de Cementiris de Barcelona tras el derrumbe de 144 nichos, provocando que los restos óseos de unos 340 cadáveres quedaran al descubierto y se mezclaran entre ellos. A nadie se le ocurrió llamar a los bomberos y nadie ha dimitido tras el mayor escándalo de los últimos años. Con estos antecedentes, está incapacitado para gestionar cualquier proceso de remunicipalización, desaconsejado por los expertos internacionales de cada materia. Tres de cada cuatro barceloneses, según dos encuestas independientes, valoran la calidad y el servicio del agua y están en contra de un cambio de proveedor.
6. Meridiana: la avenida menos agraciada de Barcelona espera una reforma que nunca ha ocupado portadas (como en cambio sí lo ha hecho la conexión del tranvía). Si bien el Gobierno municipal insiste en que la pacificación se llevará a cabo, el calendario se agota. Por ahora solo se ha adjudicado la redacción del proyecto ejecutivo para reformar la Meridiana entre Independencia y Aragó (tramo ya de por si pacificado por la rambla central). En paralelo, cabe destacar que el ejecutivo ya ha descartado actuar este mandato más allá de Fabra i Puig, es decir, en el sector donde la vía realmente tiene aspecto de autopista y su acción fronteriza entre barrios se acentúa.
7. La calidad del aire: muchas de las medidas de Gobierno van encaradas a mejorar la calidad del aire que se respira en Barcelona y que cada año deja 3.500 muertes prematuras en su área metropolitana. Sin embargo, expertos del CSIC señalan que las medias adoptadas continúan siendo muy insuficientes para percibir una mejora atmosférica real. En el programa electoral, Barcelona en Comú prometió que reduciría la contaminación en un 30%. Después de algo más de dos años en la Casa Gran, el Ayuntamiento todavía no ha presentado ninguna cifra de cómo ha mejorado la atmósfera urbana.
8. Participación vecinal real: Si bien la campaña estuvo marcada por lemas relacionados con la autogestión, la participación vecinal o la democracia de base, Colau todavía no ha delegado ninguna decisión a la ciudadanía. Tal vez por miedo de que se la pueda llevar por delante como ya le pasó a Hereu con la consulta de la Diagonal, o tal vez por entender la participación de una forma distinta, lo que las entidades vecinales han verbalizado en reiteradas ocasiones es el bajo retorno que perciben en las mesas de trabajo que organiza la misma institución en vertical. De hecho, las propuestas que hacían y votaban los mismos vecinos de la ciudad mediante 'Decidim Barcelona' luego eran aceptadas o rechazadas por el Gobierno en función de su criterio.
9. Elección directa de los consejeros de Distrito: Los comuns aseguraron en campaña electoral que, para mejorar la democracia municipal, promoverían la elección directa de los consejeros de Distrito. Sin embargo, este punto parece haber caído en el olvido (más aún después del pacto con el PSC a puerta cerrada, en el cual se repartieron los Distritos entre ambas formaciones como si fuesen porciones de pastel). Del tema no se ha vuelto a hablar y la idea de listas abiertas suenan a latín.
10. Espai Barça: El Ayuntamiento y el Barça ya han escenificado su acuerdo para la transformación del Camp Nou y su entorno, pendientes de la modificación del Plan General Metropolitano (PGM). Este proyecto, que tendrá un coste de 630 millones de euros para el club, supondrá la remodelación del estadio, la construcción de un nuevo Palau e importantes cambios en el entorno del recinto deportivo. La construcción de un nuevo hotel es el punto más controvertido. Muchas asociaciones de vecinos de Les Corts lamentaron que el club y el consistorio les notificaran el acuerdo, pero no tuvieran en cuenta sus opiniones. El Ayuntamiento deberá resolver los eternos problemas de movilidad durante los días de partido. Las obras del nuevo Camp Nou, como mínimo, durarán hasta 2022.
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