“Se equivoca quien piense que volveré, para nada, ‘res de res’, ya no me toca”. Esas eran las palabras de Xavier Trias en una fiesta que había organizado Jordi Hereu, el exalcalde socialista de Barcelona para celebrar sus diez años en el sector privado, en la asesoría que él mismo fundó, IdenCity. Trias, que fue el centro de atención en sala Luz de Gas, iba esquivando todas las invitaciones para que diera el paso como alcaldable. Las rechazaba, pero, al mismo tiempo, interiorizaba su apuesta, se ilusionaba de nuevo y sabía que sí, que daría el paso en el momento oportuno. Era el 16 de junio de 2022 y se fundía en un abrazo sincero con su amigo Jordi Hereu.

Tras la retirada de Elsa Artadi, --alegó motivos personales, pero también eran políticos- como candidata de JxCat para la alcaldía de Barcelona, en ese mismo momento, el 6 de mayo, el grupo municipal dirigió sus ojos hacia Xavier Trias. Era algo descabellado, porque el que fuera mano de derecha de Jordi Pujol como consejero de Presidència, ya estaba en otras cosas, centrado en su vida familiar, tras dejar la alcaldía en 2015, derrotado por Ada Colau, y con una edad importante: 75 años, a punto de hacer 76 –los cumple en agosto. Pero todo derivó hacia su persona.

Trias anunció este lunes que da el paso, y que liderará una lista muy personal y ‘convergente’, con Neus Munté como número dos y Jordi Martí como número tres. Las siglas de JxCat estarán, pero el cartel electoral será el mensaje: Trias, vuelve el alcalde Trias.

El objetivo de Xavier Trias es político y personal. Las fuentes consultadas durante todos estos meses han dejado constancia del sabor agridulce que le dejó la campaña electoral de 2015. Informaciones periodísticas le relacionaron con una supuesta cuenta bancaria en Suiza, que nunca se demostró. Trias, ahora, señala que el exministro de Interior, Jorge Fernández Díaz –que fue su amigo—debería estar “en la cárcel”, por difundir informaciones falsas. Presentarse ahora a la alcaldía supone revertir, de alguna forma, aquel instante e intentar ganar muchos más apoyos que en 2015. En la noche electoral, además, no supo analizar qué posibilidades reales hubiera tenido para buscar pactos que hubieran dejado a Colau en la oposición, aunque la líder de los comunes hubiera ganado las elecciones.

Xavier Trias, en el acto en el que ha proclamado su candidatura, con JxCat / JXCAT

El otro gran fin de Trias es recuperar el espíritu convergente que todavía pueda quedar en la ciudad y en las propias filas de JxCat. Trias es, tal vez, el dirigente que con más contundencia ha criticado la refundación de todo ese mundo nacionalista. Para él no se justifica de ninguna manera la disolución de Convergència Democràtica, con los distintos cambios de nombre, a pesar de “las malas decisiones y las cosas que se hicieron mal”, o, dicho de otra forma, de los graves casos de corrupción como dejó constancia la sentencia sobre el caso Palau de la Música.

APARTAR A COLAU

Con esos mimbres, Trias aspira a una segunda oportunidad en Barcelona que le lleve a ser el político determinante para que Colau deje la alcaldía. El proyecto de Xavier Trias consiste en dejar a los comunes en la oposición, con los pactos que sean necesarios. Y en eso no engaña y puede tener más opciones que otras siglas, porque la campaña se puede vertebrar en esa clave: Colau o Trias, después de comprobar que tanto ERC como el PSC –socio de gobierno en el consistorio—han colaborado o colaboran con Colau.

Pero Trias es consciente también de sus posibilidades y del cambio que se ha operado en la ciudad de Barcelona en los últimos años. A pesar de que maneja encuestas internas que le dan como ganador, Trias sabe que lo tendrá difícil. Y en esas circunstancias tiene decidido lo que hará. Si él no gana, ofrecerá su apoyo al candidato que gane las elecciones, preferiblemente si lo hace el socialista Jaume Collboni, con quien tiene una relación política y personal “excelente”. Pero si es el republicano Ernest Maragall, --a no ser que los programas políticos sean muy distantes—también lo hará. Lo que tiene claro Trias es que Colau “a quien no le tengo ninguna manía personal—debe dejar la alcaldía porque “ha demostrado que no sabe hacer funcionar la ciudad de Barcelona”.

Xavier Trias, entre Narcís Serra y Leire Pajín, en un desayuno informativo con Jaume Collboni / MA

Ese es el gran objetivo de Trias que, de forma paradójica, puede tener consecuencias. Su candidatura puede restar votos al PSC, y también a ERC, lo que beneficia a Colau. La candidata de los comunes, siempre atenta a los detalles, corrió para felicitar a Trias, tras su decisión, y Jordi Martí –el teniente de alcalde, de los comunes— no dejó escapar la oportunidad para presentar las elecciones como un duelo entre Trias y Colau.

CON TREMOSA, ALSINA Y CALVET

Pero, a pesar de esos riesgos, Trias asume el reto, que incorpora un nuevo elemento: intentar que JxCat comience a hacer política, a recuperar un terreno perdido y que Barcelona sea la palanca para otros retos a corto y medio plazo, pensando en el Parlament de Catalunya.

Trias tira de veteranía para asumir ese obstáculo con su partido. Tiene manos libres para confeccionar su lista electoral, pero siempre que sepa el terreno que pisa. “Soy inteligente para saber qué lista debo presentar”, señaló en una entrevista en Rac1. Es decir, que deberá ofrecer algún puesto para algunos dirigentes de JxCat que no son estrictamente de su cuerda. Eso sí, en los primeros puestos estarán convergentes de toda la vida: Neus Munté y Jordi Martí, de dos y de tres, y buscará incorporar a Damià Calvet, expresidente del Port de Barcelona y convergente desde su más tierna infancia. Y también quiere contar con Ramon Tremosa, exconsejero de Empresa, y exeurodiputado, profesor de Economía, que incorporó al proyecto convergente en su día Artur Mas. Y con la exconsejera de Relaciones Exteriores, Victoria Alsina.

La idea de Trias está clara: intentar ganar la alcaldía, si no lo consigue facilitar la alcaldía al socialista Jaume Collboni, y al segundo siguiente retirarse y dejar su acta de concejal. Volvería a casa con el trabajo hecho. Misión cumplida y a descansar, porque Colau también estaría en su casa.

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