Un auténtico muro y a esperar que todos obedezcan. Está en juego la suerte de Xavier Trias en Barcelona, que se ha visto contrariado por el caso de Laura Borràs, condenada por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) por falsedad en documento público e inhabilitada por prevaricación. Borràs es la presidenta de Junts per Catalunya y cuenta, todavía, con numerosos adeptos en el partido. Pero lo que ha dictado Jordi Turull, el secretario general, es “silencio”, aparcar las broncas internas y esperar el desenlace de las elecciones municipales del 28 de mayo.

El convencimiento de Turull es que la división, la discusión interna, erosionará la imagen de Trias, que, físicamente, se ha alejado de Borràs en todas las manifestaciones públicas de apoyo de sus fieles. No se trata sólo de proteger a Trias, pero él es la pieza básica, porque todas las candidaturas municipales se han movido hacia posiciones más pragmáticas tomando como ejemplo la estrategia del ex alcalde de Barcelona. Tras un acercamiento con el PdeCat, con el que se ultiman los detalles de un acuerdo, lo que se pretende es ‘volver’ a la política del pacto y del respeto institucional.

UN PASO AL LADO

“No cambiará nada, o no debería cambiar nada hasta las municipales”, señalan fuentes internas de JxCat. Los datos que aportan las encuestas son buenos, y no se quiere entrar en una dinámica que ahuyente al electorado más moderado que pretende conseguir Trias. El candidato de JxCat tiene claro que Borràs debería dar un paso “al lado”, que es una de las expresiones que más se han escuchado en el seno de la formación desde que la practicó Artur Mas, ante la exigencia de la CUP. Pero, de forma pública, nadie lo dirá.

Xavier Trias, en el acto en el que ha proclamado su candidatura, con JxCat / JXCAT

Por eso la reacción ha sido airada respecto a la posición de la presidenta de la comisión de garantías de JxCat, Magda Oranich, quien ha dejado claro que ella, en la misma posición que Borràs, ya habría dimitido. A partir de ahora y hasta el 28 de mayo, se ordena silencio pero, ¿quién obedecerá? No lo está haciendo la propia interesada, Laura Borràs, que participa en actos por todo el territorio catalán proclamando su inocencia y acusando al “Estado español” de persecución. Quiere que el partido la proteja, pero nadie se atreve a hacerlo abiertamente.

El gran temor de JxCat, que ha depositado en Trias todas sus esperanzas para volver a gobernar una institución del calibre del Ayuntamiento de Barcelona, es que el caso Borràs y operaciones mediáticas como la protagonizada por la ex consellera del Govern, Clara Ponsatí, tras su regreso como “exiliada” a la capital catalana, lleven a la abstención a potenciales votantes. Y eso lo comprobó el propio Trias en un acto en el Círculo Ecuestre. Los asistentes alabaron las políticas de Trias y la crítica severa que formuló a Ada Colau, pero le preguntaron en diversas ocasiones por JxCat, por su relación con Carles Puigdemont y por el caso de Laura Borràs. Sí a Trias, no a JxCat. ¿Resultado? Posibles abstencionistas que han pensado, en las últimas semanas, en votar a Trias.

UN EQUILIBRIO ¿IMPOSIBLE?

Para ahondar en esas diferencias y para ‘salvar’ al Parlament de una situación de plena interinidad, el PSC busca un nuevo efecto. Los socialistas han registrado una proposición de ley para modificar el reglamento de la cámara, con la idea de incluir un mecanismo que lleve al cese de miembros de la Mesa. Sería el método para que Borràs cayera y se pudiera elegir a un nuevo o nueva presidenta del Parlament. 

Trias, en todo caso, aunque formalmente ha dado a apoyo a Ponsatí y ha sido más discreto con Borràs, se centra en la campaña electoral. No quiere líos, no quiere que nada erosione su intento de captar nuevos votantes, los nostálgicos de la vieja Convergència. Pero, ¿dejando fuera a los afines a Borràs? Eso tampoco. Un difícil equilibrio que JxCat espera conseguir. Para ello, silencio total hasta el 28 de mayo.

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