Reproches y el recuerdo de lo que ha sucedido en los últimos ocho años. Las pretensiones de los comunes y la determinación de Jaume Collboni, que no renuncia a la posibilidad de ser alcalde este mismo sábado, allanan el camino a Xavier Trias para que sea el nuevo alcalde de Barcelona, aunque solo cuente con once concejales.
Las reuniones y las conversaciones se mantienen, pero no se ha producido ningún acuerdo. Los comunes, a través de Jordi Martí, el número dos de Ada Colau, rechazaron este miércoles un voto “gratis” al socialista Jaume Collboni que se pueda combinar con el voto del PP. En ese caso, y con la apuesta del presidente del PP, Alberto Nuñez Feijóo de hacer alcalde a un dirigente constitucionalista antes que a Xavier Trias, encuadrado en el independentismo de Junts per Catalunya, el alcalde sería Collboni.
Pero Martí rechazó esa “triangulación”. Los comunes piden un acuerdo previo, sabedores de que el PP, con Daniel Sirera a la cabeza, exige que Collboni no gobierne con el partido de Colau. Si no es posible, insistió Martí, los comunes votarán a Colau como alcaldesa, con lo que será alcalde el dirigente de la lista más votada. Es decir: Xavier Trias.
Los socialistas, en todo caso, se esforzarán hasta el final. El primer secretario del PSC, Salvador Illa, ha dejado en manos del equipo de Collboni las negociaciones con todos los partidos. Se quiere que sea el propio Collboni el que compruebe hasta dónde puede llegar. Y, en todo caso, se mantiene su apuesta, “como no podía ser de otra forma”, de presentar su candidatura este sábado, cuando se constituyen los ayuntamientos.
En las últimas horas, el equipo de Collboni, que lidera Laia Bonet, ha reclamado a los comunes “la misma generosidad” que tuvieron, --señalan—los socialistas. Bonet se refirió a las dos investiduras de Colau, en 2015 y 2019, cuando los concejales del PSC se ofrecieron a los comunes. “El 2015 y el 2019 la responsabilidad de los socialistas hizo posible dos investiduras de Ada Colau sin ni siquiera haber dibujado un pacto de gobierno", indicó Bonet, por lo que ahora “no se entendería que los comunes no actúen con la misma generosidad hacia el PSC para construir un gobierno de progreso". En el primer caso, se ofrecieron los cuatro concejales del PSC. En el segundo, se entregaron los ocho ediles, además del compromiso de Manuel Valls, que ofreció tres de los seis concejales que había logrado con su lista Barcelona pel Canvi, en la que estaba integrada Ciudadanos.
La posibilidad de que ese apoyo se produzca se mantiene, pero todo el castillo de naipes se podría venir abajo, si el PP decide votar a su propio candidato: Daniel Sirera.
En el otro lado está Xavier Trias, que, a pesar de intentar una aproximación con los socialistas, se ha centrado en cortejar a los republicanos. Sus ‘cafés’ con Ernest Maragall son constantes, pero eso no ha derivado, todavía, en un acuerdo de gobierno. Lo que negocia Trias con Maragall es el apoyo a su investidura, este sábado. Luego, ya se verá, en función de los resultados de las elecciones generales del 23 de julio. Esos comicios lo han marcado todo en los últimos días.
Lo que desea Esquerra, en todo caso, es una plataforma de poder y la necesidad de mostrar que no está en contra de otro partido independentista, de cara a esos comicios, que son vitales después del descalabro de las municipales.
Collboni quiere, pese a todo, mantener la llama hasta el último momento, y demostrar que si no es este sábado, podría ser alcalde más adelante. De la misma forma, el PSC podría convertirse en el socio de gobierno de JxCat, pero siempre con los resultados en la mano de las elecciones generales y con una cita en el horizonte: los primeros presupuestos de Trias, cuando deba negociarlos a mediados de octubre.