Catalunya es la comunidad autónoma con menos horas de filosofía en la enseñanza. Catalunya está a la cola en horas de ciencias. Y se preparan más recortes.
Resultado: los alumnos catalanes se sitúan muy por debajo de la media en España y Europa en conocimiento matemático, en lectura y en ciencias, según las pruebas PISA.
El próximo mal resultado lo auguran los estudiantes perjudicados: "Vamos menos preparados a la selectividad". Aunque lo más grave es que van peor preparados para aprobar en la vida.
Ya lo decían profesores y catedráticos liberales de antes de lobbies como la Fundación Bofill a estudiantes que no aceptaban un suspenso: “Si quiere, le apruebo y ya le suspenderá la vida”.
Estos lobbies son correas de transmisión de partidos falsamente progresistas. Con consejeros y consejeras de su misma cuerda ideológica, son los responsables del fracaso y del caos educativo en Catalunya.
Recortaron el latín y el griego. Redujeron las humanidades. Rebajaron algunas ciencias… Y ya sólo les falta eliminar la filosofía. Tildan de inútiles las materias que enseñan a pensar, razonar y argumentar.
Como es más fácil controlar a las personas y a la sociedad mediante algoritmos, suprimen la asignatura que enseñaba silogismos. Que son la base del razonamiento práctico y el raciocinio retórico-dialéctico.
Hay profesorado que ve en todo ello una larga conjura para lograr una población de necios, ineptos y sumisos, en lugar de ciudadanos analíticos y críticos. Pero les llaman conspiranoicos.
Sócrates enseñó: “Conócete a ti mismo”. Le obligaron a suicidarse. Al actual profesorado crítico se le margina, acosa y deprime. No conviene que divulguen a Descartes y su “Pienso, luego existo”.
Del autoritario “cállate o será peor”, se ha pasado al “no pienses que es peor”. Del catecismo en la enseñanza religiosa, al estudio e imposición de los Principios Fundamentales del Movimiento Woke. De estudiar historia, a falsificar la memoria histórica.
Otro resultado es que el espacio de los filósofos que enseñaban a encontrarse a sí mismo, lo ocupan los llamados coach, entrenadores personales, influencers, gurús y otras especies.
De ahí, el ascenso social de impostores e intrusos a sueldo del pijerío mediático de moda, corazón y bragueta. En el nacionalcatolicismo había directores espirituales. Ahora, embaucadores profesionales y comisarios políticos.
Otros miembros de la conjura para la necedad son los charlatanes y engañabobos que predican la moda del “buscarse y encontrarse a sí mismo”. Su negocio consiste en que el pagano no se encuentre nunca y siga pagando.
A todo ello se suma la liquidación de la meritocracia. El avance de la mediocracia con los mediocres en el poder. Y el aumento de burocracia para frenar la creatividad y el ingenio. Así, la sociedad de la estupidez programada está garantizada.
La ofensiva contra la filosofía comenzó con una ley de 2013, cuando pasó a ser no obligatoria. En su lugar inventaron una cosa llamada Cultura y Valores, que puede impartir cualquiera sin carrera de filósofo… Preferentemente, sectarios.
Como ya se decía en tiempos de Sancho Panza, se deja la educación en manos de gente que: “Hacéis en las letras el mismo estrago que la cizaña en el campo y la sarna en el ganado”.