El tranvía unirá finalmente los dos extremos de Barcelona por la Avenida Diagonal. El proyecto lanzado originalmente por el alcalde Jordi Hereu verá su conclusión con el regreso de los socialistas al Ayuntamiento de la mano de Jaume Collboni. Han pasado casi tres lustros desde que Hereu emprendió uno de los proyectos que probablemente hundieron sus posibilidades de reelección al frente del consistorio barcelonés -el otro fue la candidatura de Barcelona a los Juegos Olímpicos de Invierno-. Pero el tranvía ha demostrado tener más vidas que un gato, y mayor resistencia política que el ahora ministro de Industria de Pedro Sánchez.

La consulta organizada por Hereu en 2010 para avalar su intención de unir el Trambaix y el Trambesós - 3,9 kilómetros que atraviesan el corazón de Barcelona- se saldó con un rotundo fracaso. Apenas una participación del 12% para propinar una soberana colleja al alcalde: no a su reforma de la Diagonal.

Un trompazo del que tomó buena nota su sucesor, Xavier Trias, convirtiéndose en adalid de la lucha contra en tranvía de la Diagonal. Tanto es así que en 2023 el exconvergente volvió a hacer bandera de su oposición al proyecto, que había retomado Ada Colau llevando los raíles desde Glòries a Verdaguer. “El tranvía es un error” insistía el exalcalde en campaña pese a que algunos miembros de su candidatura, como el ex conseller Damià Calvet, sí avalan el proyecto.

Según el último barómetro municipal un 68% de los barceloneses avala ahora el proyecto. Lo recordaba la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, al día siguiente del anuncio lanzado por el propio Collboni en Betevé. Desde el gobierno local apuntan además al aumento del 40% de usuarios del Trambesós con la puesta en marcha del nuevo tramo hasta el Paseo Sant Joan para defender su apuesta.

Collboni va con todo, como indica la intención de llevar a votación del pleno el nuevo tramo en un solo proyecto. Los socialistas no quieren seguir troceando una línea que debe unir el Besós con el Llobregat por el centro de Barcelona, aunque son conscientes de que cuando llegue el momento de las obras habrá que ir por partes.

Ahora falta ver qué apoyos recaba el proyecto, que necesita contar además con el respaldo financiero de la Generalitat. El plan está hablado con el Govern de Salvador Illa, claro, aseguran desde el gobierno local, pero hay que llevar las promesas a los papeles. En concreto, a los de los próximos presupuestos de la Generalitat, socio principal de la Autoridad Metropolitana del Transport (ATM), responsable de poner las vías y el resto de la infraestructura necesaria.

No en vano estamos hablando de un proyecto presupuestado en más de 200 millones de euros. En teoría este último tramo debe ser menos complejo puesto que Trias ya completó la reforma de la Diagonal entre Paseo de Gracia y Francesc Macià -precisamente para cerrar el debate sobre el tranvía-.

Pero ahí entra la obra civil, es decir, los colectores de agua que el Ayuntamiento está proyectando en cada nueva remodelación para garantizar las reservas de agua en la próxima crisis de sequía. En total, 55 millones de euros en reurbanizar ese tramo de la avenida y otros 59 millones en ampliación del colector, que el Ayuntamiento tendrá que costear buscando dinero debajo de las piedras… o de los fondos europeos, vaya usted a saber.

En resumidas cuentas, el anuncio de Collboni no pasará de eso, de un anuncio, si Ayuntamiento y Generalitat no aprueban presupuestos en 2026. Algo harto difícil, especialmente en el caso de la administración autonómica, vistas las dificultades de Salvador Illa para aprobar cada ampliación de crédito para seguir con el funcionamiento más o menos ordinario de la Generalitat en este 2025.

El alcalde confía en contar para ello con los Comunes y ERC, los dos partidos que junto al PSC han defendido la conexión del tranvía durante la última década. De hecho, sueña incluso con la posibilidad de arrastrar a Junts en su empeño, habida cuenta de que Trias ha dejado el grupo municipal.

Pero una cosa es conseguir el apoyo inicial en el Pleno del Ayuntamiento y otra muy distinta que esos mismos partidos pongan su compromiso con el tranvía por encima de otros intereses a la hora de aprobar presupuestos. Lo dicho: Collboni va con todo con el tranvía, pero está por ver qué dicen sus socios.