Xavier Trias sostiene desde hace tiempo que en 2015 perdió la alcaldía de Barcelona por las fake news que le acusaban de tener una cuenta no declarada en Suiza. De haber sido así, se trataría del primer caso de un político español que paga en las urnas la sospecha –o certeza-- de corrupción.

El PP fue desalojado de la Moncloa tras los escándalos de financiación irregular y de múltiples casos judiciales, pero no porque cayera el apoyo de sus electores, sino porque el PSOE consiguió los votos para ganar una moción de censura contra Mariano Rajoy. Ni siquiera los convergentes fueron expulsados de la Generalitat por el escándalo del caso 3% que llevó incluso al embargo judicial de sus sedes. Al final, han sido ellos quienes han dejado el Govern en su lucha fraticida con ERC. La corrupción no tiene coste electoral, al menos en este país.

Más allá de sus palabras, la vuelta de Trias a la arena política nos cuenta con sus hechos que la verdadera lectura que él mismo hace de su derrota en 2015 está relacionada con la centralidad política que perdió cuando a principios de ese año se apuntó a la vía independentista de Artur Mas. Entonces, no solo sorprendió que un barcelonés del Turó Park se subiera al carro del procés, sino que aun y después de ese giro siguiera apoyándose en el PP para gestionar la ciudad. La misma contradicción de Mas en el Parlament, que pudiendo gobernar desde 2012 con el apoyo de los republicanos (71 escaños) lo hacía con el de los populares (69).

Esa interpretación realista de las municipales que auparon a Ada Colau a la alcaldía es coherente con la distancia que ha puesto entre su campaña electoral y JxCat, el partido de Laura Borràs, Jordi Turull y Carles Puigdemont que vive en un anhelo de confrontación y un guirigay interno permanentes.

De la misma manera que es coherente con su ausencia en la concentración de tufo antieuropeo del 19 de enero bajo las columnas de Puig i Cadafalch. La excusa del viaje a Murcia para probar sus aguas termales o sus campos de golf no cuela. La actitud de este nuevo/viejo Trias más bien habla de su convencimiento de que el centro político que un día ocupó CiU podría volver pese a la polarización que vive el país. Y de que el papel que él podría jugar en esa reedición no cuadra con el independentismo.