El abogado Javier Melero, autor de 'Frágil virtud', en su despacho de Barcelona / MA

El abogado Javier Melero, autor de 'Frágil virtud', en su despacho de Barcelona / MA

¿Quién hace Barcelona?

Javier Melero: “Barcelona se devora a sí misma y sólo quedará una carcasa vacía sin alma”

El abogado plasma en la novela ‘Frágil Virtud’ una ciudad en la que reina el crimen, sin frenos morales, con empresarios dispuestos a todo

14 octubre, 2023 23:15

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Javier Melero bebe de la novela negra, de Raymond Chandler y del cine clásico. Se recrea en sus referentes musicales, y señala que se puede escuchar un jazz estupendo en algunas salas de Barcelona. El abogado y profesor de derecho penal conoce la ciudad y a sus moradores, a una clase social determinada, la que cree que “es mejor pagar abogados caros que impuestos”. Y ha querido reflejarlo en una novela, Frágil Virtud (Ariel), con la advertencia clara de que todo es ficción. Sin embargo, “esta historia está basada en un caso real”. El lector coge el libro con fuerza, porque, a través de los diálogos inventados, podrá adentrarse en la ‘verdad’ de una ciudad, que para Melero ha tomado un mal camino: “Barcelona se devora a sí misma y solo quedará una carcasa vacía sin alma”, señala en esta entrevista con Metrópoli.

El inicio invita al recuerdo, aunque Melero sostiene que se trata de un restaurante bueno de Barcelona que no debe remitir al lector a La puñalada, el local frecuentado por el juez Luis Pascual Estevill, que chantajeaba a la burguesía catalana en los años noventa. “Era un restaurante lujoso de decoración trasnochada frecuentado por gente a la que hubiera retorcido el pescuezo sin pestañear. Arribistas enriquecidos con el ladrillo y periodistas corruptos, abogados doctorados en trapicheos, peritos en blanqueo de capitales y lo que por aquí llamamos empresarios: un surtido de tiralevitas incapaces de vender una estufa en Siberia sin sobornar al esquimal de turno”.

En su relato, Melero presenta a un grupo de burgueses que deciden superar sus problemas coqueteando con el crimen. Y todo se descontrola, sin frenos morales y sin la presencia de inocentes, porque todos tienen algo que ocultar. El abogado señala que escribe desde el conocimiento, aunque exhiba su talento para la narración de ficción: “Es una clase social que yo de alguna manera conozco bien y con la que he tenido relación profesional. Es la idea que reflejo con el título, de Frágil virtud, porque son gente que en las apariencias son una cosa, pero que están sujetos a las pasiones, como todos. Y que refuerza la idea de que nos distancia muy poco de la barbarie”.

Javier Melero, en su despacho en Barcelona / MA

Javier Melero, en su despacho en Barcelona / MA

Esos ‘empresarios’ o clase acomodada, ¿a qué se dedican? Melero atrapa la pregunta con celeridad, cuando se relaciona el dinero con una determinada actividad, la inmobiliaria. “Algunos se han convertido en rentistas a partir del sector inmobiliario, gente que tenía fábricas de todo tipo y han dimitido para convertirse en rentistas. En realidad, estamos como en la Inglaterra de antes de la revolución industrial, con los propietarios de la tierra. Al final, se lo quedan todo, es una clase social que se está convirtiendo en una clase parasitaria”.

Melero habla de Barcelona, el centro de sus pesquisas es la capital catalana, aunque constata que lo que sucede en Madrid no es muy diferente. Considera que las clases empresariales de las dos ciudades “son prácticamente las mismas, con diferencias de estilo, con los zapatos de hebilla en Madrid y el ‘fenomenal’ en todas las conversaciones, o la expresión ‘eres mi hermano’, como compañero del colegio de El Pilar”.

Pero, ¿qué ha sucedido en Barcelona? ¿Cómo se ha transformado? Melero lo tiene claro. Lo ha vivido como profesional del derecho, y como protagonista directo durante el proceso independentista, como abogado del ex consejero de Interior durante el 1-O, Joaquim Forn, también exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona. “Creo que se puede analizar bien ese cambio, cuando la ciudad toma un destino, en las últimas décadas, que pasa por ser una metrópoli global abierta al mundo a través del monocultivo turístico. Es un proceso conocido en todo el mundo. La ciudad se devora a sí misma y la mercancía es la propia ciudad. Se está vendiendo cada vez más rápido. Barcelona, en ese sentido, se devora a sí misma y solo quedará una carcasa vacía sin alma, y se pensará que todo está bien”.

Melero, ya entrado en faena, y como abogado, muestra su enojo por la actitud imperante: “Se dice sobre muchas cosas que son irremediables, y no puede ser. Es un cruce de brazos, una sensación de impotencia, de que no hay manera de remediarlo. Hace poco leía una entrevista con la autora de novela negra Donna Leon, que señalaba, hablando de Venecia, que es la ciudad que ella conoce, que, por lo menos, ante esa actitud de que nada tiene remedio, ella tenía claro dos cosas: ‘debemos comer menos carne, y no podemos comer tomates durante todos los meses del año’”.

Pero el asunto vuelve a concentrar al abogado. Y la cuestión es Barcelona, el marco donde se desarrolla la trama de su novela, donde se da cuenta de que la ciudad alberga el crimen, y que quedan muy lejos los ‘trapicheos’ o la delincuencia del barrio chino. “Barcelona es hoy una ciudad como muchas otras en todo el planeta, con bandas de criminales, con bandas del Este de Europa, y con mafias que comercian con drogas. Si subes a un autobús, el olor a marihuana lo impregna todo. Y yo pienso, ¿quién vende toda esta droga?, ¿quién se beneficia?”.

Portada de la novela de Javier Melero

Portada de la novela de Javier Melero

La cuestión es saber, si se le quiere poner remedio, sea a la ‘deriva’ de Barcelona o a la venta de droga, quién tiene la responsabilidad. Melero va al grano, es directo: “Se puede preguntar sobre si gobierna Pedro Sánchez o Núñez Feijóo, pero los que gobiernan realmente son los partidos de la propiedad inmobiliaria y del turismo. Se están acaparando las rentas de todos los sectores productivos. No es mi función, pero alguien debería poner algún remedio, porque, en caso contrario, las ciudades y no solo Barcelona, se convertirán en carcasas vacías, como decía antes. De hecho, ya se están convirtiendo en eso”.

Con buena parte del debate público en Barcelona centrado en las políticas de vivienda, Javier Melero se pronuncia sobre la posibilidad de sacrificar la ciudad para que sus habitantes de siempre se desplacen a 80 o 100 kilómetros con viviendas asequibles. ¿Ese es el futuro? “Igual lo es, pero será muy triste, porque ya damos por muertas y enterradas las ciudades, para que se la queden otros, cuando responden a un perfil cultural y sociopolítico diferente. Una cosa es Catalunya y otra es Barcelona. Y por eso, tal vez, los independentistas nunca han sido muy ‘fans’ de la ciudad y han preferido el territorio”.

El lector avanza a través de la novela por los vericuetos de una ciudad que es una de las más atractivas del mundo, con sus virtudes y sus defectos. Y se encuentra con frases cortantes, al estilo del cine clásico de Hollywood. Es el protagonista, es Melero, quien dispara para presentar el contraste con la otra gran ciudad siempre presente, Madrid, la capital de España.

“Hacía un par de semanas que no volaba a Madrid, lo que constituía toda una anomalía. En España todo acaba pasando por Madrid: las finanzas, los procedimientos judiciales y las biografías de unos políticos tan tontos como no se habían visto en el mundo desde el caso Watergate”. Melero sin filtros.