Miquel Martí: “Barcelona va a ser el gran espacio de prueba para el urbanismo, la sostenibilidad o la salud”
El CEO de Tech Barcelona considera que el flujo de inversión internacional en empresas tecnológicas es constante y se sitúa "sólo por debajo de Berlín"
9 marzo, 2024 23:30Miquel Martí es ingeniero. Aprendió a dirigir una empresa desde el ámbito familiar, una compañía eléctrica. Pero entendió una máxima que se aprende en las escuelas de negocio: los miembros de una familia se deben querer, pero, tal vez, es mejor que no trabajen juntos. Y voló para hacer realidad sus propios sueños, como el de situar Barcelona como uno de centros tecnológicos de Europa y del mundo. ¿Exagerado? Como CEO de Tech Barcelona, --antes Barcelona Tech City--, un organismo privado nacido en 2013, ha buscado algo siempre necesario y muy complejo: relacionar actores, facilitar el crecimiento de las empresas, conectar las compañías con las administraciones y señalar aquello que no funciona. En esta entrevista con Metrópoli, justo después del Mobile World Congress, Martí señala que la ciudad tiene un enorme presente y mejor futuro como “un gran espacio de pruebas”, donde las compañías tecnológicas “buscarán soluciones para muchos ámbitos. “Barcelona va a ser al gran espacio de prueba para el urbanismo, la sostenibilidad o la salud”, sostiene, tras destacar el gran cambio que ha experimentado el ecosistema tecnológico: “Se ha pasado de muchas empresas centradas en el e-commerce, algo lógico por la tradición de la industria, a compañías que trabajan para otras compañías, las que sirven para hallar soluciones. Todas buscan cómo servir al ciudadano”.
Barcelona vive ahora la resaca del Mobile World Congress, que ya no se puede entender como una feria del móvil o de la tecnología ligada a la comunicación. Es mucho más. Martí se pronuncia sobre ello: “Para mí es la feria de las soluciones. No es sólo tecnología, sino un punto de encuentro a partir de las aplicaciones que se crean, para hallar soluciones para las personas y los territorios. Esa es la apuesta de Barcelona. Por supuesto que hay grandes compañías que llegan a grandes acuerdos. Pero se ofrecen grandes soluciones para las ciudades, para dirigir países, con la Inteligencia Artificial, con el Big Data”.
Se puede hablar ya lo que se anunciaba hace unos años, del Internet de las cosas. Miquel Martí entiende que el Mobile World Congress es un pilar del ecosistema, pero que corre en paralelo “con el ecosistema de Barcelona, que está centrado en la gestión, en el urbanismo y la salud, y siempre con la sostenibilidad en el centro”. Ese ecosistema se ve ahora acelerado por el evento de la Copa América. “Empezamos a ver un ritmo creciente de la llamada economía azul, de todo lo ligado al mar y a la energía”, señala el CEO de Tech Barcelona.
Eso es una realidad. Lo es el éxito de todas las ediciones del Mobile World Congress. Pero, tras 18 años del Mobile, ¿cómo ha avanzado la ciudad? Es una de las preguntas recurrentes que afronta Martí, que se fija más en el certamen que se organiza junto al MWC, el Four Years for Now, dedicado a las startups que un día serán empresas. “Hay una gran madurez. Se ha avanzado mucho en los últimos cinco o siete años. Cuando nacimos, --Barcelona Tech City—en 2013, la ciudad no aparecía en el mapa tecnológico. La creación de compañías, ahora algo más bajo por la crisis y el contexto internacional, es constante, con una base tecnológica relevante. Más del 50% las han creado emprendedores salidos de las universidades de aquí. Y lo más relevante es que cada vez hay más empresas que son spinoff de la academia”.
Es decir, ¿se está superando el gran problema de la economía en Barcelona y en el conjunto de Catalunya, la poca transferencia entre las universidades y el mundo empresarial? “En los últimos años algo ha cambiado, desde la UPC y de otras grandes universidades. El talento es también el que se crea en las compañías, y se registra la propiedad intelectual, que es de mucho valor añadido. Es una evolución lógica, que ha tardado un poco, y ahora es un pilar de la ciudad”.
¿Hay, entonces, conexión con la empresa? “La hay. El científico sabe cuál es el camino para emprender. Se han incorporado otros perfiles que conviven bien. Antes, no se producía. Ahora tenemos Fractus –una spin-off de la UPC con el objetivo de ser la empresa líder en el mundo de las antenas multibanda y miniatura (Internet de las cosas)—que es un pilar de la transferencia tecnológica. Y hay empresas en otros ámbitos, en cuestiones climáticas, en la aplicación de la Inteligencia Artificial, en patologías mentales. Ha habido un cambio de paradigma”.
La cuestión que está presente en Barcelona es si las compañías tecnológicas han dejado ser una especie de instrumento financiero, algo que se podía comprar para vender más caro en poco tiempo, y en ámbitos como el e-commerce. Martí no niega que eso pudiera suceder. Considera que es lógico que la inversión se centrara en el e-commerce, pero que ahora ese sector se ha ido saturando. Y la evolución ha sido clara: “Hemos pasado de las empresas de cara al consumidor, a las empresas que sirven a otras empresas. Ese es el cambio, y también por parte de los inversores, que ahora quieren crecer en base a comprobar un ingreso recurrente mensual”.
Por tanto, los inversores quieren más explicaciones por parte de la empresa tecnológica. ¿Hay un retorno al modelo industrial tradicional? “Creo que la combinación entre lo que se ha denominado como empresa financiera y la industrial no es mala. Hay modelos de crecimiento que sólo se pueden crear por esa vía de una inversión constante. Pero es cierto que se pide ahora ese ingreso recurrente mensual del que hablaba antes”.
Hay, sin embargo, una cuestión que afecta al ecosistema tecnológico, el que se ha asentado en el distrito 22@. Muchos edificios no están llenos. ¿Hay una relación entre el descenso en la inversión y esos edificios a medio llenar, y, tal vez, eso es positivo porque esas tecnológicas son ahora más sólidas porque tienen otro modelo más cercano al modelo industrial clásico? “No veo esa correlación. Ha bajado la inversión, pero es que ha bajado en todos los sectores, con un contexto que reclama más prudencia, sin tanto riesgo. Y debemos tener claro que los buenos proyectos siguen recibiendo buenas inversiones”.
¿Entonces, qué explica lo que sucede en el 22@? "No podemos hablar tanto de una crisis como de un ajuste. Hace unos años crecieron mucho las plantillas, y ahora, en un contexto de crisis debes ajustarte. Y eso viene muy relacionado con las nuevas formas de trabajar, con un cambo de hábitos, que es estructural. Muchos equipos van a trabajar a los centros de trabajo un par de días. Y las compañías se ajustan a lo que necesitan. Tenemos un nuevo contexto, con un modelo híbrido de trabajo. En esos edificios lo que los trabajadores de las tecnológicas necestian son más un punto de encuentro, de reunión. Necesitan más un auditorio que una oficina, y todo se va adaptando a esas necesidades".
¿Estamos, por tanto, ante una adaptación, más que ante una crisis? "Correcto, por los contactos que tenemos, está pasando en otros niveles. El urbanismo también debe ajustarse a eso, y lo vemos en el 22@, con una combinación ahora entre oficinas y viviendas y equipamientos".
En Barcelona, y en otras muchas ciudades globales, hay una disputa por el talento. Martí reacciona ante esa cuestión con una clara aseveración: "El talento siempre es necesario, y lo que se pide en Barcelona, en un sector como el tecnológico, se reclama igual en Helsinki o en Boston". Pero, ¿de qué hablamos cuando nos referimos al talento? El CEO de Tech Barcelona señala que se reclaman perfiles de programadores y de expertos en Inteligencia Artificial, y en análisis de datos. Y que uno de los grandes problemas es las compañías compiten también con gigantes como Google o Meta por esos mismos profesionales. "Nuestra responsabilidad es que ese talento se pueda crear a nivel local, con transferencias de las universidades a las compañías, y que ese talento pueda ser contratable de manera inmediata".
Miquel Martí ve la botella medio llena, al considerar que en Barcelona existe un buen modelo, con una Ley de Startups que "podría estar mejor definida", pero con una "buena administración que presta apoyo, y con un sistema sólido de compañías que se instalan y que tienen proyectos".
Entidades como Barcelona Global han insistido en que la cuestión fiscal es importante para retener el talento internacional, y que en ese sentido la capital catalana, en el seno de Catalunya, tiene un problema. Martí no evita la cuestión y señala que es importante, principalmente, para el emprendedor en serie. "No nos engañemos, cuanto mejor adaptada esté esa fiscalidad, mejor. Es importante entender el riesto que toma un emprendedor en serie, cuando reinvierte lo que ha ganado con la anterior compañía. Se necesitan bonificaciones para que la rueda gire. En Europa se habla de 'autonomía estratégica', y España debe poner lo necesario para ser un buen destino de la inversión".
Pero, ¿dónde está Barcelona? El CEO de Tech Barcelona indica que en el promedio de todos los ránkings, "Barcelona aparece entre las cinco primeras. Sin un marco fiscal claro, como sí tiene el Reino Unido, Francia o los países nórdicos, la ciudad compite bien, con flujos constantes de inversiones internacionales. Llevamos cuatro años consecutivos en los que Barcelona aparece como la segunda ciudad, sólo por detrás de Berlín, como destino de esas inversiones".
Martí asegura que no había escuchado "nunca" que las inversiones hayan escogido otros destinos por la excesiva rotación de los profesionales en Barcelona. La multinacional Basf ofreció ese argumento para crear su hub digital en Madrid, y no en Barcelona o en Tarragona, donde lleva muchas décadas instalada. "Hay muchos factores que determinan una inversión. En Barcelona hay más de 100 hubs por parte empresas internacionales (la última en instalarse ha sido AstraZeneca). Entiendo lo de Madrid, porque también es un buen destino, pero no veo la correlación con la rotación de profesionales".
¿Qué vende Barcelona? La pregunta hace referencia al atractivo de la ciudad, en referencia a su calidad de vida. Martí considera que esa cuestión ya no es la principal. "En Barcelona hay universidades que son muy relevantes, con escuelas de negocio que están muy bien posicionadas a nivel europeo, y algunas a nivel global. Hay muchas compañías instaladas, algunas desde hace mucho tiempo, como HP, que ha generado muchos profesionales. Hay firmas de consultoría, con talento que ha creado otras compañías. Ya no explicamos la marca Barcelona por su calidad de vida. Ofrecemos las grandes infraestructuras que tenemos, con centros de genómica, con el Sincrotón, con el talento que genera ICREA".
Lo que explica Miquel Martí es que se ha generado un ecosistema que va mucho más allá de lo que ha producido el Mobile World Congress, con diversos proyectos en marcha. Y que la ciudad tiene un futuro muy concreto. ¿Cuál? "Hay un ecosistema diverso, pero que en un momento se centrará. Lo veremos en función de la masa crítica que se vaya formando. Lo que nos toca es crear el contexto, para que las empresas verticales crezcan de forma más rápida. Vemos cosas que ya serán importantes, como todo lo relacionado con la Salud, con el cambio del Hospital Clínic en Esplugues. Eso será importante, pero sin dejar de lado al resto. Veo que Barcelona va a ser al gran espacio de prueba para el urbanismo, la sostenibilidad o la salud. Es decir, Barcelona puede ser el gran banco de pruebas, donde el ciudadano está en el centro. Que las compañías puedan crear aquí, puedan equivocarse aquí, que sea como cuando tiras una piedra en un lago y vas creando ondas. Y luego dejemos que el sector privado lidere, que se vea por lo que apuesta, y que se pueda reinventar también la cultura, influida por la propia tecnología".
¿Y los cambios políticos en las instituciones, cómo afectan al sector? Miquel Martí se mantiene firme en su tesis. "Desde nuestra perspectiva, lo que debemos hacer es colaborar con todos. Y tenemos una buena relación con el Ayuntamiento, con la Generalitat y el Estado. No hay otra manera de funcionar".