
El suspenso de la semana: Jordi Martí Galbis
Sí, Junts ganó las elecciones municipales en Barcelona, en 2023, con Xavier Trias como candidato. Pero o no se quiso o se pudo llegar a un acuerdo con los socialistas. Trias se negó a compartir la alcaldía con Jaume Collboni, dos años cada uno. ¿Y qué sucedió? Collboni fue elegido alcalde.
Pero no puede aprobar importantes medidas, como los propios presupuestos anuales o la reforma del 30% en vivienda porque sólo cuenta con diez concejales. Y Junts ha decidido ahora, en el ecuador del mandato, pisar el acelerador con una premisa: ni agua al PSC, orden dictada desde Waterloo por Carles Puigdemont y secundada con agrado por Jordi Martí Galbis.
Martí Galbis, jefe de Junts en Barcelona, pero que no tiene asegurada la elección como candidato en las elecciones de 2027, quiere forzar al PSC, demostrar que no tiene mayorías. Acaba de romper las negociaciones para la reforma del 30% en vivienda, y ha rechazado una medida como la compra de pistolas táser para la Guardia Urbana.
¿Cómo? El mundo al revés. Medidas que Junts podría ofrecer a su parroquia –la negociación con el PSC sobre vivienda implicaba una reducción del IBI—se quedarán en el cajón, y todo para no ofrecer ningún ‘caramelo’ a Collboni.
Se entiende poco la política de Junts en Barcelona. Podría ser el adalid para que Junts, desde la capital catalana, recuperara el sentido común. ¿Hacer política con Junts? Parece cada vez más difícil, justo cuando el Tribunal Constitucional acaba de avalar la ley de Amnistía, forzada por Junts, y que ha supuesto un auténtico calvario para el PSOE, llegando a crear grietas internas.
Tal vez Junts no es consciente de esos esfuerzos por parte de todos. Lo que ofrece, cuando vota medidas en el consistorio, o cuando sus dirigentes hablan en público, es más distanciamiento, más ruptura que ánimo de consenso.