Los halcones se triplican en Barcelona y ya capturan 12.000 palomas al año
La población de estas aves ha pasado de tres a ocho parejas en los últimos dos años y han instalado sus nidos en zonas como el Port de Barcelona y la Sagrada Família
29 junio, 2024 23:19Barcelona ha logrado reintroducir con éxito al halcón peregrino. Esta especie, clave en el control de población de palomas, había desaparecido de la ciudad en 1973, con la pérdida de la última pareja reproductora establecida en Santa Maria del Mar. Sin embargo, en la actualidad su número se ha triplicado al pasar de "tres a ocho parejas en los últimos dos años", y ya captura "alrededor de 12.000 palomas al año".
Lo explica a Metrópoli Sergi García, el presidente de Galanthus Natura, la empresa que realiza el seguimiento de estas aves en la ciudad. Esta entidad impulsó, junto al Ayuntamiento de Barcelona, el proyecto de reintroducción de esta especie salvaje en 1999. Desde entonces ponen una anilla a cada cría de halcón que se instala en la capital catalana para poder llevar un control de sus movimientos.
Control de población de palomas
En conversación con este medio, García afirma que hace "cinco años solo había dos o tres parejas" en la ciudad. Sin embargo, tras "aumentar la población de palomas", que actualmente llega a los 85.000 ejemplares, "el número de halcones ha crecido a 16 adultos". "Esto es normal, teniendo en cuenta que el 80% de la dieta de los halcones son palomas", afirma. Así, cuantas "más presas hay, mayor es la cantidad de depredadores", añade.
El coordinador de la entidad aclara que en ningún momento la intención del programa es multiplicar la población de halcones para reducir el número de palomas en la ciudad: "No seguiría el ciclo natural, puesto que si el depredador se come a su presa no se podría alimentar". Pese a ello, García sostiene que la presencia de halcones en los núcleos urbanos "equilibra y regula la población de palomas".
En el mismo aspecto coincide Fran Rodero, gerente de la empresa especialista en cetrería Control Peregrinus: "Preservar la especie de halcones en las ciudades ayuda a controlar la población de esta ave urbana, aunque no la mitiga de forma drástica".
Zonas donde habitan
El equipo de Galanthus realiza varios recorridos por la capital catalana para identificar las zonas donde habitan los halcones. Una vez localizan los nidos, acceden a ellos para anillar a las crías recién nacidas, permitiendo así llevar un control de las aves instaladas en la ciudad. "Cada cría recibe un número de identificación que no es visible a distancia, junto con una etiqueta de color que permite identificar su ubicación urbana desde lejos", explica el especialista.
Así, han podido saber las diferentes zonas de la ciudad donde está instalada cada pareja: el acantilado de Montjuïc, el Port de Barcelona, la Sagrada Família, el edificio de ingenierías industriales de la Diagonal, la torre de Collserola, el Hotel Ibis de la avenida Meridiana y Diagonal Mar.
Estudiar migraciones
El control de los halcones a través de las anillas no solo permite saber cuántas parejas se encuentran en Barcelona, sino obtener información acerca de sus migraciones. "Aunque su territorio se encuentre en la ciudad, hay veces que pueden irse a otras zonas fuera del área metropolitana; algunas han ido hasta Montserrat y han vuelto", subraya García.
Por tanto, con la identificación pueden saber si alguna muere en otro sitio. "Puede pasar que alguien la encuentre muerta y con el número de identificación podemos estudiar las causas de su muerte, quién fue el responsable, entre otros datos relevantes", agrega.
Cajas nido
Como preservar la población de halcones es el objetivo de Galanthus, los técnicos de la entidad les proporcionan cajas nido hechas de madera para favorecer su reproducción. "Muchos de los nidos se encuentran a la intemperie, en malas condiciones y esto dificulta que se reproduzcan, por eso ponemos estos nidos artificiales, y les cambiamos las cajas cada diez años", explica el coordinador.
Por su parte, Rodero, el gerente de la empresa especialista en cetrería, confirma la efectividad de este recurso y asegura que contar "con lugares hábiles donde puedan reproducirse propicia que, cuando sean mayores, aniden en un sitio similar y permanezcan en los alrededores de la zona".
El alimento, el problema
El director de la entidad celebra la reintroducción de los halcones en la capital catalana, pero recalca que para acabar con la población de palomas la clave es reducir su alimento. "Si las personas continúan alimentándolas, seguirán reproduciéndose", advierte. Y es que, como ha explicado con anterioridad, si la presa aumenta (que en este caso es el alimento), aumenta su depredador (las palomas).
En la actualidad, el Ayuntamiento prepara un plan centrado en quienes cataloga como "grandes alimentadores" de palomas. Estima que alrededor de 350 personas arrojan más de dos kilos diarios de alimentos en calles, plazas y parques de la ciudad. Por ahora, Barcelona ha iniciado un plan piloto en siete espacios para tratar de evitar que estos individuos continúen alimentándolas.
En cuanto a las otras medidas que llevó a cabo el Ayuntamiento de Barcelona, como las píldoras anticonceptivas, García no cree en su efectividad: "No sirve para nada, la población ha aumentado igual". Rodero también señala que esta medida no es la más adecuada y respalda la captura de estas aves cuando la población es tan elevada. "Lo mejor sería sacrificarlas y utilizar a las palomas para el alimento de otras especies o de una forma sostenible", asevera.
Cetrería, la medida más reciente
La cetrería es el programa que llevó a cabo el Ayuntamiento para disuadir la población de palomas, que nada tiene que ver con el programa de reintroducción de los halcones salvajes. La prueba piloto utilizó halcones y águilas entrenados para sobrevolar y ahuyentar a las aves urbanas de la zona, sin buscar capturarlas en ningún caso.
Comenzó el 20 de marzo, en la periferia del Camp Nou, en el distrito de Les Corts. Esta zona incluyó los jardines de la Maternitat, los jardines de Bacardí y toda la zona colindante de calles estrechas del área. La empresa que realizó estos vuelos, contratada por el consistorio, fue Soma. Metrópoli pudo desplazarse hasta los jardines de la Maternitat para ver como los técnicos hacían volar las águilas y halcones.
Alex Tomás, técnico de la empresa, explicó a este digital que utilizaron uno o dos ejemplares de águilas de Harris de Perú que son de bajo vuelo y un halcón de alto vuelo para que las palomas vieran que no es un sitio seguro para comer y se fueran. Metrópoli ha verificado que en el área previamente ocupada por estas aves, actualmente no se registra la presencia de ninguna de ellas. Próximamente, el Ayuntamiento evaluará la efectividad de esta medida y decidirá si la extenderá a otras zonas de la ciudad.