Fachada de la escuela Cervantes

Fachada de la escuela Cervantes IS

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La escuela pública de Barcelona que fue una escuela señorial del siglo XV

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Un guirigay infantil se asoma a la puerta del número 29-31 de la calle de Sant Pere Més Baix, en el Gòtic. Es la banda sonora de la Escola Cervantes, ubicada en un edificio con siglos de historia: el Palau Dou.

Poco queda ya de la construcción original, del siglo XV, más allá de algún que otro detalle gótico, casi camuflado, como una ventana coronella tapiada, entre otra ventana y un balcón barroco, y un portal con dovelas.

Pese a su origen medieval, la historia de este edificio está vinculada a la familia Dou, un linaje de juristas y aristócratas. Ignasi de Dou i de Bassols, un destacado jurista del siglo XVIII, adquirió varias propiedades en la zona y consolidó la estructura del palacio.

Familia influyente

Su hijo, Gaietà de Dou, continuó las reformas del edificio iniciadas por su padre: primero dio forma a la fachada de la calle Sant Pere Més Baix (1806) y, en 1818, tras contraer matrimonio, lo convirtió en un palacio de estilo neoclásico bajo la dirección de Antoni Cellers.

En 1864, su heredero Joaquim Maria de Dou volvió a remodelar la residencia señorial y añadió una terraza a la estructura. Evidentemente, a nadie se le habrá escapado que la familia Dou, además de grandes amantes de las reformas, era una de las más influyentes de la época.

Unos auténticos privilegiados, atentos si no al siguiente detalle: en 1897, el electricista Josep Maria Toner hizo un proyecto de instalación de iluminación eléctrica. Unos años antes, en 1880, Lluís Ferran d'Alòs, yerno de la familia, fue nombrado marqués de Dou por el papa León XIII.

Estilo neoclásico

Poco sospechaba la familia lo que estaba por venir. Con la Guerra Civil, los marqueses de Dou se vieron obligados a abandonar la ciudad, y el edificio fue confiscado. Al finalizar el conflicto, se convirtió en una escuela nacional, el “Grupo Escolar Cervantes”, que evolucionó hasta la actual Escola Cervantes.

Fue en 1989 cuando se llevó a cabo la profunda reforma que sirvió para adaptar las instalaciones a las necesidades del centro escolar, desfigurando totalmente tanto el interior como la fachada principal, de la que solo se conserva la planta baja y el primer piso originales con los sillares y los balcones de losa de cerámica enmarcados en piedra.

De la última reforma del siglo XIX se conserva el patio central de estilo neoclásico, las columnas toscanas y los arcos de medio punto.