La fábrica de barrio que marcó la vida industrial de El Clot en Barcelona
Un cartel atornillado en la entrada de una nave industrial recuerda esta emblemática fábrica, 'La Perfección', fundada en 1908 y dedicada a la producción de gaseosas, sifones y licores
En 1979, la calle del Movimiento Nacional pasó a llamarse "de la Democràcia" para conmemorar la nueva democracia recién conseguida. Hay calles que recuerdan momentos históricos, pero esta, además, evoca sabores clásicos de otro tiempo que han llegado hasta nosotros: el del burbujeo alegre y el toque dulce del limón, o la esencia carbonatada del sifón y la gaseosa, dos bebidas que desde finales del siglo XIX nos transportan a los días de verano con amigos, a las reuniones familiares y a los bares de antaño.
El número 9 de la calle Democràcia alberga una vieja nave industrial entre dos bloques de pisos. En la parte superior, un cartel con letras atornilladas aún puede leerse como La Perfección.
Es el único vestigio que queda de una destacada fábrica de gaseosas y sifones fundada en 1908, que contribuyó a hacer de la gaseosa y el sifón mucho más que una bebida: un símbolo de la vida cotidiana y el ingenio industrial del barrio del Clot.
Bebidas carbonatadas
A finales del siglo XIX, la producción industrial de gas carbónico permitió el nacimiento de bebidas carbonatadas, que ganaron rápidamente popularidad. El sifón, conocido como “agua de Seltz”, debe su nombre a un manantial alemán en Hesse.
Aunque originalmente tenía fines medicinales, pronto se convirtió en un producto cotidiano. Por su parte, la gaseosa surgió como una bebida refrescante, elaborada con edulcorantes, esencia de limón y ácido cítrico.
En Barcelona, esta industria prosperó y, para 1914, ya existían unas treinta fábricas, entre ellas La Perfección, que también producía licores. La Sociedad Anónima Industrial La Perfección ocupaba varias instalaciones en la calle Monturiol, abarcando los números 1 al 11 y 2 al 12.
Las oficinas principales estaban en el número 5. La nave del número 9 de la calle Democràcia, el único edificio que sigue en pie, era un local adicional que se utilizó como almacén.
Vieja nave en desuso
La Perfección amplió su oferta de bebidas y no solo producía gaseosas y sifones, sino también vinos, licores, jarabes y hielo, hasta llegar a convertirse en un referente de la industria local. En sus últimos años de vida, los productos de La Perfección se identificaban por una mascota icónica: un botones vestido de rojo y blanco, con los brazos levantados en gesto de júbilo.
Este personaje se convirtió en un símbolo de la excelencia de sus bebidas y un elemento de conexión emocional con los consumidores.
En 1981, las instalaciones de la fábrica se transformaron en un centro de Formación Profesional. Y dos décadas después, en 2003, el edificio principal fue demolido para dar paso a viviendas modernas. Aunque su estructura desapareció, La Perfección sigue viva en la memoria colectiva y en ese cartel atornillado de la vieja nave en desuso.