En el barrio del Remei de Badalona la noche parece todavía más oscura. Sobre las 19:00 horas, decenas de personas inundan las calles fronterizas, las que pertenecen a Sant Roc, el barrio vecino, apenas visibles por la escasa iluminación de la zona. El jolgorio, que proviene de la finalización del culto de las dos Iglesias Evangélicas a la que acuden familias gitanas, una situada en la avenida del Marquès de Mont-Roig, se corta en la calle de la Primavera.

Un grupo de personas se reúne a las puertas del local de la asociación de vecinos. El espacio estuvo a punto de ser okupado hace unas semanas por una pareja, un hombre y una mujer, esta última habitual de la zona y a la que los residentes identifican como a una carterista. La constante vigilancia que el vecindario realiza día tras día evitó que los okupas llevasen a cabo el acto delictivo. Sin embargo, este suceso es solo la punta del iceberg, como ellos mismos explican a Metrópoli: "Somos el último barrio de Badalona".

Una de las casas del barrio del Remei de Badalona / ÁNGELA VÁZQUEZ

CASAS TAPIADAS Y ABANDONADAS

La zona, a pesar de considerarse actualmente residencial, es industrial. Comparte terreno con el conocido Chinatown de Badalona y las naves y empresas copan el barrio. Las viviendas contrastan con los bastos locales: casas de poca altura, muchas de ellas tapiadas, con las fachadas totalmente degradadas.

Los cables de la electricidad a la vista son una constante y a las paredes desconchadas se suma desde hace unas semanas lo negro de los contenedores quemados. Los vecinos creen que el famoso pirómano que suele actuar en la "baja Badalona" se ha expandido a sus calles: "Llevamos tres fines de semana sufriendo los incendios de los contenedores y también de algunos coches", narra el grupo, a la vez que señalan la última zona afectada, en la calle de Príncep d'Astúries. El propio alcalde, Rubén Guijarro, y el líder de la oposición, Xavier García Albiol, se trasladaron en aquella ocasión al barrio, "pero podrían darse más de una vuelta para ver cómo estamos", denuncian los residentes.

CORNISAS QUE SE CAEN

No se trata solo de apariencia. La degradación de las fachadas llega a tal punto que incluso pasear por la zona o bajar a tirar la basura supone un peligro: las cornisas y partes de la pared se desprenden y acaban en el suelo, con suerte, o en la cabeza de alguno de los vecinos, como dicen que ya ha sucedido.

Los residentes aseguran que "nunca ha habido una partida presupuestaria para El Remei". Lo que explicaría el estado de abandono de la mayoría de viviendas y también de las aceras y calzadas. Un reclamo, por otra parte, a la temida okupación y a distintas actividades ilegales.

Fachadas de algunos de los edificios del Remei de Badalona / ÁNGELA VÁZQUEZ

PÉSIMO ASFALTADO

Baches y piedras. Es el actual estado de la calzada y la carretera en El Remei. "Hay trozos de calle en los que no hay ni acera", añaden los vecinos. "Pero no hay de qué preocuparse", ironizan. "El coordinador municipal, Joan Carles, nos dijo que se estaban asfaltando las calles, que podíamos estar satisfechos".

¿Cuál es la realidad? Que los trabajados de asfaltado se evidencian en las zonas que pertenecen a Sant Adrià de Besòs. "Todo lo que llega para Badalona se corta aquí".

Una calle asfaltada en la parte que pertenece a Sant Adrià / ÁNGELA VÁZQUEZ

CARRERAS ILEGALES

En la misma calle de la Primavera comienzan, según los vecinos, las carreras de coches ilegales, causantes en parte del degradado del asfalto. "Ahora hemos conseguido que pongan algún badén, pero cada día están igual". Grupos, normalmente, de chicos jóvenes que conducen de manera temeraria, "incluso en contradirección". 

La melodía del coche quemando rueda es habitual, ya que se escucha en todo el barrio, tal y como ha podido comprobar este digital, y el olor también es característico: goma quemada.

LA GASOLINERA, PUNTO DE CONFLICTO

El recorrido de los irresponsables conductores pasa por la gasolinera del barrio, la de la calle Arquímedes. Los precios, tan baratos respecto al resto de Badalona y alrededores, atraen a multitud de personas que paran a repostar en el sitio. El autolavado, que funciona las 24 horas del día, provoca que haya gente día y noche. "Lo dejan todo perdido", denuncian los residentes. "Invaden la calzada para lavar los coches".

En este punto, el regidor Jordi Subirana les aporta una "solución" a los residentes: "Nos dijo que cada vez que viésemos esto, llamásemos a la Urbana". Una Guardia Urbana que, especialmente estas semanas, brilla por su ausencia, denuncian los vecinos. Los mismos agentes, además, aseguran tener los servicios limitados en el polígono. "Solo nos falta que se sepa que no hay policía para que la gente haga lo que le da la gana".

Un autocar en la gasolinera que invade la calzada / ÁNGELA VÁZQUEZ

"NO HAY UN REGISTRO DE EMPRESAS CONTAMINANTES"

Los vecinos explican a Metrópoli que son "muy conscientes" de la zona en la que se encuentran: "Tenemos empresas y lo asumimos, pero tiene que mejorar". La comparan con el polígono de Les Guixeres, junto a la C-31: "Aquello también es industrial. De hecho, no hay viviendas y está mucho mejor acondicionado, tienen buena iluminación y asfaltado".

El grupo agradece la presencia de grandes empresas, algo que debería ser positivo para el barrio "porque dan dinero", pero opinan que "solo ellas se benefician, mientras que a nosotros nos empeoran la calidad de vida". La mayoría, explican, ensucian y contaminan: "El Ayuntamiento de Badalona no tiene un registro de las empresas contaminantes que hay aquí". Algo que preocupa también a plataformas como Airenet.

El pasado industrial y contaminante del barrio es una realidad y lo que los vecinos podrían heredar actualmente ofrece un panorama desolador: "Llevamos años respirando partículas cancerígenas y contaminantes".

TOXICÓMANOS Y MERCADILLO DE LA MISERIA

Por si fuera poco, los toxicómanos campan a sus anchas por el polígono. Provienen de inyectarse su dosis semanal de metadona. Un autobús la suministra debajo de la C-31, entre las columnas. "Pedimos que la desplazasen unos metros, pero nada", explican los residentes, que tienen que convivir con los "yonkis" que recalan en sus calles.

A los toxicómanos se suman los vendedores ambulantes del "mercadillo de la miseria". Hace unos meses, el Ayuntamiento publicó en sus redes algunas actuaciones policiales que, decían, acababan con el mercadillo. La calle Juan XXIII era el escenario, "donde no hay nada", reconocen fuentes policiales. Los vecinos ratifican la afirmación: "Se ponen en Simancas o en Marquès de Mont-Roig, aquí al lado".

Basura por fuera de los contenedores en El Remei / ÁNGELA VÁZQUEZ

"SI CONSTRUYEN PISOS, MEJOR"

La esperanza no está del todo perdida. Algunos vecinos ven con buenos ojos la llegada del Plan Director Urbanístico (PDU) que, se supone, revitalizará la zona. "Si construyen pisos nuevos, mejor". No creen que esto provoque un proceso de gentrificación: "Al contrario, cuanta más vida se le dé al barrio, más contentos estaremos". Por el momento, escasos servicios: algún bar, pero ningún CAP, tienda o paradas de autobús. "Nuevos vecinos significará nuevos establecimientos".

El contraste, de hecho, ya se percibe: en la misma Marquès de Mont-Roig con Festa Major Iquique está prácticamente finalizado un nuevo bloque de pisos, a la venta por más de 200.000 euros

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