Sí pero no. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y alma mater de Barcelona en Comú (BeC), no las tiene todas consigo para despachar al PSC. En las últimas semanas, ha recibido presiones sinnúmero para romper su alianza con el líder socialista, Jaume Collboni, e incluso ha habido una oferta en serio de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) para formalizar un acuerdo a largo plazo.
De hecho, tal y como ha publicado este diario, Colau ha dicho que no a una declaración unilateral de independencia “se presente como se presente”. El flanco soberanista de Colau queda, de esta manera, blindado para no incurrir en una senda de ilegalidades institucionales que le comportarían problemas con una parte importante de su electorado. Pero también ha advertido que “si llega el 155, será el peor de todos los escenarios, ya que generará tensión en toda Cataluña. No lo entendemos y esperamos que el PSC se desmarque se esta aplicación. De lo contrario, se abrirá un proceso de reflexión en Barcelona en Comú”.
Paralelamente, este jueves, hubo una asamblea de las bases de ERC en Barcelona. Se realizó en las Cotxeres de Sants y en ella estuvieron el líder local, Alfred Bosch, y el portavoz del partido, Sergi Sabrià. Ambos coincidieron en señalar que los puentes con Ada Colau ya estaban bien tendidos, tras una etapa de tensión en la que se llegó a poner la cabeza de Bosch encima de la mesa.
DECISIÓN DE LAS BASES
Lo que aseguraron los dirigentes de ERC a su militancia es que la alcaldesa se había comprometido a trasladar a las bases de su plataforma la decisión de si debe romper con los socialistas. “De este modo, se quita de encima la responsabilidad de tomar una decisión tan drástica. Y le sale muy bien la jugada: Collboni es un señor muy bien considerado en los ámbitos de las empresas y los comercios y le ha sacado las castañas del fuego en varias ocasiones. Pero en estos momentos, a Colau se le pide un paso más por el país. Y debe decidir si apoya a las instituciones de Cataluña o no”, explican a Metrópoli Abierta fuentes de ERC. En caso de que rompa con el PSC, podrá seguir gobernando con las manos libres –aunque con un pacto tácito sobre lñineaqs generales de gestión- con el apoyo de ERC, que incluso tiene un concejal más que el PSC
Es una doble jugada: la alcaldesa se quita en encima la responsabilidad de decidir y, además, escenifica la democracia popular que impone en su partido. Una jugada que está pensada tanto de puertas afuera como de puertas adentro.
EL FRENTE INTERNO, NEUTRALIZADO
Porque, en realidad, el problema que tiene Ada Colau en estos momentos no es sólo la presión que ejerce ERC (y también del PDeCAT, aunque no con tanta intensidad) sobre ella y su formación. La fuente de sus preocupaciones proviene de sus propias filas, donde un sector pugna por arrastrar a Barcelona en Comú hacia posicionamientos cercanos a la CUP y a decisiones marcadamente independentistas. En este sentido, fuentes de los comunes admiten a este diario que “no es que haya una doble pinza, es que hay una triple o cuádruple pinza sobre la alcaldesa: la que ejercen por un lado los independentistas de PDeCAT y ERC, incluso la que ejercen ERC y la CUP en ocasiones, la que ejerce el PSC en connivencia a veces con corrientes internas de BeC o puntualmente con partidos antiindependentistas y la que ejercen luego formaciones decididamente unionistas, como Ciudadanos y PP”.
En estos movimientos, tiene una especial relevancia el posicionamiento de determinados sectores de Catalunya en Comú (CeC), la nueva formación de Colau, que pugna por arrastrar al partido a escenarios mucho más radicales. Quien lidera estos movimientos es Jaume Asens, cuarto teniente de alcalde de Barcelona, que por si fuera poco no es un hombre bien visto desde Esquerra. De hecho, sus planteamientos están mucho más cerca de la CU que de los republicanos.
LOS MÁS DUROS EMBATES
Y es desde estos círculos desde donde Colau recibe los más duros embates: los partidarios de Asens insisten a la alcaldesa que debe romper con los socialistas por el apoyo socialista a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. “Consideran que ésta es una excusa lo suficientemente potente como tomar una determinación en ese sentido y están dando la batalla con ella”, admiten fuentes de CeC.
Colau, sin embargo, se ha mantenido en un plano neutral y ha apelado a la consulta interna para no quemarse. Pasando la pelota a las bases, se lava las manos y proyecta, al mismo tiempo, la imagen de democracia interna que pregona públicamente. La consecuencia de su decisión es sencilla: si las bases deciden desprenderse de lossocialistas, ella no será la responsable y, además, no le faltarán socios para culminar su mandato, ya que los independentistas y una parte de su formación coinciden en dar un giro soberanista a la gestión del Ayuntamiento de Barcelona. Pase lo que pase, pues, la alcaldesa hace como la banca: siempre gana.
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