Eva Parera (Barcelona, 1973) es abogada, empresaria y política. Actualmente es regidora-presidenta del grupo Valents en el Ayuntamiento de Barcelona y este viernes ha dejado de ser diputada como independiente por el PP en el Parlament de Cataluña. En declaraciones en exclusiva a Metrópoli, Parera puso el acta a disposición del PP. La parlamentaria había recibido críticas de altos cargos del PP por la creación de Valents, un partido de ámbito catalán que aboga por la unión del constitucionalismo y que el PP ve como una competencia. El jueves se oficializó el pacto de la marcha de la diputada. Parera fue la número cuatro de la lista Barcelona pel Canvi-Ciutadans que encabezó Manuel Valls al consistorio barcelonés en 2019 y una de las tres personas de la coalición que votó a favor de la investidura de Ada Colau como alcaldesa. Valents se ha creado tras la marcha de Valls.
Acaba de presentar Valents, un partido constitucionalista. ¿Cuáles son sus principales objetivos?
De entrada, presentarnos a todos los municipios en las próximas municipales con el objetivo de entrar en los máximos gobiernos posibles.
¿Sólo en Cataluña?
Sí, sólo en Cataluña. Valents es una opción política que no se va a extender más allá de Cataluña. No va a haber un Valents en Madrid ni en La Rioja. La voluntad es presentarnos en todas las elecciones que hayan, empezando por las municipales. Los proyectos se consolidan desde los ayuntamientos. Ésta es la mejor forma de crecer.
Entiendo que Valents se presentará a las municipales de Barcelona de 2023.
Sí. En Barcelona y en todos los municipios de Cataluña.
¿Será usted la cabeza de lista en Barcelona?
Sí.
¿Valents se presentará también en las próximas elecciones al Parlament?
Sí, sin duda. Es un proyecto político que viene a ocupar un espacio que no existe, un partido catalán no independentista que no tenga ninguna voluntad de salir de fuera de Cataluña ni de extenderse. Esta opción hoy no existe. No existe ninguna formación no independentista que no dependa de las decisiones que se toman en Madrid por parte de la dirección nacional del partido. Esto no le va a pasar a Valents. Valents no tendrá una dirección en Madrid que tome las decisiones en relación a lo que se tiene que hacer en Cataluña.
En las próximas elecciones al Parlament, ¿usted también será la candidata de Valents o buscará otra persona?
Mi voluntad es llegar al gobierno del Ayuntamiento de Barcelona. Hacer un buen resultado en las municipales de 2023. Echar al gobierno que tenemos y evitar que gobiernen los independentistas. Hay que consolidar un proyecto político con otras caras. No nos podemos basar en una sola cara ni en un solo nombre. Hay gente muy buena en el proyecto. Cada vez se incorpora más gente. Y seguro que habrá candidatos muy buenos para otras elecciones.
¿Dónde estará su futuro político?
En el Ayuntamiento de Barcelona.
Es seguro al 100 por 100?
Sí, 100 por 100 seguro.
¿Cree que PP y Valents son competencia?
Al contrario. Somos aliados. Valents es un proyecto político que nunca se ha conseguido en Cataluña, que busca sumar las fuerzas del constitucionalismo. Se puede hacer en otras comunidades y en Cataluña no. Es absolutamente inexplicable. Las fuerzas políticas existentes no han sido capaces de sacar al votante constitucionalista del desánimo y de convencerle de que tiene que ir a votar en masa por fuerzas constitucionalistas. Al final, esta mano tendida que yo tengo hacia otra fuerzas constitucionalistas creo que tiene que ser bien recibida porque están pidiendo lo mismo.
Realmente ve posible esta unión del constitucionalismo en las elecciones de Barcelona. Ciutadans ya ha dicho que irá en solitario y el PP que participará con sus siglas.
No solamente lo veo posible sino que veo esta unión imprescindible y necesaria. Si miramos como está constituido el Ayuntamiento de Barcelona, si el constitucionalismo trabajara conjuntamente y como un único grupo municipal, tendríamos ocho concejales de tres formaciones. El PSC está en el gobierno de la ciudad con ocho concejales. Nos estamos equivocando si solo pensamos en el propio interés o en el interés del propio partido. Somos mucho más fuertes sumando fuerzas para evitar un gobierno populista o independentista. Es básico en la ciudad de Barcelona.
¿Qué fuerzas tendrían cabida en esta unión del constitucionalismo?
Todas las que tengan muy claro con quien vienen a sumar. Nosotros tenemos un proyecto político por y para Barcelona que choca claramente con el del gobierno actual, especialmente con Barcelona en Comú, y choca frontalmente con el proyecto político de ERC. Es el mismo proyecto que el de Colau más el independentismo. Está claro que con estas dos fuerzas es imposible sumar. No podremos hacer un proyecto de ciudad consensuado. Es imposible. Con el resto de fuerzas sí, teniendo en cuenta que somos un partido constitucionalista y contrario al independentismo. Sin fisuras, no cabe el fuego lento. El sí pero no. No queremos salir de España. Los ayuntamientos tienen que estar al servicio de los problemas del municipio. El programa también debe sumar antiokupación ilegal, antidelincuencia, en favor del orden, en favor de la empresa privada y del crecimiento, en favor del turismo, en favor de una cocapitalidad con Madrid. En todo lo que sea progreso y crecimiento para Barcelona, Cataluña y España no tiene porque haber ningún problema. Vamos a hacer una coalición, con una marca común. No se trata de hacer desaparecer ninguna sigla. Quien tiene derechos electorales, tiene todo el derecho a mantenerlos. Vamos a hacer una coalición y vamos a ver quién es el mejor candidato. Yo incluso estoy dispuesta a renunciar a ser cabeza de lista.
¿Está dispuesta a renunciar a ser cabeza de lista?
Por supuesto. Seré cabeza de lista de Valents. Eso, seguro. Si hacemos una coalición y consideramos conjuntamente que hay un candidato mejor que yo, pues hay un candidato mejor que yo. Lo que queremos es gobernar Barcelona. No quiero ser candidata por ser yo. Quiero gobernar Barcelona y me da igual si soy alcaldesa o teniente de alcaldía.
¿Esa posible coalición descarta a Vox?
Depende. Vox ahora mismo no tiene derechos electorales. No tiene grupo en el Ayuntamiento de Barcelona y tiene una posición muy distinta. Tiene que hacer una reflexión política y decidir si se presenta. Ya lo intentó y fracasó, y no consiguió entrar. A partir de aquí le aplico lo mismo que a otras fuerzas políticas. ¿Qué quiere usted para Barcelona? ¿Cuál es su posicionamiento respecto a Cataluña? ¿Cuál es su posición en relación al estado de las autonomías? Si la posición de Vox es ir al Ayuntamiento de Barcelona para crecer y destruir la autonomía de Cataluña porque no cree en el estado de las autonomías no nos podremos entender. La voluntad de Valents es gobernar una comunidad autónoma, con lealtad a España, pero en temas antiautonómicos no nos podremos entender. Si hacen un programa municipal que se encajable con el que tenga Valents y las coaliciones que pueda hacer con otras formaciones políticas, pues bienvenidos sean.
¿No le preocupa que le digan que está pactando con la ultraderecha?
El pacto forma parte de la política. Y tenemos que empezar a entender que no va a haber durante mucho tiempo ninguna fuerza política que pueda gobernar en solitario. Ni en Barcelona ni en ningún otro lugar. Ni a nivel autonómico ni a nivel de elecciones generales. Yo prefiero pactar con fuerzas de centro, sin duda. Prefiero dejar a los extremos fuera. Creo que el problema que tenemos hoy es que los extremos tienen demasiado poder no solo en Cataluña sino en la gobernabilidad de España. Uno de los objetivos de Valents es hacer que el gobierno de España no dependa de fuerzas de extrema izquierda como pueden ser Bildu o ERC. O dependa del comunismo. Tenemos una vicepresidenta que hace apología del comunismo. Es demencial que lleguemos a esto. Se ha perdido todo sentido común. Estamos en una democracia. Siempre tendré más facilidad de entenderme con el centro, pero esto por desgracia no depende solo de mí.
¿Un posible pacto con el PSC, con Jaume Collboni, es posible antes de las elecciones?
Llevo intentando pactar con el PSC desde que están en el gobierno. El pacto con el PSC lo hacemos cuando lo ponemos en el gobierno de Barcelona. Yo no pongo a Colau. Colau está sí o sí. O está con ERC o está con el PSC. Yo hago un pacto con el PSC con otras dos personas. Una es Manuel Valls y la otra Celestino Corbacho para que el PSC esté en el gobierno del Ayuntamiento. Desde ese día estoy intentando hacerle entender al PSC que tiene una mayoría alternativa en el Ayuntamiento de Barcelona. Puede romper con políticas de los comunes con las que el PSC no está de acuerdo. No tiene porque tragar con determinadas políticas. No tiene porque tragar con la no ampliación del aeropuerto. No tiene porque tragar con el no al Hermitage. Pero el PSC tiene que decidir hasta qué punto es valiente para ejercer esa mayoría alternativa que tiene.
¿Se ha arrepentido de haber hecho alcaldesa a Colau? Se lo comento por la deriva que ha tomado la ciudad, con un nivel de inseguridad importante y preocupación por la movilidad y el urbanismo táctico, por citar algunos ejemplos.
Yo tengo dos grandes pesares. Uno es el mal resultado de la última campaña electoral [de su coalición Barcelona pel Canvi-Ciutadans]. Creo que fue una pena. Podríamos haber cambiado la dinámica de la ciudad de una forma muy buena. Hubiera cambiado también la dinámica de las elecciones autonómicas posteriores. Ese es uno de mis grandes pesares, pero la democracia manda y los resultados en las urnas son los que se tienen que respetar. Después, tomamos la decisión de que en Barcelona no hubiera un gobierno independentista y optamos por hacer alcaldesa a Colau en un gobierno con el PSC. No me arrepiento de esa decisión. Mi otro gran pesar es de no hacer entender a la oposición y al PSC en el gobierno que con más diálogo entre nosotros y menos complejos entre ellos podríamos tomar decisiones muy buenas para la ciudad de Barcelona. Nosotros lo hemos demostrado. Con tres votos hemos tomado decisiones que mucha gente no entiende, como aprobar unos presupuestos de Colau. El día que permitimos la tramitación de los presupuestos se inició una campaña contra Valents y especialmente contra mí. Llegué a mi casa con un gran pesar y preguntándome '¿Qué está pasando con la política? ¿Qué estamos haciendo mal en la política?' Una decisión normal no puede ser tomada como una excepción, y más criticada por la oposición.
¿Explique que significa que hayan salido adelante los presupuestos de Barcelona?
Pues significa que la Jefatura de la Policía Nacional de vía Laietana no se mueve. Una condición que ponía ERC era sacar de Barcelona a la Policía Nacional. Al quedar ERC fuera del acuerdo, esta posibilidad desaparece. Haber aprobado los presupuestos significa tener más dotación de Guardia Urbana, es que haya más dotaciones económicas para la creación de empleo, ayudas directas para Pymes y autonómos, hay un incremento de las ayudas sociales, de las becas comedor y un aumento de las ayudas para que las personas con riesgo de exclusión social puedan practicar deporte. Implica medidas para la reactivación económica y para combatir el problema de seguridad que tenemos en Barcelona. Por fin se va a empezar a reformar la Rambla, habrá una guardería municipal nueva. Hemos podido negociar. Nuestra obligación como oposición es negociar. No tener un presupuesto del Ayuntamiento es no poder gestionar los fondos Next Generation (Unión Europea). Si esto es lo que quiere la oposición, se equivoca.
¿Ve a Colau presentándose a un tercer mandato?
Sí, sin duda. No sé si sera por voluntad propia o no, pero sí por necesidad de los comunes.
¿Cómo valora la gestión de Colau al frente del Ayuntamiento?
No la puedo valorar peor. La ciudad ha entrado en una decadencia constante. En parte por culpa del Ayuntamiento, en parte por la gestión que se hace desde el Govern de la Generalitat. No hace ni un año de los incidentes de los CDR. Hemos pasado una crisis económica por el Covid-19, pero no se ha sabido reaccionar. Y lo peor es que no ha tenido ninguna capacidad para entender que no debe hacer activismo. El activismo no se hace desde una silla de gobierno. Se hace desde la calle. Colau no ha entendido en estos dos mandatos que no está aquí para hacer activismo sino para gestionar. Gestionar, incluso, es contradecir mensajes que has dado haciendo de activista. Es la madurez política. Es la vida. Es la responsabilidad de un gobierno. Y si no eres capaz de hacerlo, te vas, y vuelves al activismo a las puertas de la plaza de Sant Jaume.
Xavier Trias dijo que Colau era el peor alcalde que ha tenido Barcelona. ¿Usted también lo ve así?
Sin duda.
¿Qué valoración hace de la querella interpuesta contra Colau por presunta malversación y prevaricación?
Ninguna valoración. Primero no la conozco. No la he leído. Segundo, está en fase de instrucción. Las valoraciones las tiene que hacer el juez, no las tenemos que hacer los políticos. No juzgo, ni prejuzgo. Me tengo que dedicar a lo mío. Y luego pienso que la valoración se tiene que hacer una vez se haya hecho la fase de instrucción. Aquí hay dos partes. Y cada una tiene su versión de los hechos. Veremos qué dice el juez. Si el juez sentencia que ha habido un delito, entonces la parte política tiene que actuar exigiendo una dimisión que tiene que ser inmediata porque se supone que habrá una inhabilitación. Pero mientras tanto lo responsable y lo prudente es que si está en manos de la justicia que sea ésta la que se pronuncie.
¿Cuáles son para usted los tres grandes problemas de Barcelona?
Si solo fueran tres... El principal problema que tiene la ciudad actualmente es su Ayuntamiento. Es el gobierno de la ciudad. Y como parte de la oposición está ejerciendo esa oposición.
¿Se refiere a la gestión municipal?
Las gestiones que se toman y cómo se combaten esas decisiones desde la oposición.
¿Y los otros problemas?
El segundo problema que tiene Barcelona, y no lo digo yo sino que lo dicen los ciudadanos, es el tema de la seguridad. No puede ser que un vecino no pueda decidir ir a cualquier lugar de la ciudad y a cualquier hora por miedo. Es un problema importante. Tenemos un problema de mafias, tenemos un problema de tráfico de drogas, tenemos atracos, violaciones. No se está actuando de forma correcta. Otro problema es la limpieza. La imagen de la ciudad es de degradación constante. Barcelona no es una ciudad feliz, bonita. La hemos visto mucho mejor. Ha entrado la nueva contrata de limpieza [en marzo]. Veremos qué resultados da. Y otro gran problema de la ciudad es su política de movilidad y urbanística.
Nos vienen unos meses con obras con media ciudad levantada: superilla del Eixample, tranvía, vía Laietana. ¿Todos estos proyectos son necesarios?
La mayoría no lo son. El urbanismo no tiene que tener color político.
¿Y lo tiene en Barcelona?
Claro, lo tiene totalmente. Hay un claro marcaje al vehículo privado en todas las políticas de urbanismo y hay un claro marcaje al sector privado de la construcción. Son dos ideologías muy marcadas que dirigen el urbanismo de la ciudad. Hay mucha necesidad de anunciar grandes reformas pero no hay ninguna voluntad de terminarlas ni de consensuarlas. No puede ser que se inicie un proyecto del 22@ y el propio gobierno lo paralice cinco minutos antes de una comisión. Lo deja en suspenso dos años y ahora, a finales de mandato, anunciamos un gran 22@. Que no nos tomen el pelo. No es el gran 22@ que van a dejar en 2023. Es el 22@ de pérdida de oportunidades de implantación de empresas que generan ocupación que hemos tenido parado dos años por una decisión tomada de forma unilateral sin la oposición. Nos enteramos cuando el gobierno entraba por la puerta de la comisión en el que había que aprobar el nuevo plan urbanístico.
Desde que se fue Valls, usted ha hecho una revolución en el partido. No solo ha cambiado de nombre sino que ha dado un giro a la derecha. ¿Ahora se ha sentido más libre para hacer un proyecto más próximo a su ideología?
El proyecto político, las propuestas que llevábamos en el programa no han variado. Las propuestas que hacíamos como oposición con Valls o las que hacemos sin Valls no son muy distintas. Siempre hemos tenido la misma política y visión de lo que la ciudad necesita. Lógicamente, cambia mucho ser la número dos que ser la número uno. Siendo la número uno tienes más libertad de acción y ahora que no está Manuel la voluntad ha sido hacer un proyecto que se amplíe fuera del ámbito metropolitano de Barcelona. Manuel no tenía ninguna voluntad de implantar un nuevo partido político en Cataluña. Ahora que él no está hemos tomado esta decisión. Es la única libertad entre comillas que hemos ganado con la salida de Manuel Valls.
¿Su relación con Manuel Valls es buena?
Sí, por supuesto.