Un comedor social en una imagen de archivo

Un comedor social en una imagen de archivo ARCHIVO

Información municipal

Del concierto de Bruce Springsteen a los comedores sociales: la curiosa trayectoria de Aramark en Barcelona

Los comedores sociales se adaptan a las necesidades de las personas usuarias incluso previendo dietas para el Ramadán

9 julio, 2024 23:30

La empresa Aramark Servicios de Catering se ha hecho el pasado martes 2 de julio con la gestión de los dos comedores sociales municipales que pertenecen a los distritos del Eixample y de Les Corts. Se trata de dos contratos que suman 2.858.000 euros por dos años. En cada uno de los dos comedores deberán repartir 80 comidas diurnas y 75 nocturnas diariamente. En total, 29.200 comidas diurnas al año y 27.375 cenas, lo que totaliza 56.575 menús por cada uno de los comedores.

En ambas licitaciones no hubo rival: Aramark fue la única aspirante a llevarse el contrato. El comedor del Eixample era atendido hasta ahora por otra entidad, mientras que el de Les Corts ya estaba gestionado por Aramark. Aunque la adjudicación se ha realizado ya, el contrato entrará en vigor el próximo 1 de noviembre de 2024 por un periodo de dos años, aunque una cláusula permite prorrogarlo por otros dos años, por lo que el coste total del contrato para los próximos 4 años se eleva a algo más de 5,7 millones de euros.

Más allá de esa curiosidad, se da la casualidad de que Aramark es la empresa que gestionó las barras, por ejemplo, en el concierto de Bruce Springsteen hace un par de semanas. Se trata de un servicio radicalmente diferente a la gestión de comedores sociales, pero ese tipo de ocupación es una de las especialidades de la compañía. El año pasado, también fue la empresa que gestionó los servicios de barras en el concierto de Coldplay. Lo cierto es que las críticas cosechadas en esos conciertos hacían referencia al elevado precio de los productos. Algunos de los asistentes se quejaron de que la cantidad de comida de los bocadillos, por ejemplo, era ridícula ante unos precios desorbitados. Paralelamente, gestionan los servicios de catering de algunas clínicas y colegios, un servicio por el que también se han registrado críticas de los pacientes y usuarios.

Un menú controlado

Otra cosa parecen ser los comedores sociales que ha de gestionar. Los espacios que ahora controlará la empresa pertenecen al Institut Municipal de Serveis Socials (IMSS) y disponen de unos principios básicos en los que priman el respeto, la igualdad, la dignidad, la confidencialidad, la privacidad y otros aspectos. Pero el Instituto Municipal de Servicios Sociales (IMSS) supervisa la composición de los menús. Y no sólo eso: revisará desde el origen y el nombre del proveedor hasta la variedad, el tipo de envasado, el sistema de conservación, el lugar de origen del producto o el transporte de la comida, por ejemplo.

Un comedor social en Barcelona / ARCHIVO

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En las cláusulas del contrato, se especificará que la alimentación en los comedores sociales deberá cumplir los siguientes requisitos: “Ser completa y equilibrada; tener una presentación atractiva; ser variada, adaptándose a las necesidades, gustos y hábitos de los usuarios; los menús deberán de tener una rotación mínima de cinco semanas; la comida debe estar convenientemente elaborada y condimentada; y debe de estar basada en los guisados tradicionales y adaptada a la época del año”.

Menús para el Ramadán

Lo que se pretende es que la aportación calórica tenga entre 750 y 900 kilocalorías por comida, lo que significa aproximadamente un 40% del volumen energético diario total. Los menús constan de una ensalada de tomate y lechuga con dos componentes más, un primero (arroz, pasta, legumbres, hortalizas, verduras, patatas…), un segundo plato (carnes, pescados y huevos, con guarnición) y postres (fruta natural variada y de temporada cuatro o cinco días a la semana y derivados de lácteos uno o dos días). Además, entra en el menú pan blanco, integral y para celíacos, agua, café, té e infusiones. La carne deberá de ser un componente como mínimo dos veces a la semana (una vez, carne roja) y se restringen las bebidas azucaradas y energéticas, galletas, batidos, pasteles, helados, etcétera.

También se tiene en cuenta que en determinadas épocas o días habrá comida especial: “Los menús de los días festivos se contemplarán de forma especial y se incluirán menús correspondientes a los propios de las tradiciones y fiestas populares que se celebren: Castañada, Sant Jordi, solsticios de verano e invierno, Carnaval… También se tendrán en cuenta festividades no locales, pero que tengan impacto en el colectivo de personas usuarias (como el Ramadán), para lo que la adjudicataria debe de estar abierta a las propuestas de adaptación culinaria que lleguen desde el IMSS”.

Desde el Ayuntamiento destacan que lo que se pretende es potenciar los alimentos ecológicos y sostenibles, aumentar la oferta de proteína vegetal, potenciar el consumo de producto de temporada, así como el producto de proximidad, así como minimizar la oferta de azúcares refinados. El café y el chocolate que se sirva ha de ser proveniente del comercio justo o equivalente.

Tipos de usuario

Con este servicio, el Ayuntamiento trata de aportar unos beneficios sociales para prevenir situaciones de malnutrición y minorar los efectos del desarraigo social, así como consolidar hábitos de salud, recuperar la autonomía personal y ofrecer incluso actividades socioeducativas y lúdicas y posibilitar la inserción de los usuarios en la red normalizada de recursos de la ciudad.

No hay que olvidar que los principales usuarios de los servicios de comedor social son personas en situación de pobreza o de exclusión social, personas que viven en pensiones o habitaciones como realquilados, sin derecho a cocina, en situación de precariedad económica y, a menudo, con problemáticas de salud asociadas. De ahí que se prevean incluso diferentes tipos de dietas (hipocalórica, hipercalórica, basal, hiposódica, diabética, sin cerdo, astringente, vegetariana, vegana, incluso la combinación de varias de ellas), con el fin de poder adaptarse en lo posible a las condiciones de los usuarios del servicio. Normalmente, se aceptan personas de hasta 65 años en los comedores, pero el IMSS puede admitir la atención a personas que superan esta edad para garantizar la cobertura de unas necesidades básicas.