Elsa Artadi (Barcelona, 1976) tiene Barcelona en la cabeza. No quiere saber nada, --a no ser que esté relacionado con la capital catalana—sobre los conflictos políticos en el Parlament. Renunció a ser vicepresidenta del Govern de Pere Aragonès y es ya la candidata “oficial” a la alcaldía de Barcelona por JxCat. Exdirectora general de Tributos y Juego, exconsejera de Presidencia y exportavoz del Govern, renunció también hace un par de semanas al cargo de portavoz nacional de Junts per Catalunya. Doctorada en Economía por la Universidad de Harvard, Artadi tiene claro que la prioridad absoluta es “echar a Colau del Ayuntamiento”. Responsabiliza a los socialistas de la situación de desconcierto en la ciudad, pero está abierta a pactos con todas aquellas fuerzas que tengan claro que Barcelona no puede continuar con la alcaldesa Ada Colau, una posición que dista de la que defiende Esquerra Republicana, el socio de JxCat en la Generalitat. En esta entrevista con Metrópoli señala que Barcelona puede recuperar “la apuesta por el diálogo que ha tenido siempre, también antes del mandato de Xavier Trias”.
Usted ha sido elegida alcaldable de Junts per Catalunya al Ayuntamiento de Barcelona. ¿Seguro, es definitivo?
JxCat es un partido ordenado, y se aplicó un reglamento de primarias. Se hizo y el resultado fue muy claro. Con los avales presentados en 48 horas y acompañada de todas las agrupaciones locales. Soy la candidata a la alcaldía.
Pero eso ha pasado en otros partidos y al final se decide otro candidato o candidata. ¿Descarta que pase en JxCat?
En nuestro partido no ha pasado nunca. Muchos partidos alardean de democracia interna, pero no la practican. Nosotros sí.
¿No habrá cambios en el último momento?
El parido está muy unido, todos estamos muy motivados y activados y orgullosos de cómo se organiza el trabajo en Barcelona.
¿Por eso renunció a ser portavoz nacional de JxCat, para dejar claro que será la candidata a la alcaldía?
Ese paso fue la continuidad de muchas cosas. Venimos de mayo del pasado año, cuando recibí la oferta para ser vicepresidenta de la Generalitat. Lo agradezco y estoy muy orgullosa de ello. Pero quise reafirmar mi opción por Barcelona, la que había hecho tres años atrás. Lo pensé, en todo caso, y decidí que mi camino era Barcelona. Pero en aquel momento decidí esperar, antes de dejar el cargo de portavoz de JxCat, para formalizarlo mejor un poco más adelante. Y lo he hecho, con un mensaje claro: solo me pronunciaré sobre Barcelona, que es lo que interesa a la ciudadanía. Estoy centrada en la candidatura a la alcaldía.
¿Lo tenía, entonces, muy claro en ese momento, con la opción de ser vicepresidenta?
Lo llevábamos hablando con Jordi Sànchez, desde antes de las elecciones. ¿Qué podíamos hacer? Fuimos muy transparentes, con el ánimo también de explicarlo todo a los militantes de la asamblea de Barcelona. Para mí fue un honor que se pensara en mí para la vicepresidencia, y me podía atraer, porque la Generalitat ha sido mi casa durante unos cuantos años. Pero no era el momento. El proyecto es Barcelona, porque ahora se ve muy claro la importancia de tener un alcalde o alcaldesa que lo haga bien, se percibe cuando hay una alcaldesa pésima. Los militantes en Barcelona lo entendieron muy bien y me agradecieron que me quedara. Tal vez los militantes de fuera de Barcelona no lo entendieran tanto. Pero lo expliqué con calma.
¿De qué deben ir las elecciones municipales de mayo de 2023 en Barcelona?
Lo que está en juego es echar a Colau del ayuntamiento. De eso van las elecciones. Van de perpetuar el modelo de Colau, que desdibuja la ciudad, que la desilusiona, una ciudad gris, que pierde oportunidades, o de recuperar una ciudad que había sido segura, limpia, cívica, abierta al mundo, de progreso e innovadora. Barcelona ha sido el ejemplo y el orgullo de todos nosotros y puede serlo de nuevo. Lo que pasa es que el gobierno de la ciudad no acompaña.
¿Entonces, hay que hablar de ciudad, modelo sobre Barcelona, solo eso, sin otros discursos políticos?
Se debe hablar de modelo, de la necesidad de actuar con rigor, de que no se puede ser frívolo, para acabar en los tribunales, que es lo que le pasa ahora a Colau. Se debe recuperar la apuesta por el diálogo y el consenso, que es algo que no solo se produjo en los tiempos de Xavier Trias, sino también antes. No se puede gobernar con la imposición, con decisiones unilaterales. Se debe pensar en la globalidad de toda la ciudad, porque la construimos todos. Y no se puede continuar en una dialéctica de buenos y malos, propia de sectarios. Se debe hablar de modelo de ciudad y de modelo de gobernar, con datos, con rigor. El populismo nos arruina. No se puede dejar todo en el terreno de los sentimientos. Colau juega muy bien cuando se plantea ese juego perverso. Entre lo que dice que hará y lo que hace, la distancia es enorme. Se debe gobernar bien, no decir solo que tienes buenas intenciones.
A usted se la ve mucho en Foment, en todos los actos de Rething Barcelona. Es de las únicas, o la única, del ayuntamiento que asiste. ¿Qué debemos interpretar?
Voy a muchos actos en los que soy la única del ayuntamiento. En Rething Barcelona me invitaron, y me entrevistaron, dentro de los trabajos que realizan sobre la ciudad y el modelo metropolitano. Acabo de asistir a una conferencia de Josep Acebillo, que fue arquitecto jefe de Barcelona con los socialistas. Me preocupa que no escuchen a Acebillo, que es un referente internacional. Pero me pasa con otros actos populares o de deporte base, en los que no hay otros representantes del ayuntamiento. Yo intento ir a muchos sitios, para escuchar a mucha gente distinta.
Usted plantea, por tanto, las elecciones como un plebiscito entre Colau y los 'no Colau', por así decirlo. ¿No es una manera de engrandecer a la alcaldesa, a la candidata de los comunes? ¿No puede ser contraproducente para su causa?
Ella ya es grande, porque es la alcaldesa. Y tiene dotes para hacerse grande, no depende de nosotros. Pero hay un grueso de la ciudadanía que no la quiere, que no la valora bien. Hay una parte de la ciudadanía que se quiere marchar de la ciudad, porque entiende que es el peor gobierno municipal de la historia. Es el peor valorado. Y también se debe decir que quien permite esa situación son los socialistas. Gobiernan juntos. Y no se entiende, o ya les va bien o no saben hacer otra cosa, porque parece que Colau gobierne sola.
JxCat se ha aproximado, sin embargo, al PSC, con votaciones coincidentes en el ayuntamiento.
El PSC se ha acercado a nosotros, más bien, al votar iniciativas nuestras.
¿Es creíble, en todo caso, el PSC de Jaume Collboni marcando ahora esas distancias con los comunes en temas como el plan de usos del Eixample?
En el Pleno del pasado viernes quedó claro que lo de Collboni y el PSC contra la superilla del Eixample es puro postureo, cuando no hipocresía. Todos los proyectos que Collboni y los socialistas comentan, en público o en privado, que no les gustan, en realidad son posibles gracias a sus votos. Si de verdad tienen dudas sobre las consecuencias de la superillas del Eixample para el conjunto de la ciudad sólo tenían que votar a favor de la propuesta de Junts en que reclamábamos suspender la licitación de las obras hasta conocer el contenido de los informes sobre su impacto y que se aprobase el proyecto definitivo. No, votaron con Colau y ERC, y todo sigue adelante.
¿Cree que Jaume Collboni quiere ser alcalde?
No tiene nada que ver con su deseo. La pregunta es si hace su trabajo o no para serlo. Porque él es tan corresponsable de lo mal que se hace en Barcelona como Colau. Todo lo que pasa es también responsabilidad suya. Las tres áreas que peor funcionan, de hecho, son áreas socialistas: en seguridad, que ha pasado de ser la séptima preocupación a la primera, con datos en la encuesta de victimización que recuerdan a los años ochenta; en el área económica, con locales vacíos, que es, precisamente, la responsabilidad directa de Collboni; y en movilidad, con Laia Bonet. Hay una hipocresía inmensa en quejarse y no hacer nada, cuando son responsabilidades del PSC.
Usted tiene claro que hay que “echar” a Colau. ¿Lo tiene tan claro Esquerra Republicana, el socio de JxCat en la Generalitat?
Dependerá mucho de quién sea el candidato de ERC. Ernest Maragall no parece que vaya en esa línea, porque aparece como el socio natural de los comunes. Haremos pedagogía con ellos, porque debe haber un antes y después de Colau y Collboni. La ciudad no ha mejorado con ellos en el gobierno, al revés, ni en menor contaminación ni en mayor transparencia. Ahora, ERC es en estos momentos la muleta de Colau.
No parece que ERC quiera cambiar esa posición, ni en el Ayuntamiento ni en la Generalitat. ¿Son conscientes?
Eso se lo debe preguntar a ellos.
Por tanto, ¿hay que inferir que JxC tendrá autonomía en Barcelona para realizar una política de pactos propia?
Nosotros no hemos sufrido lo que le ha tocado a Ernest Maragall, con el sapo de los presupuestos. Se comió, efectivamente, un sapo. Ahora bien, eso es una cosa y otra que cualquiera pueda hacer lo que le de la gana en cada sitio. Eso tampoco.
Usted habla de ERC, pero con un presidente de JxCat en la Generalitat, ¿no hubieran hecho lo mismo, apoyar a Colau con los presupuestos para asegurarse los del Govern?
Tuvimos un presidente de JxCat y no nos comimos sapos como el de Maragall. Porque JxCat tiene claro que Colau, con el apoyo de Collboni, no es un acuerdo bueno para la ciudad. Y no se nos obligó a apoyarla.
Tal vez, porque con cinco concejales, JxCat no era decisiva en el Ayuntamiento.
Depende. ¿Si no hubiera votado ERC, podíamos haber sido decisivos? De lo que hablamos es del respeto a la ciudadanía. Aunque tampoco me creí la posición de Maragall, de no apoyar los presupuestos, porque venía de aprobarlo todo a favor de los comunes.
Pongamos que estamos en mayo de 2023. Usted tiene en la mano la elección del alcalde o alcaldesa.
Debo recordar que Ernest Maragall, que pasó de los cinco concejales, los que nosotros tenemos, pudo haber sido alcalde. Quiero decir que yo puedo ser la alcaldesa. Debe gobernar la lista más votada. Porque lo que ocurrió es que se aceptaron los votos de Manuel Valls para que fuera alcaldesa Colau.
¿Qué papel tendrá Xavier Trias?, que está con usted en muchos actos públicos.
Somos amigos, y él está a disposición para ayudar en todo. Cuando se filtró que no iría como vicepresidenta al Govern de la Generalitat, él fue el primero en llamar para decirme, emocionado, que me quedara, que estaría a disposición para ayudar en Barcelona. Me acompaña a reuniones, me presenta a gente y está totalmente implicado.
En pocos meses se deberá solventar la candidatura de los Juegos Olímpicos de invierno. ¿Está a favor?
Yo he llevado ese tema al plenario con dos ideas claras, que se vote en el territorio, con la consulta que sea necesaria, porque son ellos los que deben decidir. Barcelona puede celebrar, por ejemplo, la ceremonia inaugural y tener un papel importante. Pero, más allá de ello, la segunda idea es que Barcelona debe ejercer el liderazgo para ejercer de capital de Cataluña.
Jaume Collboni no renuncia a la ampliación del aeropuerto de El Prat. ¿Formará parte del equipo de trabajo que impulsará, junto con el Círculo de Economía?
Pero es que quien se cargó el proyecto fue la ministra socialista de Transportes, Raquel Sánchez. Aena, con mayoría del Estado, tomó la decisión. Después ya pueden explicar lo que quieran. Quieren hacer ver que es culpa nuestra. La posición es que si no se hace como ‘nosotros queremos’ entonces no se puede hacer. Así no se trabaja. No puede ser que todo se arruine por un tuit. (en referencia al que escribió el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès).
Volvamos sobre los candidatos. ¿Sandro Rosell debe preocupar a JxCat? ¿Cómo puede afectar todas candidaturas?
La única candidata que hay designada soy yo, para mayo de 2023. Todos lo tienen claro. No perderemos ni un minuto con el resto de candidatos o los que puedan presentarse. Todos son libres de hacer lo que vean. No nos preocupa.
¿Y qué dice Carles Puigdemont? ¿Debe bendecir la candidatura?
La candidatura ya es oficial.
Ya, como otras que se designaron y luego pasó otra cosa.
Es oficial y tiene el apoyo de Puigdemont.
¿Collboni será el candidato del PSC?
No me parece correcto ni ético entrar en el debate sobre lo que harán o deben hacer otros partidos, como el PSC.
¿Cómo valora lo que ha pasado con Eloi Badia y la decisión de muchos cargos de los comunes de presentarse a oposiciones municipales? ¿Es una desbandada?
Nosotros hicimos consultas jurídicas y vimos que era incompatible con la Loreg. Pero ni podían presentarse ni optar, demás, desde una concejalía. Es inconcebible.
Francina Vila, de JxCat, se ha pesentado.
Pero no es concejal de un gobierno. Y le aseguro que conmigo de alcaldesa nadie hubiera hecho eso.
¿Están en desbandada, le preguntaba, los comunes?
Tal vez tenga que ver con eso, pero también es otra cosa. Los comunes se creen que Barcelona es el patio de casa. No justifican derechos, no se toman las ordenanzas en serio, como se ha visto con la Zona de Bajas Emisiones. No pueden cortar la Via Laietana como lo han hecho o aprobar el Peuat que han sacado adelante. Se olvidan de que hay reglamentos, que hay ordenanzas, para asegurar, precisamente, que no hay abusos de poder contra la ciudadanía. No piensan en el bien común. Piensan que gobernar es hacer lo que les de la gana.
Fijamos los ojos en el pacto de la Diputación de Barcelona, entre JxCat y el PSC. ¿Qué debemos interpretar?
Tiene que ver con que nos querían echar fuera de las instituciones y no quisimos que pasara. Y quien conoce la Diputación sabe que se trata de gestionar unos recursos que son para los municipios. No hay nada más que eso.
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