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La importancia de cuidar la alimentación desde la infancia
Es la etapa en la que se empiezan a adquirir los hábitos necesarios para una nutrición saludable, indispensable además para reducir los factores de riesgo que influyen en la aparición de algunas enfermedades
20 abril, 2023 00:00Noticias relacionadas
La alimentación juega un papel fundamental a lo largo de la vida de una persona pero es durante la infancia cuando adquiere especial relevancia. Ese es el momento en el que se deben establecer las bases de los hábitos alimentarios del futuro. Aprender y enseñar a cubrir las necesidades energéticas a edades tempranas será determinante en el crecimiento y desarrollo del organismo de niños y niñas.
Cada etapa requiere adaptar la alimentación a las características y necesidades del niño, dependiendo de su ritmo de crecimiento y desarrollo, su estado de salud y grado de actividad física, respetando su apetito y teniendo en cuenta sus preferencias., según el desarrollo físico y psicomotor y las necesidades del niño. La alimentación (proteínas, hidratos de carbono, vitaminas…) debe adaptarse a las características individuales, teniendo en cuenta su ritmo de crecimiento y desarrollo, el apetito, los gustos, el estado de salud y la actividad física.
LA LACTANCIA MATERNA
“Una dieta saludable debería comenzar incluso antes de nacer. De ahí la importancia de los mil primeros días, que recogen el embarazo y los dos primeros años de vida. En esta etapa se determinará parte del estado de salud en tu futuro”, señala la doctora Montse Arias Blanes, pediatra y gastroenteróloga de Hospital Quirónsalud Barcelona.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses del bebé, momento en el que se iniciará la introducción de los diferentes alimentos, de manera complementaria a la lactancia, que se recomienda mantener al menos, hasta los dos años, y que suponen el alimento principal durante el primer año de vida.
ALTERNATIVAS
No obstante, en caso de no ser posible o de no desearse, “optaremos por una fórmula adaptada”, aclara. “A partir de este momento comenzaremos con la diversificación alimentaria y empezaremos a introducir los diferentes alimentos”, detalla la pediatra de Quirónsalud.
La gastroenteróloga pediátrica insiste en que “a pesar de que no existe un calendario o una pautas que indiquen en qué momento se tiene que introducir cada alimento, siempre recomendamos optar por las soluciones más saludables, más naturales y más sostenibles”. “Es una etapa de experimentación y aprendizaje a través de diferentes texturas, colores, sabores…”, resume la doctora Arias.
“Los cambios deben ser progresivos, poco a poco”, advierte la especialista, quien recomienda a los padres “intentar que los hijos sean activos, que hagan ejercicio”, además de “limitar las horas de pantalla” y “aprovechar para implementar estos cambios positivos en el resto de la familia”.
ALIMENTOS A EVITAR
Una alimentación adecuada facilita los nutrientes necesarios para un correcto crecimiento y es vital para la prevención de factores de riesgo que influyen en la aparición de algunas enfermedades. “Ocho de cada diez enfermedades pueden prevenirse a través de la alimentación”, señala la especialista.
La doctora recuerda que hay alimentos que no son recomendables, especialmente en las primeras etapas de crecimiento. “Es fundamental limitar y dejar para un consumo ocasional todos aquellos alimentos procesados ricos en grasas, azúcar y sal, como pueden ser los embutidos, los zumos envasados de frutas, las galletas, los cereales de desayuno azucarados…”, enumera.
CONSUMIR FRUTA Y VERDURA
Una dieta equilibrada y variada resulta fundamental para mantener la estabilidad de la flora bacteriana y reforzar el sistema inmunológico, sobre todo el de los niños, tan propensos a resfriados, gripes y otras infecciones tan habituales en edad escolar.
“Debemos fomentar durante toda la infancia el consumo de frutas y de verdura, sobre todo de temporada y de proximidad. También será interesante cambiar los cereales por cereales integrales, así como aumentar el consumo de legumbres como una fuente de proteínas, intentando reducir las proteínas de origen animal y en este caso escogiendo sobre todo pescado, huevos o carne blanca. Será importante también fomentar el consumo de frutos secos en presentaciones adaptadas a la edad de nuestros hijos”, concluye la doctora Arias.