La inseguridad y la suciedad de las calles son las grandes quejas de los barceloneses sobre los problemas de su barrio. Hasta 73 tiene Barcelona, integrados en 10 distritos, cada uno con sus conflictos y algunos problemas enquistados desde hace décadas, como la reforma de la Via Laietana, las casernes de Sant Andreu, el parque de los Tres Turons y muchas infraestructuras. En los últimos años, las distancias entre los barrios ricos y pobres se han disparado, aunque en Sarrià y Les Corts critican la falta de equipamientos e inversiones en el último lustro. En los barrios más populares también son muy críticos con la gestión del Ayuntamiento de Barcelona. En Ciutat Meridiana no saben nada de la alcaldesa Ada Colau, quien un día hizo un míster Marshall y desde entonces no se supo más de ella.
Decenas de proyectos seguirán paralizados con la crisis del coronavirus y difícilmente se podrán culminar en este mandato. Comunes y PSC se reparten los 10 distritos de Barcelona. Los de Colau se han quedado Ciutat Vella, Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sants Montjuïc, mientras que los socialistas mandan en Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Sant Martí, Horta-Guinardó y Nou Barris.
CIUTAT VELLA: MUCHA DROGA, LA RAMBLA Y VIA LAIETANA
Robos. Atracos. Peleas con machetes, navajas, puñales, catanas y armas de fuego. Tráfico de drogas... Ciutat Vella es el distrito maldito de Barcelona. A finales de 2017, los vecinos habían detectado más de 60 puntos de venta de droga en el Raval, el foco de las grandes tensiones. El Raval, según los Mossos d’Esquadra, forma parte de los cuatro barrios más peligrosos de Barcelona y su área metropolitana. Los otros son La Mina (Sant Adrià del Besòs), Sant Cosme (El Prat) y Sant Roc (Badalona). Fuentes policiales aseguran que los pakistaníes tienen, hoy, el control de la droga y la prostitución, tras los últimos golpes policiales a las mafias del Este de Europa. “La delincuencia se ha sofisticado y algunas calles, como Reina Amàlia y Salvador, se han convertido en una especie de gueto. Incluso de día la gente tiene miedo”, recalca Manel García, secretario general del SAPOL, que reclama más dotaciones de la Guardia Urbana en Barcelona. Otro foco caliente es la sala o narcosala Baluard, en Drassanes.
Mossos junto a un grupo de detenidos en el Raval / EFE
En el Raval, pero también en el Gòtic y sobre todo en la Barceloneta, se multiplican los problemas de convivencia. Y el malestar de muchos comerciantes con la permisividad hacia el top manta. Los vecinos también denunciaron la precariedad del CAP del Raval Nord, que se trasladará finalmente a la capilla de la Misericòrdia después de un encendido litigio con el MACBA. El CAP del Gòtic, que nació pequeño, también busca un nuevo edificio y peligra la construcción de la filial del Hermitage en Barcelona por el rechazo de los comunes, que en el anterior mandato también rechazaron un hotel de la cadena Praktik. Otro tema pendiente es la reforma del Teatre Arnau, que se cae a trozos.
Ciutat Vella espera dos proyectos urbanísticos que acumulan muchos años de retrasos y discrepancias: Via Laietana y la Rambla. La reforma de la via Laietana costará 34 millones de euros. Debe comenzar a finales de 2021 y se espera su finalización a mediados de 2023. Dejará de ser una vía rápida y se ensancharán las aceras. Habrá un carril bus-taxi de subida y de baja. El carril bici estará en el centro de la calzada. La reforma de la Rambla, proyectada inicialmente durante el mandato de Jordi Hereu, ha sufrido otro retraso. Comenzará en 2021 y las obras, como mínimo, durarán ocho años.
EIXAMPLE: LA MODELO SE ESTANCA Y SE DISPARAN LOS ACCIDENTES
Los vecinos del Eixample celebraron el cierre de la Modelo en 2017, prisión de referencia en Barcelona durante 113 años. Tres años después, su futuro es incierto. De momento, en la esquina de las calles Entença y Roselló, unos barracones acogen una escuela infantil. El Ayuntamiento de Barcelona prometió la construcción de 150 viviendas públicas, una biblioteca y 14.000 metros cuadrados de espacio verde. El deterioro de la instalación es evidente. También, el malestar de los vecinos.
Pasillo interior de la antigua cárcel Modelo, pendiente de su rehabilitación.
Otro foco de tensión está en Sant Antoni, uno de los barrios más castigados por la burbuja inmobiliaria. La remodelación de este emblemático mercado del siglo XIX costó 80 millones de euros (las obras duraron nueve años) y transformó el perfil de sus habitantes. Vecinos y comerciantes están muy preocupados por el aumento de robos y actitudes violentas en el barrio. En Sagrada Família, mientras, sigue el litigio entre los responsables del templo y los vecinos por la construcción de la escalinata en la calle Mallorca que afectaría a unas 3.000 personas.
El Eixample, el distrito más poblado de la ciudad y con más ataques homófobos, tiene otra asignatura pendiente. Año tras año promedia 3.000 colisiones y es la demarcación de España con más accidentes de circulación. Tres de cada cuatro cruces con más accidentes de Barcelona se concentran en el Eixample (sobre todo en las calles de Aragó, Balmes, Muntaner y Aribau). En 2019, 22 personas fallecieron por accidentes de circulación en la capital catalana. La hipotética y controvertida unión del tranvía por la Diagonal también cambiará la movilidad del distrito. Muchos carriles bici de reciente creación son reprobados por ciclistas, motoristas y automovilistas por su complejidad y peligrosos giros. Mientras, el distrito lamenta la falta de inversiones en nuevos espacios verdes.
GRÀCIA: PI I MARGALL Y EL CONFLICTO DE VALLCARCA
Ruidos y movilidad son problemas endémicos de Gràcia. En los últimos años también se ha multiplicado el malestar de muchos comercios. Urbanísticamente, la transformación de Pi i Margall sigue estancada. El nuevo plan, según informa L’Independent, tampoco se realizará en el actual mandato, para malestar de los vecinos, que reivindican un cambio radical en su configuración desde la etapa de Jordi Hereu como alcalde. En el futuro, Pi i Margall será una avenida más verde, con aceras más amplias y un carril bici. Su ejecución, sin embargo, se demora demasiado. Desde el Ayuntamiento aseguran que el proyecto no se terminará en este mandato.
Desalojo de una familia en Vallcarca.
Eloi Badia, el concejal responsable de Gràcia, también debe gestionar la metamorfosis de Vallcarca. La masía de Can Carol, del siglo XIX, se transformará en un centro para el barrio. El movimiento vecinal está en pie de guerra con Núñez y Navarro. No aceptan los 16 pisos sociales que ofrece la constructora. Los vecinos quieren salvar el llamado triángulo de Vallcarca que afecta a medio centenar de hogares y unos pocos comercios.
La prolongación de la Rambla del Prat también preocupa a los habitantes del distrito, que también reclaman la pacificación de la calle Gran de Gràcia y la dinamización comercial de la Travessera de Dalt. También hay malestar por las demoras en la reforma del mercado de la Abaceria, afectado por el amianto. Los comunes quieren construir una superilla en la parte alta del paseo de Sant Joan, pero en el PSC prefieren pacificar algunas calles. Muchos vecinos de Gràcia, considerado el distrito más cool de Barcelona, están hartos de la permisividad del actual gobierno municipal con las actitudes incívicas de muchos ciudadanos y las prácticas de botellón en sus plazas. Critican el aumento de basura esparcida y la ausencia de baños móviles.
HORTA-GUINARDÓ: EL PARQUE DE LOS TRES TURONS Y LA COBERTURA DE LA RONDA
Horta-Guinardó, al igual que otros distritos, espera desde hace años el fin de la construcción del tramo central de la L9 del metro, una obra que lleva nueve años parada y que no se reemprenderá, al menos, hasta 2022. Aunque el metro llegó al Carmel en 2010, cinco años después del hundimiento, la conexión del barrio con el centro con los buses sigue siendo un problema. El Carmel también espera desde hace años la urbanización definitiva de la zona 0 del socavón del metro.
Viviendas afectadas por el proyecto de los Tres Turons.
El incivismo y la masificación turística es otro de los contratiempos de Horta-Guinardó, especialmente para los barrios colindantes con Gràcia y afectados por el Park Güell y las baterías antiaéreas del Turó de la Rovira. En un distrito en plena montaña, las escaleras mecánicas y los ascensores públicos, son reivindicaciones de las asociaciones vecinales. En Horta, uno de los déficit son los centros sanitarios de proximidad, y El Guinardó lleva años esperando la recuperación de la Torre Garcini.
Uno de los proyectos que lleva décadas arrastrándose por los despachos es la reforma del parque de los Tres Turons, que también afecta a Gràcia. La idea es convertir esta zona de la ciudad en un gran pulmón verde. El problema es que el parque cuenta con casi 300 viviendas que se tienen que derribar. Colau tiene que construir seis edificios, entre los barrios de Can Baró y El Guinardó, para realojar a los vecinos afectados antes de echar al suelo las casas del parque. Otra reforma que lleva camino de eternizarse es la cobertura de la ronda de Dalt. Los vecinos reivindican una macroinversión para poner fin a la deuda que el Ayuntamiento tiene con estos barrios tras años de soportar ruidos y la cicatriz que supone la infraestructura, pero hasta ahora solo se han ejecutado 180 metros en la zona más próxima al mercado del Vall d’Hebron que ni siquiera se ha completado y queda por hacer el segundo tramo, hasta la calle de Jericó, con un presupuesto que podría rondar los 40 millones.
LES CORTS: FALTA DE EQUIPAMIENTOS Y CAMP NOU
Les Corts, según denuncian sus vecinos, es “el distrito olvidado por todo el mundo”. Lamentan la falta de inversiones y equipamientos, sobre todo en Pedralbes, y ponen el foco en la asistencia médica. La gestión del CAP de la Maternitat corresponde al Clínic y el CAP de la calle Montnegre está colapsado. Las urgencias se derivan al CAP de la calle de Numància, en el distrito de Sants-Montjuïc, y al de Manso, situado muy cerca del Paral.lel, en el Eixample. En Les Corts solo hay una residencia pública, situada también en la calle de Montnegre. Hay una residencia aprobada y proyectada hace 20 años en la calle de Benavent, pero desde el Ayuntamiento se insiste en que no hay presupuesto para su construcción.
La remodelación y ampliación del Camp Nou condicionará la futuro movilidad de Les Corts.
Los vecinos de Les Corts también reivindican una piscina pública. La tenían, donde antes estaba el antiguo campo del FC Barcelona, pero de su gestión se encarga ahora el Holmes Place, una cadena privada de gimnasios. “Los parques están muy mal cuidados y los vecinos también están muy preocupados por el incremento de robos a viviendas y comercios. Y por los tirones de bolsos a gente mayor”, denuncia Sonia Reina, abogada y consejera de distrito de Ciutadans.
Otro punto caliente es la movilidad en los días de partido en el Camp Nou. La remodelación y ampliación del estadio del Barça, que empezará con cuatro años de retraso, como mínimo, preocupa a los vecinos, aliviados por la futura construcción de la estación de metro del Camp Nou. Mucho mayor es el retraso que se acumula en la Colònia Castells, situada muy cerca de la Illa, un problema enquistado en Les Corts desde principios del siglo XXI. Todavía quedan vecinos por realojar y un edificio por construir. Tampoco hay presupuesto para su acondicionamiento. En el mandato anterior no se construyó ninguna guardería pública (tampoco en el actual) y las obras de la biblioteca Montserrat Abelló, en la calle Comtes de Bell-lloc, duraron nueve años. Los vecinos también aguardan el nuevo plan para Can Capellanets.
NOU BARRIS: LA POBREZA SE ENQUISTA EN EL DISTRITO MÁS DEPRIMIDO
Nou Barris es, de largo, el distrito más pobre de toda Barcelona. Tiene una renta per cápita media al año de 12.045 euros, más de 4.000 euros por debajo de Sant Andreu, la segunda zona con más desigualdades de la ciudad, según los datos municipales de 2017. Algunos de los barrios más deprimidos económicamente son Ciutat Meridiana, Torre Baró, Vallbona, Roquetes, Can Peguera y Prosperitat.
Árboles talados en Ciutat Meridiana.
El acceso a la vivienda, el paro y los salarios muy bajos son algunos de los problemas endémicos en el distrito. La falta de pisos públicos es alarmante y el número de desahucios es muy preocupante. Algunas de las situaciones más dramáticas de los últimos años se han vivido en Ciutat Meridiana, con decenas de pisos de entidades financieras vacíos que han acabado ocupados por familias y mafias que los realquilaban. Situados en una orografía muy montañosa, Ciutat Meridiana, Vallbona y Torre Baró presentan importantes problemas de accesibilidad y movilidad. Las asociaciones vecinales llegan años reclamando más ascensores urbanos y escaleras mecánicas. Tampoco sobran los equipamientos ni las mejoras de muchos de ellos, algunos por una injustificable dejadez municipal, como la cobertura de las pistas de baloncesto de Canyelles, y la larga espera de 25 años de un pabellón deportivo que debe ofrecer servicio a los barrios de Canyelles, Verdun, Roquetes y Guineueta.
La difícil situación de Nou Barris puede empeorar con la crisis que dejará el coronavirus. Esta semana mismo, la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos y Entidades de Nou Barris exigía la puesta en marcha de un plan de choque social para hacer frente a los efectos del covid. "No pedimos ningún privilegio. No somos los únicos que sufrimos esta situación, pero tenemos el derecho a exigir que esta situación no se perpetúe", subrayan. Los vecinos reclaman, entre otras cosas, la reapertura inmediata de todos los equipamientos y centros públicos y medidas para hacer frente a los problemas de la vivienda.
SANT ANDREU: LA SAGRERA, CASERNES Y EL CANÓDROMO
La gran transformación de Sant Andreu está en stand-by. Depende de la futura estación del AVE la Sagrera, que tendrá ocho vías con cuatro andenes. La ejecución de las obras comenzaron en 2009 y se paralizaron entre 2015 y 2018. Difícilmente se terminarán en el actual mandato de Colau. Al 40% de su ejecución, la futura estación tendrá tres niveles, un vestíbulo común de 12.000 metros cuadrados y un parque de 40 hectáreas de extensión a su alrededor. También contempla un aparcamiento para 1.400 vehículos.
Obras del AVE en la Sagrera.
El otro gran proyecto urbanístico que sigue encallado, y que transformará 30.000 metros cuadrados, es el de las casernes. Acumula ya 13 años de retrasos. El plan prevé la construcción de un millar de viviendas y una docena de equipamientos. De momento solo se ha edificado una comisaría de los Mossos, una escuela y un centro sanitario. Otro problema que presenta la urbanización de las casernes es la presencia de legionarios. El Consorci de la Zona Franca les cedió hace años un espacio y allí siguen
Los retrasos también son sonados en la rehabilitación del canódromo de la Meridiana. Catalogado como Patrimonio arquitectónico de la ciudad, fue construido en 1964 para acoger carreras de galgos (hasta 2006). Debajo de sus gradas se ha construido un parque de investigación creativa, pero los vecinos de Congrés-Indians piden nuevos equipamientos. Entre ellos, una polideportivo y una biblioteca. Ahora es un gran solar, sin apenas sombras y con muchos perros. “El canódromo es el gran cagódromo de Barcelona”, denuncian los vecinos. El cierre de la prisión de Trinitat Vella y la pacificación de la Meridiana son otras reivindicaciones de sus vecinos, preocupados por el incremento de robos en la Maquinista. Mucho más ilusiona la recuperación de la Torre del fang, una masía de finales del siglo XIII-principios del XIV, y el futuro mercado de Sant Andreu, que coincide con la remodelación de Gran de Sant Andreu.
SANT MARTI: DE CAN RICART AL PUENTE DE SANTANDER
Según los datos facilitados por la regidora de Ciutadans, Marilén Barceló, y la consejera del mismo partido, Maria Eugenia Angulo, Sant Martí tiene un buen puñado de proyectos que acumulan años de retraso. Uno de los más importantes es la recuperación del recinto industrial de Can Ricart, en el Poblenou, donde la Universitat de Barcelona quiere poner en marcha un campus artístico, pero arrastra problemas de financiación.
Fábrica abandonada en los terrenos de Can Ricart.
El distrito también tiene pendiente de culminar la urbanización del 22@, con numerosos solares abandonados, y ejecutar la mayor parte de la obra de la biblioteca Gabriel García Márquez, en la confluencia de las calles de Concili de Trento y Treball. El equipamiento es un reivindicación del barrio de Sant Martí de Provençals desde hace más de 20 años. Los trabajos empezaron en 2019, con cuatro años de retraso, y habrá que ver cómo queda ahora el proyecto con los recortes por el covid. El coste es de 9,6 millones.
En el Camp de l’Arpa del Clot uno de los grandes déficit es la remodelación del parque de Can Miralletes como equipamiento de ciudad. También está pendiente de urbanizar desde hace años buena parte del frente marítimo de Sant Martí, al igual que la plaza de la Palmera, en el barrio de la Verneda i la Pau. A finales de 2019, el pleno aprobó la iniciativa ciudadana para la construcción del puente de la calle de Santander –también conocido como el puente de la Via Trajana-, pero las obras siguen sin empezar. La reforma es una reivindicación histórica que recogió 5.300 firmas de los vecinos. En el Besòs y el Maresme, los vecinos llevan décadas esperando la rehabilitación integral de decenas de bloques con aluminosis, la recuperación del antiguo cine Club Pedro IV como equipamiento y hacer accesible el Centro de Atención Primaria del Besòs.
SANTS-MONTJUÏC: EL DISTRITO MÁS GRANDE DE BARCELONA
El distrito de Sants-Montjuïc es el más grande de Barcelona en extensión porque incluye la montaña de Montjuïc. Esta vive al margen de la ciudad, con grandes equipamientos deportivos y culturales, pero con escasa vida ciudadana. El Ayuntamiento lleva años buscando unos solución definitiva, pero no la encuentra. Tres de los grandes problemas que presenta son la movilidad, la seguridad y la iluminación. Uno de los barrios que toca a Montjuïc es el Poble-sec. Convertida en una zona de moda, los precios de las viviendas se dispararon hace unos años y la inseguridad y la suciedad han tomado las calles. El último ejemplo es el centro de día de la calle de la Font Honrada, con usuarios que protagonizan peleas y actos incívicos casi a diario. El parque de les Tres Xemeneies necesita desde hace años una reforma que no llega, mientras la dejadez y grupos de indigentes han hecho suyo el espacio.
Foto exterior de Can Vies, en Sants, símbolo de resistencia de los okupas de Barcelona.
Uno de los proyectos futuros del distrito es la ampliación de la estación de Sants, que comportará la renovación de la plaza de los Països Catalans con más verde y menos movilidad. También está pendiente de hacer accesible el metro de la plaza de Sants. El Palau d'Esports, antiguo Barcelona Teatre Musical, espera salir de su letargo, igual que la Casa de la Premsa, pero lo cierto es que el Ayuntamiento no ha decidido todavía qué hará en ambos edificios. Otra situación enquistada es el futuro de la casa okupa de Can Vies. Xavier Trias intentó derribarla, pero desistió tras una oleada de violentos incidentes en la ciudad durante 2014. Ahora, uno de los proyectos que mayor oposición está generando es la construcción de un tanatorio privado, en pleno casco urbano, en el antiguo Happy Parc de la calle Comtes de Bell-Lloch.
Pendiente también está desde hace años la recuperación de la avenida del Paral·lel como arteria cultural. En la Magoria, en la Gran Via, el Ayuntamiento tiene que ejecutar un polo de equipamientos con instalaciones deportivas y sociosanitarios y vivienda pública. En el barrio de la Marina llevan años reclamando la reforma del paseo de la Zona Franca y la construcción de la piscina del polideportivo situado entre las calles de la Marina y del Bronze, y en la Font de la Guatlla, el vecindario pide desde tiempos inmemoriales una ludoteca.
SARRIÀ-SANT GERVASI: DÉFICIT HISTÓRICO DE EQUIPAMIENTOS
Si de algo se quejan en Sarrià-Sant Gervasi es que la etiqueta de ser, junto a Les Corts, el distrito más rico de Barcelona ha supuesto un lastre y una negativa constante para frenar inversiones municipales. La más escandalosa es la de la biblioteca de Sarrià, un equipamiento que los vecinos esperan desde hace 20 años y que se ha convertido en el cuento de nunca acabar. En principio, las obras debían comenzar a finales de este 2020, pero la presidenta del distrito, Eva Parera (Barcelona pel Canvi), no las tiene todas consigo y en el próximo pleno del distrito su partido preguntará cómo queda con los recortes por el covid.
El solar de la futura biblioteca de Sarrià
Otros problemas de años que presenta el distrito son el soterramiento del cableado de telefonía, principalmente en el barrio de Les Tres Torres, y la puesta en marcha de un servicio de limpieza especifico para Vallvidrera, el Tibidabo i Les Panes. Se trata de un barrio en plena montaña de Collserola en el que, cuando llueve, se producen desprendimientos. La zona también reclama desde hace unos años una mejor conexión con el centro de la ciudad con transporte público.
Buena parte de las residencias, escuelas o centros sanitarios del distrito son privados. La inversión pública en equipamientos ha sido muy escasa. La lista de edificios públicos reclamada desde las entidades es larga. En el barrio de Galvany llevan años luchando por una biblioteca que no llega. La idea era instalarla en la casa de Muñoz Ramonet, en la calle de Muntaner, pero el Ayuntamiento ya lo ha descartado. La sala hipóstila de los jardines de Ca n'Altimira, en la calle de Mandri, también sigue cerrada y sin un uso claro. Pero, sin duda, la palma se la lleva Dalmases, 63, sin proyecto definitivo a pesar de que el Ayuntamiento pagó 15,2 millones de euros por la compra de un bloque de pisos de lujo al que había dado una licencia de obras irregular. El consistorio tuvo que pagar las indemnizaciones de los vecinos y el derribo. Y el solar sigue vacío.