Los 'capgrossos' de White Rabbit Museum Barcelona

Los 'capgrossos' de White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Vivir en Barcelona

White Rabbit Barcelona, el museo sin sentido que fracasa en su experiencia de explicar las tradiciones catalanas

La exposición abrió sus puertas el 14 de mayo en las antiguas galerías Bulevard Rosa con el objetivo de informar sobre la cultura barcelonesa de una forma “divertida e interactiva", aunque para los locales deja mucho que desear

22 junio, 2024 23:31
Alba Carnicé Gala Espín

Atrás quedaron las grandes cristaleras con joyas que albergaban las galerías Bulevard Rosa. Ahora la entrada es de un color amarillo muy llamativo, con la sombra de un conejo dibujado. El White Rabbit (paseo de Gràcia, 55) nace con el objetivo de ofrecer “60 minutes of local culture experience”. Inspirado en el mundo de Alicia en el País de las Maravillas (de ahí el conejo), explica la cultura barcelonesa y catalana de una forma “divertida e interactiva”. La primera pregunta que se hace un local antes de entrar es '¿por qué un conejo y el cuento de Alicia?'. Hay que encontrarle un sentido. ¿Sencillo? 

La llamativa entrada advierte a los turistas que pasean por paseo de Gràcia. Entran con la idea de que conocerán la cultura barcelonesa más allá de la Sagrada Família o la Casa Batlló. ¿Lo hacen engañados? El recorrido de 10 instalaciones repasa las tradiciones catalanas como las fiestas de barrio, els gegants, los capgrossos, els castellers y la leyenda de Sant Jordi. Un popurrí de ideas que reclaman un hilo conductor.

¿Ideas sin sentido?

La sala Xivarri, obra de la artista Mina Hamada, da la bienvenida a los visitantes. En ella inundan infinidad de colores pastel que representan el confeti y las serpentinas propias de una fiesta de barrio. En medio de la sala gana protagonismo una figura abstracta en forma de dragón que saca fuego cuando aprietas un botón. En las paredes, figuras geométricas representan los castellers. Pero lo más sorprendente es cómo plasma un gegant. Si eres barcelonés, no creas que vas a encontrarte con un Jordi o una Violant d’Hongria (nombres de los gegants de la ciudad), sino con dos pies enormes. Más allá de esto, no se explica nada más sobre esta tradición.

El gegant en la sala Xivarri del White Rabbit Museum Barcelona

El gegant en la sala Xivarri del White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Siguiendo con cultura popular, la siguiente parada del recorrido son los capsgrossos, de Carles Piera. “Cada escultura tiene una identidad única que refleja la diversidad de las tribus urbanas contemporáneas en cualquier rincón de la ciudad” se detalla en la exposición. Y así es. No se puede negar que cada cabezudo es más original que el anterior, pero se echa de menos algún personaje ilustre que represente tradición e historia a la vez. Lo único interesante es que los visitantes pueden experimentar qué se siente estar dentro de un cabezudo.

Un visitante dentro de un cabezudo en el White Rabbit Museum Barcelona

Un visitante dentro de un cabezudo en el White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

El recorrido sigue por una de las figuras por excelencia de la catalanidad: el caganer. El museo reta al visitante a encontrarlo en un pesebre (un tanto minúsculo) para luego sorprenderle con un gigantesco caganer dorado que ocupa una sala entera. Sus autores Enric Plana y Carles Piera aseguran que esta instalación ha sido concebida para “dignificar la figura, resaltando su aspecto mitológico y mágico. Es un icono de la cultura catalana y se eleva a un nivel casi divino”. Aunque para los visitantes, más que alabarlo como algo casi celestial, es una figura divertida más a la que fotografiar y, cómo no, señalar su resultado.

El caganer de White Rabbit Museum Barcelona

El caganer de White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Del caganer se pasa a la sala de L’ou com balla, de Enric Planas. Esta manifestación, propia de la fiesta del Corpus barcelonés, se ha convertido con el paso de los años en un símbolo de la identidad festiva de la ciudad. Pero en el White Rabbit, “el huevo no tiene connotaciones religiosas, sino que simboliza la lucha por sobrevivir y la perseverancia. El agua, como fuente de vida, nos impulsa y nos sostiene, recordándonos que mientras nos sumerjamos en ella, encontraremos fuerza y vitalidad”. Visto esto, uno se pregunta: ¿qué aprenden, entonces, los turistas?

L'ou com balla de White Rabbit Museum Barcelona

L'ou com balla de White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

La experiencia inmersiva de la que alardea el museo no llega hasta la sala Farra. Las costumbres más modernas también están representadas con las fiestas de la mítica discoteca Razzmatazz. La exposición ofrece al visitante la oportunidad de escuchar música con unos cascos mientras lo envuelve imágenes de sí mismo reflejadas y creando composiciones visuales en constante cambio. Como si se tratase de una Silentparty, pero en un ambiente totalmente vacío en el que uno puede encontrarse incómodo. Desde fuera, la imagen de uno debe ser realmente vergonzosa.

Sala de Razzmatazz en el White Rabbit Museum Barcelona

Sala de Razzmatazz en el White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

De todo esto, lo más impresionante es la sala Esclat, una pieza audiovisual que reinterpreta a través de la inteligencia artificial tres elementos propios del arte y la arquitectura barcelonesa: los vitralls, el trencadís y las fuentes de Montjuïc. Una sala que quita el hipo y en el que el espectador se mimetiza con los sonidos y los colores que 'estallan' contra las paredes. Aunque esta parte del recorrido no explica nada relevante, merece la pena.

La Sala Esclat, en el White Rabbit Museum Barcelona

La Sala Esclat, en el White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

En White Rabbit también hay la sala de La Fura dels Baus, con réplicas de algunos de sus proyectos escénicos, empezando por una proyección del espectáculo inaugural de los Juegos Olímpicos de 1992, la Xarxa Humana o la Dona del Mil·leni. El recorrido se cierra con la sala Enxaneta, una instalación inmsersiva que, a través de las gafas de realidad virtual, el espectador puede sumergirse en la leyenda de Sant Jordi (sin princesa), ver cómo se “construye” un castell o danzar entre un correfoc.

A medida que uno avanza por el museo piensa sobre el sentido del recorrido. Cuando casi se tiene una respuesta, una sala lo vuelve a desestructurar todo. Como la sala Foc, de Vitamin Studio. Una sala llena de tiras led colgando que representan “la escenificación del fuego, el elemento primigenio de la iluminación que inspira mucho a trabajar en la transformación del espacio, donde la luz y el sonido se convierten en el vehículo de transmutación del entorno”. ¿Representa un correfoc?

La Sala Foc de White Rabbit Museum Barcelona

La Sala Foc de White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Sorpresa en el baño

El itinerario llega a su punto álgido con un WC. Dentro, un botón rojo espera a los visitantes. La sorpresa llega cuando se pulsa y de la nada se escucha un fragmento de la canción Saturday Fever Night. Sobre la tienda de recuerdos, no destaca de forma especial. Es una más de souvenirs modernos que no mantienen relación alguna con la tradición.

Al salir de la exposición hay que preguntar, de nuevo, sobre la razón del conejo y la relación con el cuento de Alicia en el País de las Maravillas. Señalan que responde a un toque de fantasía, aquel que conduce a Alicia a un mundo mágico. White Rabbit no quiere ser un museo al uso. Quiere diferenciarse del resto. Pero lo tiene complicado. Es otro museo más en Barcelona para turistas, que bajo la excusa de museo inmersivo (es el tema del momento) cobra una entrada de 20 euros para que el visitante salga como ha entrado, aunque con unas fotos divertidas para Instagram.

Turistas en la experiencia inmersiva de White Rabbit Museum Barcelona

Turistas en la experiencia inmersiva de White Rabbit Museum Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Sobre el museo y Bulevard Rosa

María y Quique Vives Ybern, propietarios del Bulevard, han emprendido el proyecto del museo tras varios traspiés. Cómo ya informó Metrópoli, primero quisieron traspasar el espacio a Decathlon y a diferentes sociedades inmobiliarias, pero todos los intentos resultaron infructuosos. Asimismo, intentaron unir el local con el inmueble adyacente, el Bulevard Dels Antiquaris, pero tampoco lo consiguieron.