Vuelven a la carga. Los vecinos del Raval (o más bien una asociación vecinal que dice representarlos a todos) protestan de nuevo contra la ampliación del Macba, que, según aseguran, obedece a intereses elitistas y no, como creemos algunos, a la necesidad de tener más espacio para sus exposiciones.
Ya pasó hace unos años, cuando todo se redujo a una reyerta pueril por la ampliación del museo: el nuevo edificio debía albergar, según la misma asociación de vecinos, un CAP muy necesario para el barrio. Seguramente lo era, pero no vi en su momento ni veo ahora la necesidad de demonizar el arte contemporáneo por su presunta condición de elitismo, pijería y despreocupación por las clases populares. Hágase el CAP. Amplíese el Macba. Las dos cosas no son incompatibles.
Ahora, igual que antes, la bronca es por el lugar en el que debería levantarse la ampliación, en la Plaça dels Àngels, a la que se le soplarían mil metros para la nueva ala del museo. Según los vecinos airados, tal cosa es intolerable porque en esa plaza se reúne la gente a tomar la fresca y no se les puede disolver para montar un chiringuito lleno de cuadros que nadie entiende o que podría haber pintado un niño de ocho años.
No sé si estos vecinos airados han entrado alguna vez en el Macba. Igual han pasado doscientas veces por delante y no se han sentido atraídos por la muestra de turno (como los patinadores de la entrada, que no piensan entrar ni muertos, a no ser que se les permita, es raro que no lo hayan solicitado, deslizarse por las rampas del museo, tan apetecibles para cualquier skater).
Sorprende (o no) esa actitud tan cerril ante un museo dedicado al arte contemporáneo, propia de otros tiempos, cuando eran legión los que ponían el ejemplo del niño de ocho años ante cualquier muestra de vanguardismo.
Señores vecinos, todas las ciudades mínimamente serias (e incluso Barcelona) disponen de un museo dedicado al arte contemporáneo, que no es la pijada clasista que ustedes creen, sino una evolución lógica de la museística, que no tiene porqué acabar en Goya o Picasso. Mientras haya artistas en activo habrá la necesidad de una institución que los acoja.
Tiene uno la impresión de que a los vecinos enojados, simplemente, se la suda el arte contemporáneo y puede que el arte en general. No veo que se haya hecho el menor esfuerzo en el Raval por acoger con agrado y hasta un poco de orgullo al Macba. Todo es siempre pensamiento negativo, desprecio de un oficio respetable y necesario e insultos para los que consideran que hay que tener un museo como el Macba. ¿Alguien de la asociación se ha planteado la posibilidad de reunirse con su director y abordar posibles planes conjuntos para el barrio?
Siempre se recurre a las auténticas necesidades de los vecinos, en vez de felicitarse porque su entorno fue elegido en su momento para acoger el Macba ¿A qué viene esa hostilidad hacia el arte más reciente?
Primero hubo bronca por el CAP (muy necesario sin duda) y ahora la hay por mil metros de una plaza que es como si se la robara el ayuntamiento, que ya no sabe qué hacer para amargarles la vida.
Alguien del consistorio debería convocar al líder de los vecinos airados para explicarle lo necesario para cualquier ciudad con pretensiones que es un museo dedicado al arte contemporáneo. Un poco de pedagogía, amigo Collboni. Y también, ¿para qué negarlo?, un poco de mano dura, que no podemos pasarnos la vida enfrentados a los enemigos de ese arte contemporáneo tan pijo según ellos, por lo que la ampliación del museo se hará peti qui peti.
Más que nada para combatir esa hostilidad interminable que practican los que les parece mal cualquier zona elegida para que el Macba pueda expandirse un poco.
Si cada vez que se plantea la ampliación, se sublevan los que exigen CAPS o supermercados o escuelas o lo que sea, no llegaremos a ninguna parte. Y si todas las protestas se basan en una falsedad como el supuesto elitismo pijo de ese arte contemporáneo que no entiende ni disfruta ninguna persona normal, apaga y vámonos.