Collboni encarga a Jordi Valls el impulso económico de Barcelona para romper con la era Colau
El ya alcalde de Barcelona desea generar una nueva dinámica, consciente de la necesidad de lograr la complicidad del sector emprendedor
18 junio, 2023 23:30Noticias relacionadas
El nuevo alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, es consciente de las carencias que lastraban el anterior equipo de gobierno municipal en Barcelona. Lo vivió en sus propias carnes, cuando sus interlocutores –en calidad de primer teniente de alcalde con Ada Colau—le pedían un mayor compromiso con el sector emprendedor de la ciudad. Y ha querido ponerle remedio. Incorporó en sus listas a Jordi Valls, un veterano gestor con una larga carrera tanto en el sector público como privado. Pero ahora lo nombra como el responsable de toda el área económica de la ciudad, y con el cargo de cuarto teniente de alcalde. En la práctica, Jordi Valls ejercerá de hombre fuerte del Ayuntamiento para el impulso económico de Barcelona.
Su apuesta es determinante. Collboni confía plenamente en Valls por su visión del sector público y su apuesta por el sector privado. A su juicio, lo que ha caracterizado a Barcelona desde los Juegos Olímpicos de 1992 es la colaboración público-privada, con una dirección desde el sector público, desde el consistorio, pero buscando luego las complicidades necesarias para atraer al sector privado. La beneficiaria de esa relación, según Valls, siempre es la ciudad en su globalidad.
El esquema de Collboni es claro. El equipo de gobierno que ha trazado tendrá cuatro grandes patas, siempre pensando, también, en la necesidad de incorporar –a medio plazo—el nombre que proponga algún socio de gobierno. Pero para iniciar el camino, con la “maquinaria a punto desde el primer minuto”, como insisten las fuentes socialistas consultadas, ha nombrado a cuatro tenientes de alcalde.
La primera tenencia de alcaldía es para Laia Bonet, al frente del área de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras, Movilidad y Vivienda. Son áreas sensibles, vitales ahora para los socialistas, después de la etapa Colau. En especial, urbanismo, que había manejado Janet Sanz, la lugarteniente de Colau. Para Collboni, esa primera tenencia de alcaldía sólo podía ser para Bonet, que ha acompañado de forma estrecha al dirigente socialista en los últimos dos mandatos.
La segunda es para Maria Eugènia Gay, con la responsabilidad sobre Derechos Sociales, Cultura, Deporte y Coordinación Territorial. Se trata de una apuesta personal, después de designarla como número dos en la lista electoral. La ex decana del Colegio de Abogados de Barcelona se entiende a la perfección con Collboni, quien valora mucho su capacidad de trabajo y de liderazgo.
La tercera pata, como tercer teniente de alcalde, es para Albert Batlle, que sigue al frente de Seguridad, junto con el área de Prevención, Convivencia y Régimen Interior. Batlle debe centrarse en una de las grandes prioridades que se ha marcado Collboni, la seguridad en la ciudad, más allá de la reducción de casos, sean hurtos, atracos o incidentes más graves. Es la percepción de inseguridad, también, que se ha instalado en la ciudad la que quiere combatir el alcalde socialista de Barcelona.
INTERLOCUCIÓN CON EL SECTOR PRIVADO
Y la cuarta es para Jordi Valls, que se convierte en el hombre fuerte de las cuestiones económicas, con el área de Economía, Hacienda y Promoción Económica, y también como responsable del distrito del Eixample. Se trata de la columna vertebral del equipo municipal, hombre de confianza, también, de Salvador Illa, el primer secretario del PSC. El interlocutor con el mundo económico, el que debe conseguir que en proyectos de ciudad se vaya de la mano, es Valls, que fue alcalde de Manresa; consejero del departamento de Trabajo e Industria en la Generalitat en el Govern de Pasqual Maragall; director del Port de Barcelona; responsable en el Grupo Agbar de la gestión, desde el sector privado, de filiales de la empresa en el Reino Unido y varios países de Latinoamérica, y desde 2020 ha sido director de Mercabarna.
Uno de los grandes problemas del anterior equipo de gobierno, con Colau a la cabeza, era, según Jordi Valls, “la desconfianza respecto al sector privado”, y eso implicaba “una falta de comunicación”. Cuando eso sucede, al margen de quién pueda tener razón en un determinado proyecto, “no se puede entender los intereses legítimos que puede tener el sector privado, aunque no los compartas”, señalaba en una entrevista en Metrópoli.
Uno de los proyectos en los que Valls cree que el Ayuntamiento se equivocó, y que el propio Collboni reconoció, es la reserva del 30% para vivienda pública en las promociones urbanísticas. Si no hay interlocución, si se imponen decisiones desde el Ayuntamiento, no acaban funcionando, según Valls. Y a eso se le quiere poner remedio.
El hombre de Collboni para ello es Jordi Valls, y Valls es plenamente consciente de ello, a pesar de las dificultades iniciales que supone comenzar a gobernar con diez concejales.